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Un ejemplo: el diario La Nación de Costa Rica

Poder mediático y maniático contra Cuba

Fuentes: Cubadebate

A manera de presentación:Cada vez más los medios de comunicación asumen responsabilidades protagónicas en el escenario político, llegando a constituirse en actores significativos con poder en la sociedad. Se trata de un nuevo actor que tiene una amplia forma de participación política. Por «nuevo» actor no nos referimos al tiempo de existencia de estos, sino […]

A manera de presentación:Cada vez más los medios de comunicación asumen responsabilidades protagónicas en el escenario político, llegando a constituirse en actores significativos con poder en la sociedad. Se trata de un nuevo actor que tiene una amplia forma de participación política. Por «nuevo» actor no nos referimos al tiempo de existencia de estos, sino al accionar más decisivo e influyente que ejercen en la vida social y política de nuestras sociedades latinoamericanas.

Y «actores políticos» son los sectores sociales que tienen la capacidad de movilizarse, no solamente en el escenario de la política tradicional, sino más allá, como por ejemplo, el hecho de desplazarse para realizar acciones que alcancen efectos significativos para el conjunto de la reproducción social, ya sea manteniendo, fortaleciendo, debilitando o rompiendo el status quo (Gallardo, 1991:1-11)

Hoy en día, los medios tienen la posibilidad de influir en la toma de decisiones políticas, así como de vigilar a los políticos. Han asumido una actitud interpeladora hacia ellos, lo cual hace que sean vistos como interlocutores o sujetos políticos activos. Antes los requerimientos a los políticos era potestad de un sector de los ciudadanos, ahora quienes lo hacen son los medios. En los años sesenta, los periodistas no eran más que meros intermediarios de los pensamientos y convicciones de los intelectuales, científicos y políticos. Ahora se han constituido en interlocutores que interrogan a los políticos en nombre de la «opinión pública». Son ellos, quienes tienen el poder de controlar los temas y el enfoque de los mismos.

Los medios en nuestra época construyen en buena medida la política, y los políticos se comunican con los electores desde los medios. Esto significa que los medios son espacios sociales claves e importantes donde se ‘informa’ y se ‘discute’ sobre temas o problemas políticos. Un ejemplo del poder que poseen los medios sobre el núcleo familiar, lo revela una encuesta hecha en Costa Rica; a la pregunta ¿cómo se informa usted de los asuntos políticos?, 78% de los costarricenses afirma que por la televisión, 53% por la prensa escrita y 39% por la radio (Carazo, 1998:79.) Esto muestra un claro desplazamiento de los medios hacia una acción política más decisiva. A través de ellos la gente se forma criterios sobre asuntos políticos, y aunque estos no siempre le dicen a la gente cómo pensar, por lo menos les señalan sobre cuáles temas hacerlo. Esto en sí mismo, ya entraña una cierta manipulación

Si prestamos atención a las ventajas que poseen los medios, vemos que estos tienen en sus manos el poder para poner y orientar la discusión del día y de todos los días de la sociedad. Cumplen el papel de constructores de la realidad, porque determinan la agenda del día, y son ellos los que deciden cuáles eventos, de los miles que ocurren diariamente, serán noticia. Es decir establecen la agenda de discusión pública escogiendo a qué tema dar énfasis y qué temas ignorar.

En esta perspectiva, es fácil ver -en los medios- cuáles temas propone y cómo los propone. En esto hay ya una opción política y una posición ideológica (de los dueños del mismo diario.) Si bien no existe un periodismo neutral, la no-neutralidad -en el periodismo profesional- no puede ser entendida como sinónimo de sesgo, calumnias y desconocimiento. Bajo el pretexto de la libertad de prensa, hay medios que difaman, tergiversan los hechos históricos y mal informan a sus lectores.

En una sociedad como la costarricense -particular por sus características políticas y su tradición democrática-, llama la atención la forma como algunos medios ejercen el periodismo; algunos medios de comunicación despliegan un periodismo represivo, específicamente la prensa escrita, y de ella, concretamente el periódico La Nación.

Por ejemplo podríamos preguntarnos ¿cuál es el tratamiento que le da un medio como este en sus editoriales y páginas de opinión a temas como la inmigración nicaragüense y colombiana? ¿Qué dice de la Revolución Bolivariana en Venezuela y de la Revolución cubana? No es difícil comprobar que estos temas son tratados parcializada y unilateralmente; no se aceptan otras visiones sobre ellos. Esto además de desnudar a quiénes así escriben, dice mucho de la falta de seriedad de la empresa periodística y del menosprecio que tienen hacia los que leen. La práctica de desinformar que ejerce este medio, es mucho más evidente cuando aborda asuntos relacionados con la Revolución Cubana. Tratando de desprestigiar así, el único proceso político popular latinoamericano y revolucionario que el imperialismo estadounidense no ha podido derrocar.

