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Los abogados de Snowden: “No solo han escuchado a Rajoy o a Merkel, nos han escuchado a todos”

Entrevista Gonzalo Boye y Wolfang Kaleck, abogados de Edward Snowden

Ignacio Escolar

El abogado alemán Wolfgang Kaleck y el chileno Gonzalo Boye Tuset –forman parte del equipo jurídico que está trabajando a favor de Edward Snowden, exempleado de la CIA y la NSA que filtró a los medios de comunicación una importante documentación secreta que demuestra cómo funcionan los complejos sistemas de espionaje electrónico de Estados Unidos.

¿Cómo entráis a formar parte de la defensa de Edward Snowden?

Wolfgang Kaleck: Yo trabajo en el campo de litigio de derechos humanos desde hace muchos años y uno de los asuntos en los que participo desde hace una década es el tema de la represión por parte de los EEUU a partir del 11 de septiembre de 2001. A través de causas como la prisión de Guantánamo o los vuelos de la CIA entré en contacto con el American Civil Liberties Union (ACLU). Y es a través de esta organización, y del abogado Ben Wizner de la ACLU, como entro a formar parte de la causa de Edward Snowden, donde coordino un equipo de abogados europeos para trabajar en algunos asuntos europeos de la defensa de Snowden.

Gonzalo Boye: Wolfgang nos convocó a una reunión bastante discreta a un grupo importante de abogados. Todos nos conocíamos. Yo también llevo años trabajando con Wolfgang y con alguno de los abogados que forman este equipo en cuestiones relacionadas con los derechos humanos. A partir de esa reunión, empezamos a estudiar el tema y ver cuáles serían las aristas legales que esto tendría tanto en el conjunto de Europa como en cada país.

Wolfgang Kaleck: LOS focos principales PARA SU DEFENSA son los EEUU y Rusia. Uno es el país que persigue a Snowden y otro el que por ahora da refugio a Snowden. Pero nosotros estamos convencidos que los países de Europa deben jugar un papel en este juego y sobre todo tienen una responsabilidad, también una responsabilidad legal. No se trata solamente de que pueda pasar este verano en Rusia, sino de buscar una solución para Snowden a largo plazo, quizás en tres o en cinco años.

Gonzalo Boye: No es un proceso sencillo ni es una cosa que solo abarque a Snowden. Afecta a algo que es mucho más grave que su simple situación personal.

¿Cuál es la situación actual de Snowden en Rusia?

Wolfgang Kaleck: Su situación actual es clara. EEUU lo persigue. Si ahora lo detuviese, probablemente le esperarían muchos años de prisión. Por eso se fue y está como refugiado en Rusia. Estamos convencidos que su estatus como refugiado va a continuar, no sé hasta cuando, pero en los próximos uno, dos, tres años no veo un cambio en su situación. Él se queda en Rusia, los EEUU continúan persiguiéndolo, pero esperamos que en algún momento podamos encontrar alguna solución.

¿Qué pasaría si Snowden fuese extraditado a EEUU?

Wolfgang Kaleck: La situación ya ha cambiado mucho de 2013 a 2014 porque él es una persona libre y ha podido explicar sus motivaciones, organizar sus apoyos y cambiar el punto de vista de la gente incluso dentro de EEUU. Es una lucha política y para él y para nosotros es muy importante que Snowden siga teniendo voz y no quede recluido en una prisión de máxima seguridad y tenga que callarse. Podemos encontrar un paralelismo de cómo sería si fuese extraditado EEUU con la situación de Bradley Manning, ahora Chelsea Manning, que recibió primero un tratamiento inhumano en prisión y está ahora condenado a 30 años de prisión. Nuestra principal tarea es que Snowden no reciba un tratamiento así si es extraditado a EEUU.

La Fiscalía española ha dicho que el almacenamiento masivo de datos de telefonía de los ciudadanos no es un delito. ¿Por qué la Fiscalía no ha puesto en marcha una investigación judicial de lo ocurrido?

Gonzalo Boye: Nosotros hemos tenido conocimiento de esta postura de Fiscalía y creemos que básicamente se basa exclusivamente en un documento, un documento de un programa concreto que lo que pretendía era un análisis estadístico. Ahora, ese misma actuación de Fiscalía lo que sí dice es que se ha producido sólo en un mes en España un almacenamiento de más de 60 millones de llamadas, con sus correspondientes metadatos. Evidentemente si se han determinado los interlocutores de esas llamadas y, peor aun, si se ha establecido cuál es el contenido de esas llamadas evidentemente el informe de Fiscalía no sería válido en derecho español.

¿Tiene interés el gobierno español y la justicia española en investigar esto? Porque está reciente el incidente que hubo con Evo Morales, cuando la diplomacia española pensaba que en su avión viajaba Snowden hacia Latinoamérica e intentó registrar el avión. ¿Tiene interés el Gobierno español en colaborar en esta investigación?

Gonzalo Boye: El tema no es tanto el interés que pueda tener el gobierno como el interés que puedan tener los ciudadanos de cara a que se aclare qué se ha estado haciendo con nuestras comunicaciones y con nuestra privacidad. Evidentemente, el Gobierno español puede tener más interés en que no se aclaren los hechos que en investigarlos.

