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Heridos de primera, muertos de segunda

Fuentes: Rebelión

Resulta revelador comparar cómo fue el tratamiento de los enfrentamientos de la UCV por parte de los medios opositores, cuando hubo heridos y montaron un escándalo nacional e internacional, comparado con ahora, que decidieron enterrar el asunto -un «asunto» de 19 años de edad, con esposa y a punto de ser padre- mirando para otro […]

Resulta revelador comparar cómo fue el tratamiento de los enfrentamientos de la UCV por parte de los medios opositores, cuando hubo heridos y montaron un escándalo nacional e internacional, comparado con ahora, que decidieron enterrar el asunto -un «asunto» de 19 años de edad, con esposa y a punto de ser padre- mirando para otro lado.

Algunos de estos medios, los de mayor influencia, han decido minimizar o directamente ignorar de manera desvergonzada, premeditada, vomitiva e inmoral, el asesinato de un chamo de un sector muy humilde, José Aníbal Oliveros Yépez, en Valencia (Carabobo).

Resulta que una serie de disociados psicóticos de oposición decidieron -a pesar de que dicen que el domingo van a ganar- trancar calles y quemar cauchos, para protestar democráticamente contra una reforma que será sometida a referendo. Unos trabajadores de Petrocasa, ese programa castrocomunista opresor que permite a familias de bajos recursos construir con sus propias manos viviendas dignas en sustitución de ranchos, se dirigían a seguir fabricando algo más que un hogar: un sueño con paredes y techo. Se toparon con un grupo de locos, que no representan a toda la oposición, pero sí a un preocupantemente alto porcentaje de ellos, que habían trancado organizadamente las calles. Los trabajadores les pidieron pasar, querían trabajar por su comunidad y Venezuela, pero los guarimberos no querían dejarles hacerlo: para ellos quemar cauchos es más prioritario para el país que construir casas. Un intercambio de palabras entre ambos, probablemente también insultos, y finalmente lo balearon repetidas veces. Para los interesados, YVKE ofrece más detalles de los hechos.

La sangrienta orgía habitual de los medios opositores, habituada a convertir un rasguño en una masacre genocida, en este caso utilizó la táctica inversa: hizo de un asesinato repleto de odio de clase y marcado cariz político un «fallecimiento», y de vaina no dijeron «fortuito».

¿Por qué? Porque electoralmente no les conviene que un empresario -el asesino es dueño de una sala de festejos, pero en lugar de estar trabajando estaba guarimbeando- haya ultimado a un joven humilde que se dirigía hacia su trabajo y, encima, era revolucionario.

El Nacional y otros de los papeles higiénicos mal disimulados con tinta que inundan este país dictatorial y opresor que les permite hacer y deshacer a su antojo a diario, hablaron de «un muerto», sin especificar color político ni de asesinado ni de asesino, destacando más el dolor (sic) por la dimisión del seleccionador de fútbol, y dejando la palabra «muerto» bien arrinconada (la destaqué en rojo) en la maquetación. Muy distinto a lo ocurrido en la UCV hace unas semanas, cuando no dudaron en titular con un «Emboscada chavista» que cubría la portada entera, algo muy alejado de la realidad por cierto (tampoco me convenció la versión oficial, y así lo dije).

Lo de Globovisión ya es para hacer sonrojar a Goebbels. Primero, intentaron hacer creer que los disparos fueron porque los pacíficos tranca-calles y quema-cauchos fueron agredidos por los brutales y sanguinarios obreros, que iban camino de su trabajo. La entrevista televisada no fue a la madre de la víctima -madre soltera y que perdió a su único hijo por cierto- si no a ¡las madres de algunos de los detenidos por los disturbios, perfectamente orquestados por otro lado! Es como si CNN se hubiera ido corriendo el 11-S a entrevistar a la madre de Mohammed Atta en lugar de a los familiares de los fallecidos en el World Trade Center. Globovisión es peor que una plaga bíblica: hoy se sacó un summa cum laude en periodismo nauseabundo.

En su página web hicieron lo mismo que en pantalla: inicialmente publicaron lo del asesinato a ver si podían disfrazarlo de «defensa propia» o similar, en televisión intentaron insinuar que el asesinado era un malandro conflictivo, pero en cuanto vieron que sus mentiras eran ya desmesuradamente grandes y podían atragantarse al intentar decirlas, lo relegaron en menos segundos de lo que Federico Ravell tarda en vender su alma al mejor postor, fuera de la portada de la web, donde fueron consideradas como más trascendentes noticias como la agresión del ex agente 007 a un fotógrafo.

ViVe transmitió en directo algunas imágenes e impresiones de lo que fue la concentración de la comunidad en torno a la sala donde velaban el cuerpo del muchacho. Se me ocurrió cambiar a Globovisión en ese momento, ¿y qué transmitían? ¡Las guarimbas de Francia! Surrealista.

Lo de la UCV duró más de una semana en los medios, y no hubo fallecidos. Lo de José Aníbal, al día siguiente de su asesinato, ya es agua pasada. Sobran los comentarios.

Esperemos que sea el último muerto y que ningún revolucionario radical quiera jugar al ojo por ojo, ni algunos disociados de oposición quieran repetir su hazaña de resistencia cívica. No olvidemos además que José Aníbal fue asesinado por guarimberos que organizaban sus absurdas protestas para desconocer unos resultados que todavía no se han producido.

Toda esta cobertura (cobertura porque cubre, sí, pero en el sentido de que oculta) demuestra que para los medios de un amplio sector de la oposición, que se afanan en afirmar que representan a todos los venezolanos por igual, sin distinción de clase, color político o de piel, existen dos tipos de venezolanos.

Y para ellos un opositor herido es más noticia que un revolucionario muerto.

http://okrimopina.blogspot.com