En las siguientes páginas analizaremos, a partir de tres artículos periodísticos, tres casos concretos, para demostrar cómo este medio se ensaña específicamente contra el proceso político que vive Cuba. Antes de referirnos a cada uno de esos artículos, haremos una breve referencia al periodismo cautivo que se experimenta en nuestras sociedades latinoamericanas.

1. El periodismo como mercancía

Cuando algún día se escriba la historia del periodismo en América Latina, se encontrará que éste ha sufrido la mediatización del imperialismo estadounidense y el colonialismo interno de nuestros propios países. La libertad de prensa ha estado afectada por esos factores, y a ellos se ha sumado el concepto empresarial y comercial de los órganos de prensa. Con estas armas funciona el mecanismo de desinformación del amo exterior y los colaboradores locales; posee una orientación execrable de tratar de arrebatar el alma latinoamericana. Para ello usan la mentira reiterada y cotidiana.

Se trata del engaño organizado para vender la imagen de un sistema cruel, genocida, y de políticos obedientes a la orden exterior del gran dueño. El colonialismo informativo que durante años se venía padeciendo, ahora, por esa concentración de la propiedad de los medios y el control de las tecnologías, se acomoda ventajosamente a un renacido colonialismo económico y militar. A ella pertenece la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP); un club de los dueños de los principales diarios de nuestro continente, cómplice del más extraordinario alud de campañas embusteras contra todos los procesos políticos opuestos al imperialismo estadounidense. La SIP fue secuestrada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en 1950, un engendro del macartismo y la Guerra Fría; como tal demuestra su esencia antidemocrática al hacer declaraciones que incluyen a los periodistas asalariados que trabajan en sus diarios, sin preguntarles jamás lo que opinan, sin reconocer nunca que son sólo negocios lucrativos con la misión de imponer la censura permanente que les permite el poder económico.

Una muestra de esas campañas engañosas contra los procesos políticos antiimperialistas es el papel que realiza el periódico La Nación, principal medio comercial de Costa Rica, miembro también de la SIP. En este se ejerce un periodismo reaccionario -editoriales y páginas de opinión- hacia todos los movimientos políticos latinoamericanos que se oponen a los intereses estadounidenses (desde hace variaos lustros contra la Revolución Cubana y últimamente contra Revolución Bolivariana en Venezuela.) Se trata de un periodismo que no entiende la información como un bien social, sino como una mercancía; no busca mantener la objetividad informativa y el respeto a la verdad. Ha hecho del periodismo un negocio, una publicidad comercial, al servicio de los intereses de los ricos y poderosos.

En ese medio se facilita espacios para la publicación de algunos «escritores» que mienten y calumnian para vender. No son honestos en lo que dicen y no tienen el más mínimo respeto por la historia. No es posible encontrar un tratamiento responsable de la noticia y una opinión fundada en criterios y razones. Esto sucede, especialmente cuando se trata de hablar de Cuba, tema con el que varios han hecho «carrera política» en América Latina, Estados Unidos y Europa, no pocos han acumulado dólares viviendo cómodamente con discursos cacofónicos y otros han ascendido a la categoría de «intelectuales».

2. La calumnia sustituye a la opinión

Compartimos el criterio de que los medios deben contribuir a la creación de opinión; pero una cosa es generar opinión y otra muy distinta es utilizar la «opinión» para mentir (tergiversar los hechos), insultar y difamar. Veamos de qué manera esto se manifiesta en el artículo «Castro, 45 años después» (04/01/04) -el primero que analizaremos-, en el que específicamente se alude a la Revolución Cubana y al Presidente Fidel Castro Ruz[1].

El autor es Carlos Alberto Montaner, «escritor» estrella de ese periódico[2]. Cuando escribe, siempre hace referencia a la Revolución Cubana para atacarla; no es extraño que pueda estar hablando de la economía japonesa y termine insultando al Jefe del Estado Cubano. Este personaje suele visitar con frecuencia Costa Rica, donde es bien recibido por los políticos y la prensa de derecha. Gracias a este ‘respaldo’ presume de intelectual y democrático, y aparece en ese medio como un defensor de los derechos humanos. Todo esto porque nadie en Costa Rica se ha molestado en desenmascararlo e informar lo que realmente es: un agente de la CIA, vinculado a los grupos cubanoamericanos terroristas de Miami y que desde su residencia en Madrid, ha estado financiando a los supuestos disidentes (automarginados sociales) en Cuba, los cuales estaban dispuestos a hacer lo que se les exigiera a cambio de algunos dólares, y de la ilusión de llegar algún día al paraíso estadounidense.