Wolfgang Kaleck: Es el mismo problema en todos los países de Europa. Hemos podido ver estos días que ni la fiscalía alemana, ni la austríaca y ni la española tienen mucho interés en investigar este tema. Es por dos razones. La primera, que no quieren enfrentarse a los EEUU; es lo de siempre, no quieren arriesgarse a tener ningún conflicto con los EEUU. Pero segundo, si van a investigar verdaderamente las actuaciones de la NSA en países europeos, tendrían también que investigar la colaboración de nuestros propios servicios secretos. Son nuestros servicios secretos en Europa los que, más o menos, realizan las mismas actividades que la NSA. Es un problema global pero con una responsabilidad especial de Europa.

¿Los documentos de Snowden demostrarían que ni en España ni en otros países europeos tanto la NSA como probablemente los servicios secretos europeos han cumplido con la legalidad?

Wolfgang Kaleck: Claro, pero también es así porque no existe un reglamento global o europeo. Es necesario que los juristas y los políticos actúen para solucionarlo políticamente y jurídicamente. Es una necesidad urgente. Si no se regulan, los servicios secretos hacen lo que quieren: no sólo los nuestros, sino también los servicios secretos de otras partes del mundo que son mucho peores que los nuestros.

Gonzalo Boye: Hay dos planos de discusión. Una es lo que ha sucedido, y lo que ha sucedido puede tener su exigencia de responsabilidad en el ámbito penal. Y otra: qué pasa de aquí al futuro. Para que esto no vuelvo a suceder habrá que implementar los mecanismos legales para impedirlo. Pero son dos fenómenos distintos y hay que abordarlos desde perspectivas distintas. Eso es lo que hace tan compleja la defensa de un caso de estas características.

¿Tiene Snowden más documentos en su poder además de los que hasta ahora se han filtrado?

Wolfgang Kaleck: Desde el primer momento, la primera semana en Hong Kong, Snowden organizó el acceso a los documentos de tal manera que otros tienen acceso y él no. Lo hizo así para su propia protección porque, claro, primero viajó a China, después a Rusia, y esos países tienen un interés en esa información. Pero Snowden también ha dicho que quiere que los medios tengan acceso a esa información e investiguen en base a esos documentos, y que la prensa confirme o desmienta los hechos que aparecen en esos documentos. Snowden no quiere que se publique todo o que eso ponga en peligro la seguridad de personas mencionadas en esos documentos.

¿Cuáles son los respaldos que está recibiendo Snowden para organizar esa defensa?

Wolfgang Kaleck: En EEUU tiene bastantes apoyos significativos. El ACLU es probablemente la organización de defensa de los derechos humanos más grande del mundo: tiene mucho apoyo y acceso al poder de EEUU por su trayectoria y su tradición. Están respaldando a Snowden los intelectuales críticos de EEUU, pero también la derecha libertaria estadounidense que no está de acuerdo con la actuación de la NSA. Y en Europa hay también bastante apoyo. En Alemania están algunos de los que cooperan con él, como la documentalista Laura Poitras, que estaba en Hong Kong, y también Jacob Appelbaum en Berlín. Sarah Harrison, la acompañante de los primeros meses de Snowden, se fue también a Berlín, que es uno de los centros donde la causa de Snowden tiene más respaldo. También hay apoyo en Francia, donde varios intelectuales firmaron un manifiesto dirigido al gobierno francés. Hay también iniciativas locales en ciudades como en Edimburgo, donde lo puso en marcha el rector de la universidad. Hay muchas iniciativas, y eso nos da la esperanza de que, a largo plazo, los políticos de nuestros países también cambien su opinión y se ocupen del tema. Pero necesitamos meternos en esa lucha política, los políticos no se van a mover si no hay presión por parte de los ciudadanos.

Hay un debate también sobre el marco legal para los whistleblowers como Snowden –quienes filtran información reservada a la opinión pública–. A diferencia de la prensa, que está protegida por su secreto profesional a no revelar sus fuentes, de las personas que filtran información como Manning o Snowden no cuentan con esa protección legal. ¿Cuál es el marco que regula a este tipo de personas? ¿Existe, debería crearse, vale el que ya existe para la prensa?whistleblowers

Wolfgang Kaleck: Hay una fecha importante, que es una audiencia en el Consejo de Europa en Estrasburgo que se celebrará dentro de pocos días. El Consejo de Europa –igual que pasó con otros temas, como los vuelos de la CIA– ha sido la primera institución que realmente está planeando una reforma legal a nivel europeo. El Consejo Europeo habla de un protocolo adicional al convenio de derechos humanos de Europa para proteger a los whistleblowers porque en nuestros países la protección es muy débil. Todos queremos a los whistleblowers de los países enemigos, de Rusia, de China; si llegan a nuestros países son unos héroes. Pero a los nuestros no los queremos para nada.

