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Los medios plantean un futuro virtual para Venezuela

Fuentes: Rebelión

Andan alborozados los medios informativos españoles y latinoamericanos (hay que suponer que también muchos otros por ese mundo afuera) con el grado de aceptación que ha tenido la candidatura de Manuel Rosales en las elecciones venezolanas. 4 millones de votos, que representa algo más del 37 % del total. Y ya andan haciendo cábalas sobre […]

Andan alborozados los medios informativos españoles y latinoamericanos (hay que suponer que también muchos otros por ese mundo afuera) con el grado de aceptación que ha tenido la candidatura de Manuel Rosales en las elecciones venezolanas. 4 millones de votos, que representa algo más del 37 % del total. Y ya andan haciendo cábalas sobre la recuperación de una alternativa fuerte y cohesionada al chavismo y sus partidos. No es una mosca cojonera ni una piedra en el zapato, no. El número de votos y el hecho de que el candidato haya conseguido aglutinar las dispersas fuerzas que se oponían al rumbo tomado por el Gobierno de Chávez  indican la existencia de una fuerte corriente de oposición entre los ciudadanos que puede crecer y a gran velocidad si el gobierno bolivariano opta por pasar el Rubicón y lanzarse a una verdadera política económica que dirija el país hacia un verdadero socialismo. Para entendernos: como el de Cuba. Ese es el mensaje.

La única base para esta construcción imaginaria reside en los resultados de las urnas. No se da un paso más. De antemano sé que pedirles a estos conglomerados mediáticos que sean rigurosos en el análisis y examinen todos los factores que han contribuido a esos resultados es como pedirle peras al olmo. Avalan los resultados con el mismo criterio que si fuesen los de cualquier país europeo. Los números cantan y a correr.

Imbuidos del deseo de instruir a nuestros semejantes y olvidando para ello que hay sacos rotos, vamos a explicarles a estos «señores de la prensa» en que circunstancias sociales se llegó al día de las elecciones en Venezuela. Vamos a enumerar los factores que «olvidan», que nos colocan en un mundo muy diferente al de los países europeos.

Para empezar, hay que recordar que el gobierno de Chávez se encuentra sometido a un feroz cerco mediático desde hace algo así como 6 años. (Quién dude de esta afirmación no tiene más que asomarse a las Webs de esos periódicos para constatarlo). Que, desmoronados los partidos tradicionales, los medios de comunicación privados tomaron el relevo, transformándose en el núcleo  principal de la oposición política al gobierno. Hay que medir en toda su amplitud este fenómeno, desconocido por estos pagos. Esto significa, nada más y nada menos, que la voz de la oposición está entrando en las viviendas venezolanas a través de la televisión las 24 horas del día. Con machacona insistencia se construye un país virtual que se da de bofetadas con el real. Hay una fractura social, un enfrentamiento permanente entre venezolanos, los medios de información están amordazados, el paro aumenta, la delincuencia también, los beneficios petroleros los dilapida Chávez en regalos a otros países para ganar adeptos, y un largo etcétera de falsedades, ignorando olímpicamente, no ya los logros sociales, sino lo que esos medios toman siempre como referencia para evaluar el desarrollo de un país: los datos del desarrollo de la economía venezolana de estos últimos años, avalados por distintos organismos internacionales.  Añádase a eso una permanente descalificación del Presidente por sus orígenes y por sus maneras, explicitado en canciones, chistes y representaciones pretendidamente humorísticas teñidas de una incalificable chabacanería y empapadas de racismo. Y con todo lo que esto genera, aún hay que añadir que fue creciendo e intensificándose hasta el mismo día de las elecciones, augurando luchas en las calles, vandalismo, terror y muerte si los chavistas perdían las elecciones.

¿Hay algún lector que pueda hacer un paralelismo entre el clima social que se genera en esas circunstancias y el de cualquier país europeo a las puertas de unas elecciones? ¿Puede, en buena ley, medirse las consecuencias del resultado de la votación bajo parámetros europeos y hacer futurismo con esas cifras?

Dada la extensión de los programas de salud, educación, vivienda y empleo, que van llegando a los lugares más recónditos del país, es evidente que buena parte de esos 4 millones de votos de Rosales obedecen a ese autentico «lavado de cerebro» a que se encuentra sometida la población, repito, día y noche, año tras año. El fenómeno ha sido expuesto muy bien por Marcelo Colusi en «Aporrea», en un articulo titulado «Venezuela sería distinta sin Globovisión y RCTV». Tomo solamente un párrafo:

«Mucho, por no decir todo, lo que la clase media venezolana repite en forma casi enfermiza, sus temores viscerales al «avance del comunismo», su racismo galopante, su falta de lógica en el análisis social, sus prejuicios más irreductibles, proceden en buena medida (85 % para ser más exactos, y es la encuestadora Gallup quien da ese dato) de los medios comerciales de televisión, básicamente Globovisión y RCTV.»

Con toda esta información se entiende perfectamente por que los medios se aferran a las cifras y solo a las cifras para infundir esperanza a la oposición venezolana y darnos a entender de manera subliminar que el «chavismo» será, a fin de cuentas, un tropezón, y que las aguas volverán por donde solían ir. Porque si informan con rigurosidad y contemplan estos factores que le dan un puntapié a esa construcción de cartón sobre el futuro de Rosales y los suyos, tendrían que poner en la picota a sus congéneres de los medios de Venezuela, es decir a sus socios y cómplices, es decir, a sí mismos.