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Los medios de comunicación vuelven al COVID: ¿preludio de una operación de falsa bandera en Ucrania?

Fuentes: Global Research

Traducido del inglés por Marwan Perez para Rebelión

Durante el último mes tanto los medios tradicionales como los alternativos de todo el mundo se han centrado en la intervención militar rusa en Ucrania.  Intervención que se lanzó como respuesta a casi nueve años de provocaciones occidentales desde que la revolución de color de Euromaidán vio como el presidente elegido democráticamente favorable a Moscú,Viktor Yanukovych era derrocado y reemplazado por los sucesivos gobiernos prooccidentales de Petro Poroshenko y Volodymyr Zelenskyy. Gobiernos que han llevado a cabo una guerra de ocho años contra las repúblicas separatistas de Donetsk y Luhansk, en la que participaron paramilitares neonazis como el Batallón Azov y que llevaron a cabo la limpieza étnica de las poblaciones rusas de ambas repúblicas. Esta guerra actuó como catalizador para que la Federación Rusa interviniese militarmente en su vecino occidental tras los intentos en los últimos meses de Moscú de resolver la situación de manera pacífica y que, en última instancia, no han servido para nada, pues Kiev se negó a implementar su parte de los Acuerdos de Minsk, que habrían otorgado a Donetsk y Luhansk un grado de autonomía mientras permanecía bajo el dominio ucraniano.

Sin embargo, la semana pasada los medios corporativos cambiaron al unísono su enfoque y volvieron de nuevo al COVID-19, específicamente a la nueva ‘variante BA.2’, y a que figuras de alto perfil como Barack Obama, Hillary Clinton, Jen Psaki y Doug Emhoff, esposo de la vicepresidenta de Estados Unidos Kamala Harris, han resultado positivo en las pruebas, una atención mediática que no se había visto desde fines de enero cuando varios países eliminaron simultáneamente todas las restricciones y que, precisamente, coincidió con el encuentro virtual de Davos del Foro Económico Mundial.

Este giro repentino y coordinado de regresar al relato del COVID en los principales medios de comunicación, cuando hace dos meses se había abandonado repentinamente y de manera similar, plantea muchas preguntas. Además, con la reciente confirmación por parte de la actual subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Victoria Nuland (que fue fundamental en la operación de cambio de régimen de Euromaidán) de que los laboratorios financiados por Estados Unidos en Ucrania estaban desarrollando armas biológicas, junto con las acusaciones de la Casa Blanca de que Rusia está planeando usar armas químicas como parte de la operación militar actual, son indicadores de que esta vuelta repentina de los medios al COVID se puede usar como una estrategia para desviar la atención mientras se preparar una escalada mortal en Ucrania, un ataque químico o una fuga de un laboratorio como falsa bandera que Occidente atribuiría a Rusia y que sería la excusa para que la OTAN defina una ‘Zona de Exclusión Aérea’ sobre Ucrania, enérgicamente reclamada por el actual presidente ucraniano Zelenskyy.

De hecho, la puesta en escena de un ataque químico de falsa bandera como medio de alentar una intervención militar liderada por Estados Unidos es una táctica de uso muy reciente por parte de los neoconservadores de Washington.

En 2017 la República Árabe Siria ha estado sometida a una operación de cambio de régimen durante seis años, operación lanzada en respuesta a la negativa del presidente Bashar al-Assad de permitir que Qatar, aliado de Occidente, construyera un oleoducto a través de su país. Sin embargo, a diferencia de Libia, que también fue sometida a una operación de cambio de régimen similar al tiempo que invadida y destruida en el espacio de ocho meses por terroristas respaldados por Occidente, Siria ha sido capaz de resistir con éxito el ataque similar respaldado por Occidente  lanzado contra su territorio, gracias en parte a las intervenciones de sus aliados Irán y Rusia, lo que llevaría a que el lobby del cambio de régimen tomara medidas imprudentes.

El 4 de abril de 2017 un ataque químico de falsa bandera tuvo lugar en la ciudad siria de Khan Shaykhun, lo que provocó que la entonces administración estadounidense de Donald Trump lanzara un ataque con misiles de crucero contra la base aérea Shayrat controlada por el gobierno sirio tres días después. Este fue el inicio del primer enfrentamiento militar directo entre Occidente y Damasco desde que comenzó la operación de cambio de régimen, aunque la intervención militar no llegó a la gran escala que esperaban los neoconservadores.

Sin inmutarse, lanzaron un ataque de falsa bandera similar casi un año después en la ciudad de Douma, que tuvo como resultado ataques aéreos contra objetivos del gobierno sirio por parte de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, aunque nuevamente sin llegar a ser una ‘Zona de exclusión aérea’ al estilo libio.

Ahora, con la casi inevitabilidad de que se está preparando el escenario para que se lleve a cabo el mismo guion en Ucrania, posiblemente a finales de mayo, cuando el Foro Económico Mundial celebre su primera cumbre presencial en dos años , el mundo debe prepararse para prevenir las posibles consecuencias de un ataque ‘limitado’ contra la infraestructura militar rusa, similar a lo que sucedió en Siria, que podría dar como resultado la consecuencia más grave de todas: la Tercera Guerra Mundial.

Gavin O’Reilly  es un activista de Dublín, Irlanda, muy interesado en los efectos del imperialismo británico y estadounidense. Secretario del Comité Anti-internamiento de Dublín, un grupo de campaña creado para concienciar acerca de los presos políticos republicanos irlandeses en las cárceles británicas y de los 26 condados. Su trabajo se ha publicado en American Herald Tribune, The Duran, Al-Masdar y MintPress News. Es colaborador habitual de Global Research.

Fuente: https://www.globalresearch.ca/media-pivots-back-covid-prelude-ukraine-false-flag/5775355

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.