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Ecología de medios. Efectos de las TIC en la comunicación primaria

Fuentes: Rebelión

1. Desde la época de la Ilustración la idea dominante del pensamiento occidental es que la ciencia y la tecnología, junto con la propiedad privada y la economía de mercado, producen dos tipos de libertad: a) libertad de los estragos de la naturaleza, y b) libertad para apropiarse y manipular racionalmente la naturaleza para incrementar […]

1.

Desde la época de la Ilustración la idea dominante del pensamiento occidental es que la ciencia y la tecnología, junto con la propiedad privada y la economía de mercado, producen dos tipos de libertad: a) libertad de los estragos de la naturaleza, y b) libertad para apropiarse y manipular racionalmente la naturaleza para incrementar «la riqueza de las naciones».

En consecuencia, si la tecnología ayuda contra las fuerzas de la naturaleza y cede a la racionalidad científica y capitalista, los seres humanos se verán libres de un trabajo duro y penoso. El propio Marx aceptó esta idea de progreso, de ahí que se le haya calificado de «auténtico heredero de la Ilustración».

Pero este optimismo frente a la ciencia y la tecnología lo han contestado, entre otros, ecologistas, feministas y algunos economistas críticos que consideran que, aunque el futuro depende de la tecnología, gran parte de la tecnología capitalista se traduce realmente en una fuerza de opresión, explotación y destrucción. Señalan que esta tecnología, o al menos el uso capitalista que se hace de ella, no ha liberado a la especie humana de las fuerzas ciegas de la naturaleza ni de la penosidad del trabajo, sino que más bien ha degradado a ambos.

2.

Por ecología de medios se entiende la participación de los medios en la biosfera y el análisis de sus consecuencias para el desarrollo individual, grupal y social. El enfoque ecológico de la investigación medial, y en particular de las TIC, indaga los costes sociales de éstas y sus efectos en la comunicación primaria. Se trata de un aspecto poco estudiado

Como los cambios tecnológicos afectan también las relaciones sociales, vale decir, comunicativas, no pueden analizarse únicamente desde una perspectiva económica o economicista. Hay que cuestionarse también si las nuevas tecnologías afectan negativamente a determinadas formas de vida, si únicamente son destructivas en relación con la contaminación del planeta y el nivel de producción, cómo alteran la conducta y naturaleza humanas, etc. Y también si la «industrialización del trabajo mental» no supone una amenaza seria para la sociosfera.

3.

Las intervenciones tecnológicas en la esfera de la comunicación tienen consecuencias para los individuos y para la sociedad. La actual reorganización de las comunicaciones, calificada incluso de «revolución comunicacional» por algunos, presenta las tendencias siguientes: 1) la sociedad dispone de más aparatos técnicos, de más comunicación técnicamente difundida y canalizada; y 2) de más información. Pero también se levantan cada vez más voces que, precisamente por eso o por el uso que se hace de esas TIC, afirman que 3) cada vez hay menos contactos personales, menos comunicación primaria. Se altera la relación entre la función informativa y la función socializadora de la comunicación. Más aparatos tecnológicos y más informaciones suelen traducirse en simple lujo de las pocas sociedades avanzadas y ricas del Primer Mundo respecto de las muchas atrasadas y pobres del Tercero. La reducción de los contactos personales, esto es, el aumento de la soledad, afecta siempre a la salud mental.

En la comunicación humana no sólo interesan los aspectos cuantitativos, los valores de cambio, sino también los cualitativos, los valores de uso, los que, en última instancia, afectan la calidad de vida. De ahí el interés por sensibilizar la percepción para las necesidades comunicativas, cómo orientar la acción comunicativa de modo que no sólo tenga en cuenta el aspecto tecnológico, sino también el espiritual, social y ecológico.

4.

Se afirma, con razón, que una sociedad es como se comunique. Dada la índole social del ser humano, la relación comunicativa, dialógica, con el otro es consustancial a su existencia, a su calidad de vida. Por eso, cuando la tecnología y los medios masivos sustituyen las relaciones sociales, se tiene una relación parasocial, incompleta, insatisfactoria. Se tiene entonces la comunicación paradójica de la asistencia psicológica a través de los medios, del teléfono (de la esperanza, por ejemplo), horóscopos, tarots,, etc. Por eso hay que reflexionar sobre las nuevas realidades mediales, sobre el empleo de los medios por los receptores y, viceversa, de los receptores por los medios.

