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La crisis del diario italiano Il Manifesto

El resumen de las cuentas. Por qué arriesgamos el pellejo. Cómo contribuir

Fuentes: Il Manifesto

Traducido del italiano por Antonia Cilla para Rebelión y Tlaxcala (www.tlaxcala.es)

Es anómalo que una anomalía dure más de treinta y cinco años, pero la difícil existencia de El Manfiesto es así. Somos un monstruo que debemos salvar porque si muere no se reproduce más. Porque justo ahora corremos el peligro de cerrar, porque tenemos dificultad para pagarnos los sueldos desde febrero: es una historia especial de un periódico libre y de mercado, una anomalía mundial. Y que quiere sanearse para continuar. Más o menos la misma misión – salvadas las debidas distancias – que el ministro Tommaso Padoa Schioppa.

La actual y peligrosísima crisis viene de lejos. Sobre una facturación de 17,5 millones de € y 121 empleados, la subvención que recibe nuestra cooperativa, de acuerdo a la ley editorial, es de un 25% y los ingresos por publicidad el 9,6% contra el 50% de los demás periódicos. El resto de los ingresos son de la venta del periódico en los kioscos y de las pocas promociones que tenemos capacidad de hacer – porque las promociones necesitan inversiones importantes – y todas rigurosamente útiles. Desde los libros a los cd de música con los que El Manifiesto ha conseguido, en poco más de diez años, una autentica marca de calidad

No obstante hayamos reducido los gastos de los intereses pasivos del 10 al 5% desde principios del milenio, el peso de la deuda nos está aplastando. Además de un saneamiento patrimonial, iniciado en el 2001, que ha llevado a una fuerte reducción de la deuda onerosa y de balances que, entre altos y bajos, no producen vorágines en la cuenta económica desde hace años y, por el contrario, indican un cierto equilibrio de gestión. En el año 2005 hemos cerrado con una media buena de 29.000 copias vendidas pero sin duda debido a situaciones excepcionales como el asunto del secuestro de nuestra Giuliana y la muerte de Nicola Calipari. O incluso por la muerte de Giovanni Paolo II.

Sin embargo, lo que nos está empujando al borde del abismo es el peso de la deuda que absorbe los recursos financieros corrientes y anula cualquier posibilidad de inversión. Lo que ingresamos sirve para hacer frente al plan de amortización de la deuda a corto y medio plazo. Cada vez que discutimos una nueva y posible iniciativa nos preguntamos: ¿y el presupuesto? Siempre está a cero, hacemos algún milagro, ciertamente se puede y se debe probar a hacer lo mejor, pero la situación es está. La campaña que lanzamos hoy se debe a la exigencia de encontrar rápidamente recursos extraordinarios para equilibrar los flujos financieros, para resolver al mismo tiempo la deuda antigua y tener dinero para invertir.

¿Dónde? Sobre todo en el periódico, el corazón del monstruo, en iniciativas editoriales que tengan un peso en el mercado cultural y político como ha sucedido con nuestro suplemento de los treinta y cinco años; en la web, instrumento principal para crecer en la comunicación porque la forma del periódico en papel está en crisis, como se ha puesto en evidencia con la reducción lenta y progresiva de las copias vendidas tanto por el New York Times como por Le Monde y Libération hasta llegar a nuestro pequeño, gran Manifiesto. Internet y papel, conexiones y concurrencia, el próximo futuro. El Washington Post, hace unos meses, hizo un estudio sobre sí mismo en el que se hacía dos preguntas, hoy en día ineludibles para quien se dedica a la información: ¿cuánto perdemos con el periódico on line? ¿Y cuánto dinero habríamos perdido sino hubiéramos hecho la edición on line?

Esta reducción global de las ventas de los diarios (aunque también es cómplice el crecimiento de la difusión free press) nos ha golpeado brutalmente a principios del 2006. Seguramente algo habremos colaborado nosotros con nuestros errores. Hemos tratado de resolver la situación con el nuevo periódico que vio la luz el pasado 28 de abril. Adiós al elegante formato americano; el periódico que leéis tiene un formato más compacto para recortar los costes de papel e imprenta (en lo que va de año el precio del papel ha aumentado, sobre todo por el querido petróleo, un 8,5% y la tendencia es que aumente más del 11% hasta diciembre) y más subjetivo en los contenidos, en particular, en la página 2 reservada a los editoriales y a las colaboraciones de los lectores. Una elección que contrasta con el resto del panorama editorial italiano. Un periódico que ha dado señales positivas en el primer mes pero que no son suficientes. Como tampoco bastan los 5.892 abonos entre postales, cupones y web, aunque sea un record en la historia de nuestra empresa, pero por debajo del objetivo de los 7.000 indicado por Valentino Parlato cuando se inició la campaña 2005-2006 el pasado noviembre. Un objetivo monstruoso, dan ganas de decir. Salvemos al monstruo. Porque, que sepáis, este experimento nuestro antimercado corre el riesgo de que se tenga que finiquitar. Nosotros hacemos todo lo que podemos pero la respuesta os toca darla a vosotros lectores de El Manifiesto y a los no lectores que todavía piensen que este periódico es un personaje útil en la comedia, o tragedia, que estamos viviendo.

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