La inducción de Ucrania en la OTAN después de obligar a Rusia a volver a sus fronteras anteriores a 2014 ha sido el único objetivo estratégico que los líderes de la UE se han permitido contemplar desde la invasión de Rusia hace tres años. Por desgracia, mucho antes de la reelección del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, este objetivo se deslizó hacia el ámbito de la infacibilidad. Y era evidente hace tiempo.
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