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Bush no es el Diablo y reporteros despedidos del Herald

Fuentes: Progreso Semanal

El Presidente George W. Bush NO es el Diablo. No es tan inteligente. Sí parece estar rodeado de varios de los ayudantes del Diablo. Al mismo tiempo, el Presidente Hugo Chávez no debía rebajarse tanto al referirse a su némesis norteamericano. Especialmente si se considera que estaba delante de una audiencia mundial en Naciones Unidas. […]

El Presidente George W. Bush NO es el Diablo. No es tan inteligente. Sí parece estar rodeado de varios de los ayudantes del Diablo. Al mismo tiempo, el Presidente Hugo Chávez no debía rebajarse tanto al referirse a su némesis norteamericano. Especialmente si se considera que estaba delante de una audiencia mundial en Naciones Unidas.
 
Pero que no quede duda que Chávez tiene toda la razón de estar disgustado con los líderes norteamericanos. Desde que ganó la presidencia, EEUU ha tratado de ponerle obstáculos a cada paso. Líderes de EEUU han decidido que a pesar de que ganó unas elecciones no se ha vuelto su títere, algo a lo que se han acostumbrado en Latinoamérica: él no gobierna de la manera en que ellos querrían que lo hiciera.
 
La culminación de las acciones de EEUU puede haber ocurrido el 11 de abril de 2002, cuando un golpe militar derrocó al líder venezolano por unas 36 horas. Aunque el gobierno de EEUU niega haber tenido conocimiento del complot, gran parte de la información dada a conocer muestra que la inteligencia norteamericana sabía que un golpe era inminente. De una u otra forma, y es como voy a interpretarlo, implicaba una aprobación tácita.
 
A menudo critican a Chávez por usar la riqueza petrolera del país para educar y llevar el cuidado de salud a la mayoría olvidada de Venezuela, los pobres. Sus detractores aseguran que juega a la política usando los petrodólares de su país. He tratado de examinar este argumento desde todos los ángulos. Hasta el momento sigo llegando a la misma conclusión: quisiera que más países –incluyendo el mío– y sus políticos comenzaran a utilizar más de las riquezas del pueblo en beneficio de las masas. Por tanto, me quito el sombrero ante Chávez. Y si está jugando a la política, entonces ojalá que siga jugando…
 
El invierno pasado Chávez hizo que los políticos norteamericanos y muchos de los intereses especiales que los apoyan lucieran muy mal cuando suministró combustible menos caro a algunas comunidades del nordeste para enfrentarse a las bajas temperaturas. «Los pobres» que normalmente hubieran tenido que soportar el frío glacial recibieron un respiro de parte de un político que politiqueó a favor de ellos. ¡Qué horror!
 
Al final, al igual que en Cuba y en muchos otros países de todo el mundo, me gustaría que EEUU no interfiriera con su enorme poder en esos lugares y respetara conceptos tales como soberanía y autogobierno, palabras que utiliza mucho de dientes para afuera.
 
EEUU podría aprender muchas lecciones de políticos como Hugo Chávez.
 
No solo los reporteros debieran ser despedidos del Herald
 
No puedo creer que aún estemos discutiendo en Miami el despido de tres reporteros de El Nuevo Herald a los que también les pagaban para trabajar Radio y TV Martí (instrumentos de propaganda hacia Cuba del gobierno). Todos los medios cubanos de radio y TV de Miami aún tienen a los tres reporteros despedidos como tema de discusión diaria. El reportero de The Miami Herald que los descubrió ha sido amenazado, a veces de forma física, de ser simpatizante de Castro, comunista o peor…
 
Lo cierto es que cualquiera que haya estudiado en Estados Unidos en una escuela de periodismo que valga la pena sabe que los tres merecieron ser despedidos. Pero debiera haber sucedido más. Los editores y directores de The Miami Herald y El Nuevo Herald han sabido de este doblete de reporteros de El Nuevo Herald al menos desde 2002. En mi opinión, ellos también merecen que se les despida.
 
En realidad el hombre que comenzó esta moda de mezclar la dirección de un periódico con el negocio del gobierno, el ex director Alberto Ibarguen, se ahorró el mal rato cuando prefirió un trabajo más seguro repartiendo dinero en la Fundación Knight en Miami, una organización cuya misión incluye, por cierto, mejorar el periodismo en todo el mundo. Personalmente, yo hubiera comenzado con él cuando él dirigía The Miami Herald. Pero supongo que eso es agua pasada.
 
Históricamente, la separación de la prensa y el gobierno proviene de cuando se fundó la república. La implementación inicial de la Primera Enmienda, que a menudo parece pasar por tiempos difíciles en el área de Miami, juega un papel importante en la separación de poderes como primero se diseño. Las teorías y conceptos de la separación, entre otras cosas prensa y gobierno, también pueden ser atribuidos a pensadores políticos tan renombrados como Montesquieu y Rousseau. En otras palabras: el concepto de separación de poderes es tan viejo como el país.
 
Se supone que la prensa en Estados Unidos desempeñe un papel conocido como el Cuarto Estado -término de origen francés. Uno de nuestros muchos trabajos como medio de comunicación es el de vigilar al gobierno. Durante la última década este papel parece haberse debilitado.
 
Citaré de la Enciclopedia Wikipedia de Internet, que lo resume eficazmente, al decir:
 
«Durante las últimas décadas se ha establecido muy bien que los grandes conglomerados de los medios han influido tremendamente en la prensa al editorializar las noticias reportadas. Esto se ha logrado por medio de la adquisición de varias entidades noticiosas, las cuales han perdido su autonomía e imparcialidad. Es bien sabido que los Conglomerados de los Medios son firmes partidarios de varios funcionarios gubernamentales. El patrón de desempeños pasados ha indicado que la editorialización del conglomerado generalmente ha sido a favor de tales funcionarios. Esto ha provocado cierto deterioro en la ‘voz del pueblo'».
 
La mayoría de los mismos medios cubanos de Miami que diariamente critican la influencia del gobierno y su interferencia en la prensa en Cuba han puesto ahora el grito en el cielo como resultado de los despidos en El Nuevo Herald. Creo que es hora de preguntar: ¿cuál de las dos posiciones? No se puede estar a bien con Dios y con el Diablo.