Sin ningún pudor y pretendiéndose un entendido en medicina, diagnóstica los supuestos males que el Presidente cubano -en su opinión-, sufre: «Parkinson, divertículos, obstrucción parcial de las coronarias, sinovitis crónica -ese bloqueo en la rodilla izquierda que duele más que el otro bloqueo- y la pérdida alarmante de masa ósea, isquemias cerebrales». Como puede verse se trata de un dictamen grave. Si el lector no supiera a quien se está refiriendo, pensaría que se trata del Papa Juan Pablo II. Pero debido a su escasez intelectual y al agotársele las invenciones clínicas, recurre a lo que mejor sabe hacer, que es insultar: «miseria geriátrica, viejo semiloquito y flaco, de habla lenta y estropajosa». Una persona sensata, tomaría esto -únicamente- como la expresión visceral del odio y la ignorancia de su autor.

Si la salud del presidente cubano fuera -grave- como prescribe este galeno, entonces ¿Quién fue el que habló el 5 de diciembre de 2003 en la escuela primaria «Marcelo Salado», de Cárdenas con vitalidad?¿Quién fue el que pronunció el discurso del 45 aniversario del triunfo de la Revolución Cubana, en el teatro «Carlos Marx», el 3 de enero de 2004 con lucidez? ¿Quién fue el que tomó la palabra por hora y media en Santa Clara en la celebración del 51 aniversario del asalto al Cuartel Moncada el pasado 26 de julio de este año por hora y media? Todos, por su contenido histórico, analítico y por su significado político generaron reacciones positivas de los sectores intelectuales de América Latina, Estados Unidos y Europa.

Algo más: si Fidel Castro fuera un «Coma-Andante» (otro insulto del agente de la CIA), entonces ¿por qué el 21 de enero de 2004 sostuvo un animado y fluido diálogo de cuatro horas con los 630 estudiantes y profesores de 234 universidades y de otros altos centros de estudios norteamericanos participantes en el Programa Semestre en el Mar, en el Palacio de las Convenciones? Esa fue la séptima oportunidad que el Presidente cubano se reunió con un contingente de estadounidenses de este Programa educacional auspiciado por la Universidad de Pittsburg, que por décima vez visita a Cuba.

Pregúntense el lector ¿qué otro Presidente en el mundo es solicitado para este tipo de encuentros? Para sorpresa de los enemigos de la Revolución, los visitantes dijeron sentirse sumamente honrados por la reunión con el Comandante en Jefe, catalogada de oportunidad especial, y satisfechos por haber conocido hospitales, museos, escuelas, lugares históricos, culturales, y sobre todo, por la interrelación con el pueblo y el mundo universitario. Es sabido que hasta la fecha casi siete mil estadounidenses han visitado Cuba mediante este Programa. Al respecto el académico Brandt transmitió su certeza de que este tipo de visitas irá dando luces al pueblo estadounidense sobre la verdadera realidad de Cuba.

Si padeciera de todos los males dictaminados por este «médico», entonces ¿por qué en sus visitas -más recientes- a algunos países (Brasil, Venezuela, Paraguay, Argentina) Fidel Castro sigue dando muestras de vigor físico y mental, no solamente por el tiempo en el uso de la palabra, sino también por la rigurosidad de su contenido? ¿Por qué despierta simpatías y ovaciones de los pueblos? Llama la atención que, en cada país que visita es recibido por gente que le expresa su solidaridad hacia la Revolución Cubana. Mientras que otros, como es el caso del Presidente Bush, cuando llega a alguna nación, la gente lo ‘recibe’ con manifestaciones de protestas, iras, insultos y repudios.

Si el Presidente cubano fuera una miseria geriátrica, entonces ¿por qué Montaner y sus socios terroristas de Miami se han desvelado tanto por asesinarlo, y ya llevan más de 600 planes de atentados contra su vida? Insultar como hace este señor es propio de quienes carecen de ideas, de aquellos que no pueden sustentar sus afirmaciones con razones, de los que se han quedado huérfanos de pensamiento y los domina la sequía mental y el odio asesino. A este tipo de escribidores, un medio como La Nación -que presume de prestigioso- le da espacio para mentir, calumniar e insultar. Sus artículos son un completo desprecio por la verdad histórica y no poseen una mínima seriedad intelectual.

