Puede que no haya mejor expresión de rebelión lingüística en los tiempos que corren.

Piense usted en noticias relacionadas con encuestas electorales en las que “Vox se sitúa como tercera fuerza parlamentaria” y exclame a continuación: ¡Ni por el forro, ni por el forro!

Piense usted en la posibilidad, siempre acechante, nunca descartable, de que PSOE y PP se digan “no, pero sí” para continuar siendo los titulares del monopolio democrático de España y exclame a continuación: ¡Ni por el forro, ni por el forro!

Piense usted en ese sujeto, bienintencionado y estúpido a la vez, explicando que ninguna idea justifica, en ningún caso, nunca jamás, incluso bajo ninguna circunstancia injustísima o de legítima defensa, el derecho a la manifestación en su más estricto sentido, y exclame a continuación: ¡Ni por el forro, ni por el forro!

Piense usted en aquellos programas de entretenimiento que pretenden difundir ideas políticas recalcitrantes, estereotipadas y conservadoras  bajo un supuesto formato de televisión moderna, lúdica y festiva, y exclame a continuación: ¡Ni por el forro, ni por el forro!

Piense usted en la posibilidad de que los políticos constitucionalistas alguna vez hayan antepuesto sus principios más humanos y viscerales a ese concepto eufemístico denominado “asuntos de estado”, y exclame a continuación: ¡Ni por el forro, ni por el forro!

Piense usted en la corriente mediática que identifica la ley con un ente abstracto, sagrado, intocable, eterno, supremo, justo, bueno y bello situado por encima incluso de la armonía social y real de las personas y exclame a continuación: ¡Ni por el forro, ni por el forro!

Piense usted en todos los que arguyen que los movimientos por la España vaciada, feminista o ecologista están modernizando y haciendo de España un país más desarrollado, igualitario o sano medioambientalmente hablando y exclame a continuación: ¡Ni por el forro, ni por el forro!

Piense usted en los más reconocidos representantes cinematográficos, literarios, periodísticos, universitarios o científico-deportivos del mainstream cultural de España y en que hayan ascendido a la cúspide conservando la absoluta independencia de sus esquemas ideológicos y exclame a continuación: ¡Ni por el forro, ni por el forro!

Y exclámelo usted cuantas veces quiera. O lo necesite. Y exclámelo, a ser posible, con el mayor efecto práctico posible. En la mayor cantidad de escenarios distintos posibles. En su trabajo, en el mercado, en los servicios públicos o a la hora de votar. Libérese y eleve esa idea hasta lo más alto de su mente. ¡Ni por el forro, ni por el forro!