En este contexto interesa cómo puede desarrollarse la comunicación bajo las condiciones de los sistemas tecnológicos, o qué condiciones espaciales, sociales y temporales se requieren para poder adquirir competencia comunicativa bajo las condiciones de sistemas tecnológicos avanzados. La competencia comunicativa comprende, en lo esencial, lo siguiente: capacidad para percibir el entorno natural y social y expresar las necesidades propias en interacción con los de otros. Esto presupone experiencias correspondientes en situaciones sociales y espacios experimentales.

5.

Con el desarrollo de las infraestructuras que transportan bienes inmateriales, las tecnologías de la información y la comunicación, se crean espacios inmateriales, espacios de experiencia que sólo se dan en la imaginación. Eso que se denomina realidad virtual. Se pierde con ellas el lugar, el tiempo y la sensorialidad, esto es, tiene lugar una descontextualización de la información y la comunicación.

Las posibilidades perceptivas, extraordinariamente ricas y complejas, se aprovechan en una parte mínima. De ahí que se hable de la desmaterialización o pérdida de la sensorialidad de las experiencias con la aplicación de las tecnologías. Las experiencias directas se reducen a experiencias mediadas y mediatizadas.

Por la biosfera se sabe que muchas intervenciones puntuales en los contextos naturales pueden desembocar en efectos de inversión. Cuanto más se apliquen las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) o los medios en la comunicación cotidiana tanto más se reforzarán los procesos de decontextualización, de pérdida de lugar, tiempo y sensorialidad en la comunicación y en la experiencia.

Dónde y cómo se busquen los peligros de esta evolución depende, a su vez, de los intereses específicos. Así, por ejemplo, tiene sentido analizar sus repercusiones en las estructuras de poder y dominio y en la organización de la sociedad.

6.

Por las teorías de la socialización y de la psicología social se sabe lo esenciales que son las relaciones comunicativas para la formación de la identidad, la capacidad de relacionarse con otros y la competencia comunicativa. La salud mental y la capacidad para delimitar el trato con otras personas y declararse solidario con ellas, todo esto se aprende en la interacción directa con el entorno natural y social. Y esto no puede hacerse de forma abstracta o medial, sino que implica acción directa en el aquí y en el ahora, interacción directa en un espacio y en un tiempo dados, con el concurso de los sentidos y de las posibilidades expresivas. Requiere la calidad especial del intercambio directo, del principio dialógico. Requiere el espacio de la experiencia sensorial concreta; la comunicación contextualizada y situacional. Exige la respuesta, la reacción humana, que amplía la visión, la comprensión individual del entorno social y del mundo.

Pero para desarrollar y practicar esta actividad se requieren condiciones básicas externas en las que puedan desplegarse. Es menester el entorno natural y social vivo, en vez de los sistemas tecnológicos rígidos en los que los seres humanos están fijados en el sentido del diálogo persona-máquina. Requiere espacios sensorialmente perceptibles en donde pueda desplegarse la profusión social y humana del instante. Se trata de «lugares del tiempo», lugares del encuentro, de entrar en contacto.

Si se piensa que el ser humano es, en gran medida, producto de la comunicación, gracias a la cual compensa sus carencias afectivas y cognitivas, si se tiene en cuenta, por tanto, que necesita la comunicación con los demás en el trabajo cotidiano, en público y en la vida privada, se reconocerá la importancia de los lugares del tiempo como espacios de la comunicación.

7.

Cada cual puede experimentar por sí mismo, la ola de desregulación, esto es, privatización, de apropiación de lo público por el capital privado, que afecta a ámbitos cada vez más numerosos de la vida y de la sociedad. La privatización de los espacios públicos equivale a una expropiación del ciudadano, por suponer siempre una limitación al uso público, esto es, del pueblo.