Al referirse a los acontecimientos de abril del 2003 en Cuba, dice: «fusilaron a tres muchachos negros por robarse un bote y cayeron como una tromba sobre casi un centenar de opositores pacíficos, condenándolos en juicios relámpagos a penas hasta de 28 años de cárcel. El más notable era Raúl Rivero, el principal poeta de Cuba, pero las biografías de los 75 demócratas internados en las prisiones eran todas parecidas: periodistas, escritores, bibliotecarios, economistas, activistas de derechos humanos»

Se trata de una cadena de falsedades. Miente cuando señala que fueron fusilados por robarse un bote. Los hechos revelan que fueron sancionados a la pena de muerte, por secuestrar una embarcación con 36 personas a bordo, entre ellos mujeres y niños, a quienes amenazaron de muerte con armas blancas o de fuego. Los secuestradores eran personas con graves prontuarios penales, que nunca desistieron de sus propósitos a pesar de las advertencias y el esfuerzo que se hizo en ese sentido. Las 36 personas que mantenían como rehenes pudieron ser rescatadas sin una sola herida gracias a la habilidad de una de las dos turistas francesas que se arrojó al agua y a la serenidad y responsabilidad con que actuaron las autoridades cubanas. ¿Si se hubiera usado la fuerza para detener a los secuestradores cuántas personas hubieran sido lesionadas? ¿Cuántos hubieran perecido en alta mar si la embarcación hubiese anegado?

De manera que no se les aplicó la pena de muerte por ser negros, como insinúa este «escritor». Tampoco eran unos ladroncitos como trata de sugerir. Darles este calificativo solamente es propio de personajes siniestros, acostumbrados a atentados terroristas de mayor envergadura, como las que suelen hacer los cubanoamericanos de Miami y de la CIA. Ignora que el secuestro es un delito de terrorismo según la propia legislación internacional.

Los 75 detenidos tampoco eran opositores pacíficos; todos estaban comprometidos -lo admitieron en los juicios- en planes subversivos para dañar la soberanía nacional cubana a favor de la potencia extranjera (Estados Unidos.) Esto es severamente sancionado en cualquier país de derecho. Tampoco fueron juicios relámpagos; se efectuaron 29 juicios a 75 personas, a los que los tribunales impusieron entre 6 y 28 años de privación de libertad. Estos juicios se hicieron con respeto absoluto a la legalidad y a las garantías de los procesados. Los procesos penales se instruyeron con carácter sumario, en virtud de la Ley 5 de 1977, o Ley de Procedimiento Penal, procedimiento que no es exclusivo de Cuba, sino que está en más de 100 países, incluido Estados Unidos. Este tipo de proceso no niega las garantías de los acusados, estos recibieron un debido proceso, garantizado por las leyes cubanas.

Todos los inculpados conocieron de los cargos que les imputaban y tuvieron la posibilidad de alegar en cada uno de los juicios. Todos gozaron de representación legal, con abogados defensores elegidos por ellos o de oficio. En total fueron 54 los letrados, de ellos 44 designados por los acusados y sus familiares y solo 10 de oficio. Cada abogado tuvo el derecho de ser escuchado, por tribunales que ya existían, o sea, que no fueron creados especialmente para estos casos y por jueces que ya estaban en sus cargos desde antes. Todos dispusieron de su vista oral, donde además de exponer sus ideas, respondieron preguntas, ya que en Cuba estas vistas orales son obligatorias. Pero no sólo tuvieron vista oral, sino que fueron públicas, ya que participaron cerca de 100 personas en cada una de ellas, un total de casi 3 000 personas, entre familiares, testigos y peritos. Fueron los tribunales los que autorizaron a las personas que participarían. Los abogados por su parte dispusieron de los expedientes antes del juicio. Ninguno fue sometido a celda de castigo y todos tienen -ahora- derecho a recurrir las sentencias.

Exabruptamente habla de Raúl Rivero como el principal poeta de Cuba. ¡Una verdadera novedad! Podrá ser el principal -poeta- de ese grupo de automarginados con escasa educación, o de un indocto en poesía cubana como lo demuestra ser Montaner. A los otros mercenarios, los declara demócratas, y miente al decir que son periodistas, escritores, bibliotecarios, economistas y activistas de derechos humanos. En realidad esta gente vivía en completa falsedad. Supuestamente eran 37 los periodistas encausados, pero los que estudiaron o lo ejercieron en algún momento fueron sólo 4. Se demostró que la mayoría de los inculpados no trabajaba, y en algunos casos, por años. Este «escritor» se olvida que Cuba es un Estado de derecho y por eso a los enjuiciados se les aplicaron las leyes por dañar la soberanía nacional cubana a favor de una potencia extranjera. Pretende identificar como periodistas a quienes bajo ese ropaje trabajaban en la Oficina de Intereses de Estados Unidos, a sueldo de esa potencia.

