Si no fuera porque el Brexit se produjo antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca tal vez me habría sentido inclinada a concluir que la sociedad británica no habría hecho otra cosa más que interpretar el signo de los tiempos.

Pero no, la secuencia se produjo a la inversa, primero el Brexit, y después Trump, así que lo único que se le podría achacar a la sociedad británica es una visión extraordinariamente lúcida acerca del repentino viraje proteccionista que el nuevo presidente de Estados Unidos imprimiría unos meses después a la anticuada economía mundial.

Será que, activando mi modo irónico, en Reino Unido renunciaron a un mercado económico común libre tanto de impuestos al comercio internacional, como de barreras a la movilidad de empresas y trabajadores, precisamente porque previeron la proximidad de un nuevo contexto de relaciones comerciales inexistentes entre los países y estados más próximos geográficamente.

No creo que nadie pueda tacharme de ignorante si admito que todo esto me resulta un poco más complicado de entender en una situación económica cercana al pleno empleo tanto en Estados Unidos como en Reino Unido. Así pues, me pregunto, ¿con qué mercado laboral piensan abordar en EEUU una política proteccionista que promete la repatriación de grandes empresas? ¿Cómo cubrirán las nuevas necesidades de mano de obra?

Uno de los menores problemas que todo este asunto acarreará será la consecuente revisión de los libros de texto. Allá donde se vayan las grandes empresas resultará necesario revisar el conocido dogma sobre el liberalismo,  a saber, que es la receta exclusiva para el crecimiento de la economía internacional. Sería feo no actualizarlos con redacciones más apropiadas como: “el proteccionismo es una política comercial que estimula la economía nacional”. Punto.

Pero si algo también es verdad es que el nuevo orden del comercio mundial podría constituir una oportunidad. Lo será para los que no hayan desarrollado aún su propio tejido industrial y puedan basar su nueva estrategia económica en el mercado nacional. Mas, ¿qué pasará con los que no puedan llevar a la práctica esta reacción en forma de respuesta? ¿Qué pasará con los que basando su sostenimiento económico principalmente en exportaciones a Estados Unidos, el ejemplo más claro es China, no puedan responder a este provocador y rotundo movimiento del alfil estadounidense?