La democracia, como sistema abierto, implica necesariamente espacios abiertos, a los que todos pueden acceder. El espacio público debe ser del público, o mejor dicho, de los públicos, el lugar de encuentro del pluralismo y de la interacción social. En este sentido, los espacios públicos tienen gran importancia para el disfrute y uso colectivo del tiempo libre, de la comunicación, del consumo de cultura, del asueto y esparcimiento, etc., en suma, la vivencia colectiva de las cosas. A través de ésta se descubre lo que se tiene en común con el otro y, por ende, se fomentan los sentimientos democráticos y solidarios. De ahí que reducir y privatizar los espacios públicos equivalga a mutilar las potencialidades humanas y a empeorar la calidad de vida.

Ante esta creciente mutilación de los aspectos más humanos de la comunicación, la relación e interacción directa entre las personas, cabe preguntarse, primero, ¿qué hacer? y, segundo, ¿qué investigar?

8.

El interés ecológico de la comunicación no debe entenderse sencillamente como descriptivo. Se sustenta más bien en la sospecha de amenaza que se deriva de las experiencias efectuadas hasta ahora por la tecnología. Estas dicen que todo tipo de innovación tecnológica no sólo conlleva efectos deseados y sorprendentes.

De ahí que las tareas de una ecología de la comunicación estriben en:

1) Desarrollar tesis teóricas sólidas que puedan servir de principios reguladores de toda actuación comunicativa, así como de baremo para investigar las formas y sistemas de la comunicación humana.

2) Obtener conceptos prácticos para la comunicación ecológica: cómo, cuándo, dónde, por qué pueden o no pueden utilizarse las TIC a corto y a largo plazo para incrementar la calidad de vida, el bienestar del ser humano, la riqueza social.

3) Descubrir las contradicciones de los sistemas actuales de comunicaciones y apuntar vías para superarlas.

9.

Si el ser humano es la medida de todas las cosas, la investigación debe abordar los desafíos de las teorías sistémicas y preguntarse:

1. Qué cambios sufre la comunicación humana a través de crecientes procesos de informatización y tecnificación.

2. Qué lugares importantes del tiempo tiene la sociedad en el sentido de lugares de la comunicación. ¿Corren peligro de desaparecer, y si es así, se pueden conservar o crear otros nuevos?.

3. Dónde residen las fuerzas motrices (impulsos) esenciales para el cambio de la comunicación y a qué intereses sirven.

4. Qué medidas organizativas, institucionales y tecnológicas son necesarias para lograr la comunicación deseable.

5. Cómo puede impedirse que la comunicación se convierta en objeto de dirección y regulación tecnológica, para que no nos desplacemos hacia una «cibernocracia» y, por tanto, sucumbamos a la comprensión mecanicista de la comunicación.

10.

Lo enriquecedor es la diversidad, no la uniformidad. La multiplicidad de medios no es sinónimo de pluralidad de opiniones. ¿De qué sirven cientos de periódicos, emisoras de radio, canales de televisión, et., si todos ellos expre4san la misma opinión? Si todos defiende la preservación de las condiciones reinantes y ninguno cuestiona la organización social existente, ni plantea su superación por otra amás humana, democrática, libre?

El criterio de progresividad (de desarrollo sano) de una sociedad no puede medirse por su mera capacidad de produ­cir bienes per capita, sino por su ade­cuación para fomentar el desarrollo de la acción y experien­cia de sus individuos de modo que repercuta sobre la organi­zación social, haciéndola más apropiada para favorecer, a su vez, el desarrollo de la acción y experiencia individual, y así sucesivamente. Pues bien, del mismo modo, el desarrollo de la acción y experiencia de los in­dividuos de una sociedad dada tampoco puede medirse por la densidad de estímulos sociales nuevos que reciben, sino por lo adecuados que estos estímulos resulten para que la acción y experiencia individual modelada por ellos pueda corregir y perfeccionar certera y ágilmente la organización social, de modo que facilite la gestación de una información más ver­dadera, que permita mayor previsión y seguridad, y así su­cesivamente.

El cambio tecnológico ha sido una cuestión fundamental de las comunicaciones a lo largo del siglo XX, y tal vez lo sea aún más en estos tiempos de la Internet y la comunicación digital. Mas, como decíamos más arriba, las tecnologías de la comunicación tienen también importantes efectos sociales y no pueden reducirse únicamente a la esfera económica.