Y no dice nada de los documentos donde se demuestra la culpabilidad de cada uno de los encausados, cómo recibían dinero y regalos, así como materiales. Es tanto el apoyo brindado, que esta gente contaban con pases especiales para entrar a cualquier hora en la Sección de Intereses de Estados Unidos, y por diferentes vías recibían dinero. A uno de los inculpados se le descubrieron 13 600 dólares en el forro de un traje, mientras otro escondía casi 5 000 dólares en una frasco de medicina. Uno de los acusados, Osvaldo Alfonso, declaró durante el juicio que él y los otros habían sido utilizados por la Sección de Intereses en trabajos a favor de los Estados Unidos. En carta recibida por Osvaldo y remitida por Carlos Alberto Montaner, este le manda dinero y le dice que lo llamarán «unos amigos españoles de alto nivel para hablar del Proyecto Varela». A este Proyecto Varela se le ha dado publicidad en algunos países de Europa, pero no es sino parte del plan de subversión contra Cuba y no tiene el menor asidero en las leyes cubanas.

En el libro «Los disidentes» de los autores Rosa Mirian Elizalde y Luis Báez, se presentan los testimonios de doce agentes de la Seguridad del Estado cubano -infiltrados durante años en los grupos mercenarios y contrarrevolucionarios que el imperialismo financiaba- que aportan pruebas contundentes del engaño y servilismo de estas personas, y son reiterativos los términos de dinero, egoísmo, ambición y hasta la vergonzosa cesta que en la SINA provocaba desorden entre los mercenarios. En el texto el mismo Montaner queda complemente descubierto por su participación en planes subversivos contra Cuba.

Estamos ante un «escritor» falaz, que por ejemplo no dice nada del financiamiento de más de 1 200 horas semanales de radio contra Cuba; que calla del envío de materiales a los grupos contrarrevolucionarios, a los que se han enviado unos 22 millones de dólares para estos fines (aunque las propias autoridades estadounidenses reconocen que la cifra es sólo una mínima parte de los fondos canalizados con ese fin, porque la mayor parte para la subversión se hace por vía secreta.)

¿Por qué este individuo no dice nada de los más de 2 000 presos en cárceles norteamericanas de los cuales no se les conoce ni siquiera el nombre? ¿Por qué este defensor de los derechos humanos -con La Nación y la SIP- no han dicho nada al respecto?¿Por qué no dice nada de la ejecución a Charle Singleton, de 44 años, en Arkansas (Estados Unidos), a quien se le había diagnosticado una esquizofrenia paranoide? Se le ejecutó con inyección letal pese a los ruegos de organismo de defensa de los derechos humanos, como la Unión Europea y Amnistía Internacional, que subrayaron la crueldad de quitar la vida a alguien con problemas mentales.

Un traidor no tiene patria y éste es uno de ellos, por eso también calla -y La Nación con él- el injusto encarcelamiento de los cinco héroes cubanos que estaban insertados en distintos grupos terroristas de Miami, desde donde obtenían informaciones sobre sus planes para enviarlos a su país, con el objetivo de impedir esas acciones que tenían como fin producir muerte y dolor en Cuba. ¿Cuándo leeremos alguna críticas de este «analista internacional» sobre los grupos terroristas de Miami, dirigidos por la CIA, cuyo objetivo durante 44 años ha sido destruir por cualquier medio el proyecto socialista con cientos de actos terroristas con el financiamiento y conocimiento de autoridades estadounidenses? Las cifras señalan que los atentados contra el pueblo cubano costaron la vida de 3 478 personas y causó la incapacidad de 2 099. En la década de los 90 los grupos terroristas realizaron más de 200 acciones contra Cuba. Pero de esto, este medio y su «escritor» no informan nada. Por eso es cuestionable que publiquen las vilezas de un terrorista. ¿Por qué tanta infamia y odio contra Cuba en sus páginas?

3. Complicidad con el terrorismo

Cualquier lector principiante de periódico, sabe diferenciar el hecho -como noticia- del análisis mismo que se haga de ese hecho. Pero el «escritor» estrella de La Nación -desorientado-, no sabe si opinar o dar la noticia sobre los acontecimientos del 11 de marzo en Madrid. Desde allá, en el afán de ser novedoso escribe al día siguiente su articulo -el segundo que analizaremos- «ETA y sus cómplices» (14-03-04)

Repite la misma letanía de Aznar: «La espantosa masacre tiene todas las características de los atentados de ETA». Afirma que, hasta «los analistas más agudos continúan imputando a ETA la autoría de estos crímenes» ¡Quiénes serán esos analistas agudos! Confundido, busca hacer creer que, su amigo Aznar no tenía ninguna deuda con los árabes. Su premura le impidió escuchar los gritos de millones de españoles en las calles el viernes 12: «Aznar mentiroso», «Aznar asesino».