Gonzalo Boye: En España el marco jurídico es inexistente. De hecho hay importantes causas que se están siguiendo en este momento por delitos de revelación de secretos. Es decir, no solo no tienen un marco de protección, sino que aquellas personas que den un paso valiente, como el que ha dado Snowden o el que han dado otras personas, evidentemente hoy en día en España a lo que se enfrentan es a una posible pena de cárcel. En España por ejemplo lo estamos viviendo en estos momentos, con los correos de Blesa que eldiario.es publicó en su día. Pero evidentemente lo que plantea Wolfgang y lo que se está planteando el Consejo de Europa es dar una solución global que, en el caso español, implicaría también una reforma legal interna.

¿Cuáles son las implicaciones para España de lo que ya se ha publicado y ya se ha contado de las informaciones filtradas por Snowden?

Gonzalo Boye: Yo creo que la primera implicación es que los españoles ya sabemos que nuestras comunicaciones no eran secretas, no eran privadas. La segunda es tener claro que los servicios de inteligencia españoles y algunas empresas españolas han colaborado con agencias extranjeras para apropiarse de esos datos. Y la tercera es que, llegado el momento, probablemente tenga que haber una depuración de responsabilidades. El director general del CNI hizo una comparecencia en el Congreso que fue digamos testimonial o simbólica, porque eso no ha sido una comisión de investigación ni mucho menos. Y ahora la Fiscalía sale con lo que ya hemos visto, negando que haya delito alguno.

Además existe un seria contradicción entre lo que dice la legislación española sobre intervención de llamadas telefónicas y la práctica que ha tenido en España la NSA.

Gonzalo Boye: ¿Qué pasaría si en el domicilio de cualquiera de nosotros encontrasen los datos siquiera estadísticos de 60 millones de llamadas telefónicas? Evidentemente, eso implicaría una causa penal. Pero ojo, el documento al que hace referencia Fiscalía es solo durante un mes, es decir...

…60 millones en un mes. Es decir, que se espían todas las conversaciones telefónicas.

Gonzalo Boye: Por supuesto. Y los datos que ha analizado Fiscalía se refieren a un programa que es como la cuarta o la quinta parte de todo un sistema de análisis de las conversaciones telefónicas mucho más complejo. Yo creo que España está empezando a darse cuenta de este problema. La gente tiene que ser consciente de que cuando llaman a un amigo, a su marido, a su esposa… esa llamada ya no es siempre privada.

Wolfgang Kaleck: Es un problema técnico y político. Pero está claro que en nuestra época toda la comunicación electrónica corre el riesgo de ser grabada y eso pone en peligro a todos los whistleblowers del futuro que se comuniquen por métodos electrónicos. Hay dos soluciones: una es encontrarse en un parque como en épocas antiguas; la segunda es encontrar una manera de comunicarse sin ser grabado.

Pero, ¿existen mecanismos técnicos para evitar ese espionaje electrónico? ¿Existe software lo bastante seguro como para evitar que las comunicaciones sean grabadas?

Wolfgang Kaleck: Algunos expertos lo dicen, pero hay que tener dudas. Es una competición que nunca vamos a ganar. Esos servicios secretos, esos aparatos de seguridad, tienen recursos infinitos y quizás podemos durante un tiempo estar por delante de ellos. Pero, a largo plazo, nunca tenemos la seguridad de que nuestra comunicación no vaya a ser grabada. Hay que ser creativo.

Gonzalo Boye: Contextualizándolo con respecto a la situación española, los programas que estaban usando la NSA hacen parecer a Sitel como un juego de niños. Es decir, la capacidad técnica que desplegaban, y que despliegan, y que seguramente seguirán desplegando mientras no se cambie el marco normativo, han dejado al descubierto datos absolutamente transcendentes de la vida de millones de personas. No solo se ha escuchado a Lula, al rey, a Rajoy o a Merkel. Se nos ha escuchado a todos.

¿Cuáles son los siguientes pasos en vuestra estrategia jurídica?

Wolfgang Kaleck: Estamos trabajando para que Snowden pueda viajar a nuestros países. Ahora no tiene seguridad en ningún país europeo: corre el riesgo de ser detenido y extraditado. Pero esa situación puede cambiar. Es una lucha política primero y también es una lucha jurídica. Porque muchas de las decisiones en el campo de whistleblowers, de sus extradiciones, son en primer lugar unas decisiones políticas. Nosotros tenemos que organizar un apoyo para él, pero al mismo tiempo tenemos que tener una solución jurídica preparada. Pero, tengo que repetirme, los lugares principales son por ahora EEUU y Rusia.

Gonzalo Boye: Nosotros lo que hemos estado básicamente es analizando y preparando otro escenario, pero como dice Wolfgang, en estos momentos la principal prioridad es asegurar su permanencia en Rusia y tratar de ir afinando o adelgazando la situación en EEUU sin perjuicio que, como dice él, hay que estar preparados cualquier eventualidad. Esta no es una defensa de un juicio de faltas, es una defensa de un proceso de largo recorrido que, como bien ha dicho Wolfgang, tiene un parte política muy importante. Es una carrera de largo recorrido e implica mucho estudio y mucho trabajo para que salga bien.

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