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Otra Cara al director de El País que no se ha publicado

No se pueden confundir los intereses de Repsol con los de los españoles

Fuentes: Rebelión

Desde que el Gobierno Boliviano adoptara la decisión soberana de nacionalizar los hidrocarburos, los editoriales de su periódico han abordado el tema en múltiples ocasiones, lo cual resulta, más que comprensible, acertado, pero desde una óptica que muchos no esperábamos encontrar en su publicación. Esta óptica a la que me refiero, es el resultado de […]

Desde que el Gobierno Boliviano adoptara la decisión soberana de nacionalizar los hidrocarburos, los editoriales de su periódico han abordado el tema en múltiples ocasiones, lo cual resulta, más que comprensible, acertado, pero desde una óptica que muchos no esperábamos encontrar en su publicación. Esta óptica a la que me refiero, es el resultado de la combinación del egoísmo, el orgullo que desprecia, un amor por el dinero por encima del amor a las personas y el chauvinismo.

La historia de América Latina a lo largo del último siglo (mágicamente narrada por Eduardo Galeano en su «Siglo del Viento») está plagada de injusticias, de esfuerzos de movimientos sociales, pueblos e individuos por poner fin a éstas y también de esfuerzos de gobiernos, empresas, oligarquías y lobbys por perpetuarlas. Para la obra que nos ocupa, la sociedad boliviana es el resultado de múltiples injusticias, la nacionalización de los hidrocarburos un esfuerzo para reducirlas, y el papel que desempeña Repsol en este teatro es de quien se mantiene en el escenario por y para la injusticia.

Confundir los intereses de Repsol con los de los españoles es una auténtica perversión de conceptos (a no ser que realmente se compartan esos intereses, en forma de acciones, participaciones y beneficios, papel reservado a un grupo bien reducido de españoles). Asimismo, cuando Repsol evadía impuestos en territorio boliviano ¿por qué no hicieron los medios (entre los que se cuenta su periódico) un esfuerzo por cargar a «todos los españoles» con la culpa de una práctica tan enfermiza y si lo hace a la hora de poner «a todos los españoles» en contra de una decisión noble, legitima, justa y necesaria?

Dar la espalda a las acciones que favorecen al pueblo de Bolivia, es darle la espalda al pueblo de Bolivia y más cruel aún resulta esto, si se le da la espalda por dinero, concretamente por el dinero que siguen ganando los que tanto tienen, a costa de los que tienen tan poco.