Llama la atención que en este mismo diario comercial el «analista» una semana antes en su artículo «La España que Aznar deja» (07-03-04) había dicho que el gobierno exitoso de Aznar: «combatió con energía a ETA -independentistas vascos de ideología comunista- extraditando y encarcelando a docenas de asesinos, secuestradores y extorsionadores, debilitando a la banda terrorista hasta el punto de hacerle perder casi toda su mortífera eficacia». Pero ahora -11 de marzo- resulta que ETA resucitó; él y Aznar lo resucitaron.

Pero lo que pretende en su libelo, no es ni siquiera solidarizarse con las víctimas del atentado y sus familiares. Busca -como en todo lo que esputa- difamar a la Revolución Cubana; miente, calumnia, tergiversa e ignora la historia y defiende a los terroristas de Miami (estos son los terroristas buenos.) Es el típico «opinador» que agrada a un medio como estos, que presume defender los derechos humanos, la democracia y la paz.

Aunque vive en Madrid, no sabe qué decir de lo sucedido ahí. Por eso habla de lo que cree saber más, pero en realidad, es lo que más ignora: la historia latinoamericana, particularmente lo relacionado con Cuba. Refiriéndose a la Cumbre Iberoamericana del 2000 en Panamá afirma: «Fidel Castro se negó a firmar un documento de condena a la banda terrorista. El Comandante, fiel a sus amigos y a sus principios revolucionarios, no iba a traicionar a unos viejos compañeros de lucha a los que les ha prestado todo género de ayudas, material y política, desde 1966». El «analista» no menciona ninguna fuente, solamente calumnia. Esta acusación además de falsa, busca ocultar las causas por las que la delegación cubana no firmó la Declaración final de Panamá. Veamos.

El texto sobre el tema del terrorismo en dicha Cumbre fue presentado por la delegación salvadoreña (donde residía el jefe principal de los terroristas anticubanos y contra quien no se había hecho nada.) Se trataba de un texto parcial, selectivo e incompleto, porque no hacia ninguna referencia a la situación latinoamericana.

Lo que pretendían con ese texto -José María Aznar y Francisco Flores, ambos amigos de Montaner- era aprobar una declaración contra el terrorismo en España, haciéndose de la vista gorda de lo que estaba pasando en América Latina, específicamente en Cuba. Por eso fue importante y necesario la posición firme y digna asumida por la delegación cubana al señalar que otros países de Iberoamérica estaban sufriendo desde hace muchos años los embates del terrorismo más desenfrenado. Y Cuba lo sufre desde hace más de cuatro décadas como ningún otro país; desde el exterior se han organizado, financiado y apoyado acciones terroristas del más diverso carácter contra la mayor de las Antillas, incluso, desde el territorio de países que estuvieron presentes en esa Cumbre, como fue el caso de El Salvador, en cuyo territorio y con el consentimiento de las autoridades salvadoreñas, el terrorista Posada Carriles juntamente con Gaspar Jiménez Escobedo, Guillermo Novo Sampoll y Pedro Crispín Remón Rodríguez -hoy presos en Panamá-, planificaron el atentado contra el Presidente Fidel Castro.

De manera que ¿por qué había que condenar solamente lo que pasaba en España y no condenar el terrorismo promovido y financiado desde los Estados Unidos contra Cuba? Por eso la delegación cubana con justa razón proponía «arribar a una declaración de consenso que reflejara los intereses de todos» y no estaba dispuesta a firmar una Declaración de carácter selectivo, parcial y discriminatorio hacia las legítimas preocupaciones de un país que, como Cuba, siempre ha hecho valer, una y otra vez, su solidaridad con los intereses comunes de los países iberoamericanos. Pero la propuesta de Cuba no fue aceptada, porque el conquistador español del 2000 en esa Cumbre, logró que sus conquistados lo apoyaran -por mayoría- y desestimaran la solicitud de Cuba. De esta forma lograban también proteger a los terroristas de la CIA y de Miami, con los cuales tiene vínculos Montaner (Ospina y Declercq, 2003:232)

Hasta el día de hoy, ningún enemigo de la Revolución Cubana ha podido mostrar una sola prueba que evidencie que en 45 años que lleva Cuba de Revolución, haya usado alguna vez el terrorismo como método de lucha. Es fácil calumniar -como lo hace Montaner- e irresponsable publicar -como lo hace La Nación- estas mentiras, pero imposible mostrar pruebas. Cuba siempre se ha opuesto a cualquier tipo de acción terrorista, porque forma parte de la filosofía humanista de la Revolución Cubana, incluso desde la época de la lucha armada por la liberación del país.

