-Afirma que "la vida pública adquiere un formato
doméstico: ya no hace falta salir a la calle para informarse de qué
sucede". ¿Qué ganamos y qué perdemos en ello?
-El cambio principal es que los seres humanos, gracias a las nuevas
tecnologías, podemos hacer cosas a distancia independientemente de donde
estemos y por lo tanto nuestras capacidades de acción han aumentado
enormemente. Por otro lado, no hemos perdido nada, podemos seguir
comunicándonos, viendo a la gente, hablando con todo el mundo... Otra
cosa es luego cómo cada cual se adapte y lleve esas tecnologías; si se
convierte en un adicto o se aísla sí que pierde cosas. Pero por el hecho
de que aparezca un teléfono uno no está obligado a tenerlo, a tener un
ordenador o un televisor. Con lo cual no ha desaparecido nada,
simplemente se abren nuevas posibilidades.
-¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en la
percepción de lo que somos y de lo que son los demás?
-Efectivamente hay varias posibilidades de expresarse. Uno sigue
siendo la persona de carne y hueso que vive en su ciudad o su pueblo,
pero además de eso puede tener otras personalidades y personajes
virtuales en Internet, construirlos, tener relaciones en el tercer
entorno. Es decir, que ha aparecido un nuevo espacio social donde las
personas tienen un montón de máscaras electrónicas que forman parte de
su propia identidad. Y un gran ejemplo es la televisión. Las relaciones
entre las personas a través de la televisión cambian radicalmente. Nos
da la impresión de que lo que sale en televisión es lo real, lo
importante. Es decir, todo lo que es la teleimagen, la telepersona -sea
a través de Internet o de la televisión o vídeos-, se impone a la imagen
de uno cada vez más, pero con esa posibilidad de tener varias
personalidades o lo que llamo el sujeto plural. Se trata de una
pluralidad de identidades frente a una única identidad.
"Hoy en día en la red económica telemática financiera se mueve la mayor
parte del dinero a lo largo de todo el planeta" |
-Y ese sujeto plural del que habla, ¿implica la
negación de la realidad?
-La mayor parte de la vida no transcurre en estos espacios
electrónicos. Por ejemplo, la media de ver televisión son cuatro horas
en España. Pero mientras la persona puede estar hablando, en familia...
es decir, que este tercer entorno se superpone a los otros. Influye el
tiempo que uno dedica a esta realidad virtual: si no duerme, está todo
el día viendo la tele, navegando por Internet o jugando a los
videojuegos, esta persona acaba enferma en muy pocos días. Para mí el
equilibrio de la persona está en participar de todo. Yo aconsejo un
tercio de tiempo para cada entorno: un tercio para la naturaleza, como
ir al monte, nadar, pasear; otro tercio para la ciudad, como andar por
las calles, alternar, hablar con los compañeros; y el último tercio, no
más de cinco horas y media al día, para los espacios virtuales. Ese es
el modelo de vida equilibrada que yo propongo, para vivir en estos tres
tipos de realidad.
-¿Diría que es democrático el espacio electrónico?
-La televisión, que forma parte del espacio electrónico, no es
democrática. No elegimos sus directivos, no votamos a los que dirigen
las cadenas o al que presenta tal programa. La televisión, sea privada o
pública, no es un sistema democrático en absoluto. Internet es más
democrático en el sentido de que uno mismo puede poner contenidos en la
web. Digamos que hay grados de democracia y en Internet también hay
poderes que tienen que ver con el acceso, con el control, con las
propias tecnologías. De hecho hay tecnologías que controlan a sus
usuarios. O sea que todavía habría que controlar a los "señores del
aire", que es como yo llamo a las transnacionales que tienen poder en
Internet, la televisión, la telefonía...
-¿Qué funciones realizan esos "señores del aire" a
los que se refiere?
-Los "señores del aire" son los que dominan, construyen,
desarrollan, mantienen e innovan en el ámbito de las nuevas tecnologías.
Por ejemplo quienes controlan las tarjetas de crédito -Visa, American
Express, Mastercard-son los que dominan la mayor parte de la circulación
del dinero. Las grandes empresas transnacionales que controlan los
flujos del dinero electrónico y las tecnologías que permiten las
transferencias interbancarias, controlan un ámbito importante de la
actividad humana. Luego están los "señores del aire" que se ocupan del
espacio militar y que son muy relevantes. Tienen un enorme poder como es
el espionaje, el control, las escuchas... Y luego hay aquellos que
vigilan la zona civil del espacio electrónico, que son los que controlan
cómo navega uno por Internet -los más poderosos serían Microsoft y
Google-, qué canal de televisión utiliza, a cuáles se conecta, a qué
teléfonos móviles llama uno... Son las grandes empresas que proveen el
acceso del servicio y que por lo tanto controlan también lo que hacen
los usuarios. Controlan desde el dinero electrónico a los informativos,
las noticias o los videojuegos. Pueden hacer estudios sobre las
costumbres, las preferencias de los usuarios... Entonces ahí se adquiere
un poder. No es un control directo, sino indirecto de mercado, que puede
convertirse en directo como bien se ha visto el 11-M o más recientemente
en Londres. En general el poder que tienen los proveedores de las
tecnologías sobre los usuarios es considerable y ésa es la razón de
fondo por la cual el espacio electrónico no es un espacio democrático
sino un espacio neofeudal, en el sentido de que hay feudos de la
información controlados por los grandes "señores del aire".
