| |
MARZO 2007
Vicenç
Navarro
Economista
Quienes
piensan que la economía es una sucesión de datos y números, una ciencia
desconectada de las necesidades del más común ciudadano, nunca han leído
a Vicenç Navarro. A través de sus escritos se encontrarán con una
persona preocupada por mejorar el nivel de vida de los seres humanos,
harán las paces con la economía y volverán a creer que otro mundo es
posible. Así lo transmite en su nuevo libro, El subdesarrollo social de
España (Anagrama).
Texto: Marta Iglesias /Foto: Nan
La España del bienestar
V icenç
Navarro era originariamente médico. Trabajaba en una barriada de
Barcelona y su lucha antifascista le obligó a exiliarse a Suecia. Con la
ilusión de quien espera volver a reconstruir su país, se preparó con los
mejores economistas. Vivió luego en Londres y más tarde en Estados
Unidos, donde lleva cuarenta años impartiendo clases en la Johns Hopkins
University. Incluso ayudó a Hillary Clinton a diseñar un nuevo sistema
de salud, que fue vetado en el Congreso. Su exilio sólo se rompió en
1999, cuando volvió a su Cataluña natal, donde actualmente es profesor
en la Universidad Pompeu Fabra.
|
"Estamos cerca del 90% del nivel de riqueza europeo, en
cambio el gasto público es sólo del 60%. Hay un desfase de
70.000 millones de euros que no se están invirtiendo en
política social" |
-Según sus
cifras tenemos uno de los gastos educativos por alumno más bajos de la
UE, las pensiones de ancianos son de las más bajas , los jóvenes tienen
la tasa de desocupación más elevada, hay masificación en los servicios
públicos... ¿Por qué no salta este debate a la calle y se traslada a
política?
-En España el hecho de que el gasto público sea tan bajo explica que
haya un sector privado muy desarrollado, tanto en el área de las
escuelas privadas concertadas como en el área de sanidad privada.
Entonces el 30-35% de los ciudadanos que poseen la renta superior del
país, que tiene una enorme influencia mediática y política, no utiliza
los servicios públicos con la frecuencia que lo hacen las clases
populares, que son las que van a la escuela pública y a los servicios
sanitarios públicos. No sufren en primera instancia las grandes
deficiencias de los servicios públicos, y de ahí parte que no se refleje
en los medios de comunicación.
-¿Nuestro
Estado puede sostener más ayudas al sistema educativo y de sanidad?
-Sí. España ya tiene un nivel de desarrollo económico muy elevado,
porque ya estamos cerca del 90% del nivel de riqueza de la Europa de los
quince. En cambio el gasto público es sólo el 60%. Ahí hay un desfase
que supone 70.000 millones de euros menos que no se están invirtiendo en
política social. Lo que hay que hacer es varias cosas: una de ellas
corregir el excesivo fraude fiscal que existe en España y que según la
propia Agencia Tributaria alcanza un nivel de casi un 10% del PIB, que
es mucho. Segundo, hay que aumentar los impuestos. No de la mayoría de
la ciudadanía -que está en nómina y paga los tributos que le
corresponden-, sino que tiene que corregirse toda una serie de
desgravaciones fiscales que son muy regresivas y que implican una menor
inversión al Estado. Si usted analiza toda la política fiscal de
desgravaciones en cuanto a muchos items como la vivienda y otros
factores, resulta que el Estado no está recibiendo la contribución que
se debería aportar. En ese aspecto se tienen que corregir los agujeros
fiscales que existen y que crean un déficit de los ingresos al Estado. Y
tercero hay que ayudar a la integración de la mujer al mercado de
trabajo porque si España tuviera el porcentaje de mujeres en el mercado
de trabajo que tiene Suecia, tendríamos seis millones más de
trabajadoras, que pagarían más impuestos.
"La influencia de algunos lobbies, como la
industria farmacéutica,
determina que se haga un gran gasto en ellos"
-Paralelamente, usted suele comentar que existe dinero que se gasta en
sectores dominados por diversos grupos de interés que presionan al
gobierno. ¿Cuáles son?
-En ese aspecto la excesiva influencia de algunos lobbies
económicos, como la industria farmacéutica, determina que se haga un
gasto desmesurado en estos componentes. Por ejemplo el 20-25% del gasto
público sanitario va a farmacia, que es un porcentaje excesivamente
alto. Debería gastarse menos de farmacia -mediante la compra de
genéricos- e invertir más por ejemplo en servicios de atención
domiciliaria a personas con discapacidades, que en España está muy
retrasado. ∆ |
| |
|