El «escritor» hace referencia a la Cumbre de Panamá para falsear lo hechos, pero no dice absolutamente nada de los terroristas de Miami, que organizados, financiados y dirigidos desde Estados Unidos por la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA) -que es un instrumento del imperialismo y la extrema derecha de ese país-, habían sido enviados a Panamá donde se iba a realizar la Cumbre, con el propósito de volar el Paraninfo de la Universidad de Panamá el 18 de noviembre de 2000, con los 2 000 asistentes a una reunión, sólo por el placer enfermizo de matar al presidente de Cuba, Fidel Castro. Surge la pregunta ¿Por qué en esa Cumbre Aznar y Flores -supuestos enemigos del terrorismo- no condenaron esas acciones? Montaner mejor que los lectores de La Nación, sabe muy bien cual es el prontuario de sus cuatro amigos, pero los protege. La Nación, hace lo mismo, al no informar quiénes son esos amigos del terror.

El primero: Luis Posada Carriles. Ha estado involucrado en varios intentos de asesinato contra el Presidente de Cuba. Hizo de El Salvador, su zona de operaciones para Centro América. Organizó una red de terroristas, financiada desde Miami por la FNCA, la cual promovió diversos atentados terroristas contra Cuba e intereses de la Isla en el exterior. Se ha caracterizado por ser reclutador de mercenarios y entrenador de los mismos en el manejo de explosivos. Su obsesión por asesinar a Fidel, lo ha llevado a creer que así tendría un espacio en la historia. Ha participado en los siguientes intentos de magnicidio:

· Organizó un atentado contra Fidel en Cartagena de Indias, Colombia, durante los días 14 y 15 de junio de 1994, en ocasión de celebrarse allí la IV Cumbre Iberoamericana.

· Planificó un atentado contra Fidel, juntamente con Arnaldo Monzón Plasencia, durante la realización de VII Cumbre Iberoamericana a celebrarse entre los días 8 y 9 de noviembre en Isla Margarita, Venezuela, en 1997.

· Preparó, con Enrique Bassas, Tony Pons y Luis Orlando Rodríguez, terroristas de la mafia cubano americana, un plan de atentado contra Fidel, a efectuarse entre los días 20 y 25 de agosto, en Santo Domingo, en 1998, en ocasión de la Reunión de Jefes de Estado de la Asociación de Jefes de Estado del Caribe.

· Es responsable de muchos otros hechos terroristas, en los que han muerto no sólo cubanos, sino ciudadanos de otros países. El 6 de octubre de 1976 organizó la muerte de 73 personas a bordo de un avión de Cubana de Aviación mientras despegaba del Aeropuerto de Barbados.

El segundo: Gaspar Jiménez Escobedo. Terrorista, con un prontuario muy grande; abandonó Miami, para marcharse a Panamá a cumplir su malévolo plan. Viajó con identidad falsa, Manuel Díaz. Estaba seguro, según él, que esta vez no fallaría. Su experiencia en intentar matar a Fidel es la siguiente:

· Intentó asesinar a Fidel, en julio de 1975, durante una visita que el mismo realizó a Jamaica.

· En 1989, durante la toma de posesión presidencial de Carlos Andrés Pérez, en Venezuela, intentó asesinar al Presidente Cubano junto a Pedro Corzo Eves y bajo las órdenes de Orlando Bosch Ávila.

· Participó en el intento de volar la aeronave en que viajaba el Presidente Cubano durante la celebración de la I Cumbre Iberoamericana que se celebró en México en 1991.

· Usando un cohete RPG-7, planeó asesinar a Fidel durante la celebración de la II Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado que se celebró en España, en 1992.

· Intento asesinar a Fidel en Honduras en el año 1993.

· Participó en el plan de atentado contra Fidel en Cartagena de Indias en 1994 junto Luis Posada Carriles y otros.

· Estuvo vinculado al plan de atentado contra Fidel a producirse en Isla Margarita en el año 1997.

