Eduardo de Guzmán, un compromiso con La Idea y el oficio

“El desesperado ataque enemigo ha fracasado ya. Barridos por el fuego de las ametralladoras leales, los fascistas han vuelto destrozados a sus cubiles de Montearagón. Su intento de romper el cerco que les asfixia sólo les ha servido para saborear el amargor de una nueva derrota”.