"Los ‘señores del aire’ dejan a nuestros cuerpos libres, pero no a
nuestras mentes. Eso es lo que les interesa controlar." |
-En este espacio neofeudal dominado por los "señores
del aire", ¿nosotros seríamos los vasallos? ¿Qué cuota estamos
pagándoles?
-Pagamos una cuota mental, es decir, nuestros hábitos mentales y de
comportamiento y las cosas que nos importan y nos interesan son las que
los "señores del aire" nos marcan con su impronta. Antes los señores
feudales marcaban al siervo con su sello. En este momento los "señores
del aire" lo que marcan no es el cuerpo sino la mente. Imprimen su
impronta, de tal manera que si uno está acostumbrado a una determinada
cadena de televisión, a usar un sistema de navegación, un sistema
operativo en Internet, una determinada consola de videojuegos o una
tarjeta electrónica, entonces buena parte de lo que hace habitualmente
en su vida está marcado por el "señor del aire". Este genera una nueva
tecnología y uno se tiene que adaptar a ello, cambiar de consola, de
programación... Digamos que la relación es de vasallaje mental. Los
"señores del aire" dejan a nuestros cuerpos libres pero no a nuestras
mentes. Eso es lo que les interesa controlar, orientar. Es una nueva
forma de poder, porque el tercer entorno sobre todo son mentes
interconectadas.
-¿Qué sería necesario para que Internet dejase de ser
tan neofeudal y se encaminase a una mayor democracia?
-Yo insisto en que lo más importante sería comenzar por la
televisión, porque es la nueva tecnología donde hay más usuarios, la de
mayor incidencia social y la menos democrática. Que los usuarios
pudiéramos elegir en el ámbito de las redes telemáticas y de dinero
electrónico, que tuviéramos derecho a que los datos de cómo usamos
nuestras tarjetas de crédito no sean usados, a elegir directamente a los
responsables de estas redes. Es decir, para que exista democracia en el
espacio electrónico hay que avanzar muchísimo. En cuanto a Internet, mi
idea básica para democratizar el espacio electrónico es construir
Telépolis aplicando la Declaración de Derechos Humanos de 1948 al
espacio electrónico.
"Algo con tanta incidencia social como la televisión, los cajeros de
dinero electrónico o Internet, es sin embargo un enorme artificio
completamente endeble y mantenido por los seres humanos" |
-La aparición de las redes telemáticas, ¿qué nuevas
realidades políticas y mentalidades sociales ha acarreado?
-El cambio mayor que ha traído es la ciberguerra o teleguerra, la
posibilidad de hacer la guerra a distancia, es decir, de controlar a
distancia artefactos armados o no, como pueden ser bombarderos,
satélites de comunicación, sondas espaciales... La segunda gran red
telemática es la financiera, por donde fluye el dinero electrónico,
conectan los bancos y las bolsas, por donde nos llega nuestra nómina, se
usan las tarjetas de crédito... Es decir, que ya hoy en día en la red
económica telemática financiera se mueve la mayor parte del dinero a lo
largo de todo el planeta. El tercer sector de cambio es el civil, la
sociedad que desde hace quince años se va incorporando a Internet.
-¿No nos estamos basando demasiado en un sistema
tecnológico totalmente endeble, donde un corte de electricidad es
suficiente para detenerlo?
-No sólo endeble sino inestable. El espacio electrónico es
completamente artificial, sostenido totalmente por los seres humanos con
un sistema muy complejo tecnológico que efectivamente requiere una
energía para su funcionamiento como es la electricidad. Con lo cual, si
no hay esa energía o se caen abajo las redes eléctricas entonces el
espacio electrónico se viene abajo con estrépito. En ese sentido da idea
de que algo con tanta incidencia social como la televisión, los cajeros
de dinero electrónico o Internet, es sin embargo un enorme artificio
completamente inestable, endeble y por lo tanto mantenido por los seres
humanos. Por eso es un espacio muy diferenciado. Uno construye una
ciudad o una casa y eso dura más o menos unos años, pero el espacio
electrónico hay que sostenerlo, mantenerlo activo y reestructurarlo cada
cinco años porque las tecnologías se quedan obsoletas y hay que
renovarlas. La sociedad de la información está continuamente en obras,
en renovación. Eso no tiene precedentes en la historia humana: construir
todo un espacio social enormemente rico, complejo, donde la gente
trabaja, hace negocios, desarrolla mil actividades y sin embargo con
construcciones que hay que renovar y mantener. Es otra de las
diferencias cualitativas del espacio electrónico con respecto a la
naturaleza y la ciudad. ∆