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La prensa isleña contra la reivindicación laboral de los docentes canarios

Cuando la pluma se convierte en serpiente

Fuentes: Canarias-semanal

Se refiere nuestro compañero Arturo Inglott – en su artículo «Los cincuenta y nueve segundos de gloria de Milagros Luís Brito», publicado en Canarias-semanal.com – a la «flojera intelectual» de los periodistas que interrogaron a la Consejera de Educación en la edición canaria del conocido programa de debate político que se estrenó el martes 16. […]

Se refiere nuestro compañero Arturo Inglott – en su artículo «Los cincuenta y nueve segundos de gloria de Milagros Luís Brito», publicado en Canarias-semanal.com – a la «flojera intelectual» de los periodistas que interrogaron a la Consejera de Educación en la edición canaria del conocido programa de debate político que se estrenó el martes 16. Y, ciertamente, no se puede negar que le asiste la razón al poner de manifiesto la mediocridad mostrada, en términos generales, por los seis profesionales invitados a dicho programa. Causó cierto sonrojo, sin ir más lejos, observar cómo ninguno de ellos fue capaz, siquiera, de acudir a la cita pertrechado con algunas de las múltiples perlas mediáticas ofrecidas por Luís Brito en los últimos tiempos. O de proporcionar algunos de los datos sobre los recortes efectuados por la Consejería de Educación a los que – apropiadamente – alude Inglott en su texto. Sin embargo, parece oportuno señalar, igualmente, que la consejera no estuvo protegida sólo por la «flojera» del personal. Si, pese a su evidente falta de recursos dialécticos, Milagros Luís Brito pudo salir airosa del envite fue también por la simpatía o comprensión con la que la mayoría de sus entrevistadores del pasado martes juzgan su contundente rechazo a las reivindicaciones del profesorado canario.

Un caso que merece especial atención a este respecto es el del peculiar director de La Provincia Ángel Tristán Pimienta que, de manera recurrente, reserva algunas páginas de este diario para atacar a los docentes con similares dosis de mala baba e irracionalidad. En la emisión de 59 segundos, Tristán Pimienta rompió el fuego en el tema de la Homologación salarial, afirmando que en medio de la grave crisis que sufrimos la pretensión de los profesores se encuentra totalmente fuera de lugar. Se trataba de la versión light -suavizada especialmente para la televisión – de las opiniones que había expresado unos días antes en su habitual columna Apuntes, bajo el título Discursos atrasados. En ella, Tristán iba bastante más lejos y aseguraba que los maestros, además de tratar a padres y alumnos como «carne de cañón», faltaban al respeto de manera intolerable «a esas decenas de familias que este año quedarán sin empleo, y a los que en unos meses quedarán sin las prestaciones del paro». «Cada vez son más – escribía airado el periodista – «las personas que luchan por una homologación fundamental: tener un puesto de trabajo seguro de por vida, y sea cual sea la evolución profesional o intelectual o la calidad del producto».

Así, para atacar discursos supuestamente atrasados, el director de La Provincia volvía a esgrimir el viejo discurso del patrón: las cosas son como son y si no le gustan recuerde usted que la cola del paro está repleta de desesperados que querrían estar en su lugar. Claro que esta útil libertad de contratación y despido que precisa -dicen- el buen funcionamiento de la economía puede ser lesionada por la acción de sindicalistas revoltosos. Especialmente, si éstos representan a desvergonzados que han logrado acceder a un puesto de trabajo fijo.

Pero como saben bien todos los que tienen que lidiar en el mercado de trabajo – y no sólo en tiempos de crisis – esta «lógica del poder» vale igualmente para cualquier categoría de empleados, incluidos los inmigrantes explotados por su situación jurídica irregular. Porque, al fin y al cabo – podría concluir Tristán Pimienta si fuera capaz de hacer tal cosa a partir de sus propias premisas – sería una falta de respeto a los migrantes que en estos momentos navegan en pateras rumbo a Europa que los ya instalados en España se plantaran un mal día dejando, por ejemplo, que las cosechas se pudran en los campos, si el empresario de turno «no se rinde incondicionalmente y acepta sus reivindicaciones». (1) No nos gustaría estar en el pellejo de algún joven periodista de La Provincia que, alentado a pedir un aumento de sueldo por el imperativo de tener que hacer frente a la inflación galopante, se encontrara no sólo con la negativa del director, sino con el severo reproche de éste por su falta de respeto al 20% de la población canaria que vive por debajo del umbral de la pobreza. Justamente en esta falta de «solidaridad» -dirían posiblemente Tristán Pimienta o el patrón – hay que buscar el origen de todos los males. Porque, cómo vamos a levantar el país si cada cual piensa sólo en sus derechos, en pagar sus facturas y demás minucias individualistas.

Por su puesto, también hay quienes se empeñan en reflexionar sobre estas cuestiones – sobre nuestros problemas locales, la crisis y sus conexiones – empleando algo más que la sinrazón de los que tienen la sartén por el mango. E incluso algunos se atreven a aventurar otras maneras de afrontarlas. Para estos «intelectuales de tres al cuarto», y para todos los que aún preferimos el viejo razonamiento lógico a su interesada «lógica del poder», Ángel Tristán Pimienta también tiene algunas respuestas. Dice el director de La Provincia que está fuera de toda discusión que: «Las cosas son como son, y a pesar de que sea muy interesante y científico debatir sobre las causas, y hasta sobre quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos, la bola de nieve sigue creciendo cada hora…». Afirma también Pimienta – cuya supina ignorancia y desprecio por la inteligencia le permiten, como se observa en la cita anterior, equiparar y despachar en una frase ciencia, metafísica y hasta teología – que «la realidad no se puede borrar ni con actitudes ‘revolucionarias’ e insumisas, pura extravagancia, ni con la anacrónica demagogia del trasnochado sindicalismo bla, bla, bla».

Y cualquier intento de interpretar esta realidad con los modestos instrumentos de la ciencia, o de intentar modificarla, será también para Tristán Pimienta – suponemos – obra de «iluminados» decimonónicos que no conocen que «el mundo mundial va por otro camino». Porque para personajes de esta calaña, como para el Humpty-Dumpty de «Alicia a través del espejo», la cuestión no es acercarse a la verdad o defender lo que se considera justo. La cuestión es, sencillamente, «saber quién es el que manda».

Notas:

(1) Esto es, justamente, lo que -según Ángel Tristán Pimienta – pretenden los docentes canarios: lograr que el Gobierno autonómico y todas las fuerzas políticas parlamentarias se «rindan incondicionalmente y acepten sus reivindicaciones». Para lograrlo -afirma el director de La Provincia – los profesores no dudan en «amenazar» al Ejecutivo «con un boicot general», usando a padres y alumnos, tal y como hemos apuntando, «como carne de cañón». ‘Discursos atrasados’. 4 de septiembre de 2008.