El tercero: Guillermo Novo Sampoll, ha participado también en sobresalientes acciones terroristas como el asesinato del ex-canciller de Chile Orlando Letelier, en 1975. Respecto a su vinculación en planes de atentado contra el Comandante en Jefe, participó en dos de ellos, sin incluir el que se cometería en Panamá. Ellos fueron:

· Planificó atentar contra Fidel en Nueva York, junto al terrorista William Cortés, durante la visita del presidente cubano a esa ciudad en 1997.

· Estuvo vinculado a los planes de atentado contra Fidel en República Dominicana a realizarse en julio y agosto de 1998.

El cuarto: Pedro Crispín Remón Rodríguez. También tiene una extensa hoja de servicios a favor del terrorismo. Se sabe que asesinó al emigrado cubano Eulalio José Negrín en noviembre de 1979, nada menos que frente a su hijo de 12 años de edad. Días después colocó una bomba en la Misión cubana ante las Naciones Unidas, en Nueva York. Cuatro días después, el 11 de diciembre de 1979, hizo explotar una bomba contra la Misión Permanente de la Unión Soviética ante la ONU. Participó directamente en el asesinato del diplomático cubano Félix García Rodríguez, perpetrado en Nueva York el 11 de septiembre de 1980. Unos meses antes, el 25 de marzo de ese año, había efectuado un atentado contra el auto de Raúl Roa Kourí, Embajador cubano ante la ONU.

Esto es sólo una pequeña parte del extenso currículo de muerte de estos decrépitos detenidos hoy en Panamá. Esta pandilla de veteranos de la FNCA -amantes del terror- son los amigos de Montaner. A la edad que tienen, deberían pensionarse en la FNCA y dedicarse a jugar con sus nietos o a pasear a sus perros. Pero ¡qué va!; gente acostumbrada a mimar fusiles y revólveres, es imposible que pueda acariciar a un niño; duchos en emboscadas y en estallar explosivos no pueden brindarle cariño a sus retoños; habituados a las balas y a las bombas están inhabilitados para sonreírle a un perro. Todas las armas les son familiares; son los juguetes de estos ancianos. Tienen por almohadas a las bazucas y a los petardos por pañuelos.

Mientras estos terroristas -amigos de Montaner-, presos en Panamá, gozan de amplias prerrogativas y acuden a la compasión mediante lagrimeos, rehuyendo cualquier posible responsabilidad, los cinco héroes cubanos purgan prisión en Estados Unidos por el delito de evitar que criminales como estos llevaran a cabo muchos de sus planes. De ambos hechos -de los terroristas y de los que luchan contra el terror- La Nación en Costa Rica no informa.

4. Consejos para un candidato

A estas alturas queda claro no solamente las reiteradas falsedades del «escritor», sino el empecinamiento de este medio por brindarle espacios. Veamos el tercer y último artículo»La firmeza, aliada de la democracia» (27/06/04.) Desde esas páginas trata de darle consejos al candidato demócrata John Kerry, para que mantenga firmeza contra el Presidente Cubano Fidel Castro.

En ese artículo salta a la vista que el mismo Montaner -personaje siniestro vinculado siempre a la política de la extrema derecha de los gobiernos republicanos de Estados Unidos-, calcula que su amigo George W. Bush, podría perder las próximas elecciones en noviembre del 2004, por eso trata de apuntarse con el candidato demócrata Kerry. Revela también que las últimas medidas del señor Bush contra Cuba -limitar los viajes de los cubanos a la Isla y el envío de dinero a sus familiares- son absurdas. Y el mismo Montaner, las cataloga de erróneas. ¡Claro, se sabe que importantes sectores de cubanos radicados en Estados Unidos, han manifestado públicamente su descontento y rechazo a esas medidas y se disponen a dar su voto al candidato demócrata! Esto es lo que teme el «escritor». Pide que Kerry, revoque esas medidas, pero mantenga las presiones económicas, las transmisiones de Radio y TV y potencie la «solidaridad con los disidentes de la oposición interna y externa». (Él y La Nación saben que esa tal disidencia no existe. Es de público conocimiento internacional que se trata de un negocio y de una disidencia fabricada. Volveremos más adelante sobre esto.)

Montaner al igual que mucha gente, víctima de la publicidad, corrió a leer la autobiografía de Billy Clinton (en donde Mónica Lewinsky fue el móvil que despertó el morbo de los lectores) la cual le recomienda leer a Kerry, para que aprenda a actuar sin debilidad contra Fidel Castro y la Revolución.

Según este «analista» cada vez que decenas de cubanos migrantes -enviados por Fidel, según él- llegan a la Florida ponen en crisis al gobierno de Estados Unidos. Llama la atención que, el paraíso estadounidense se ponga en riesgo tan fácilmente y, que el «escritor» quiera pasarse por -más- ignorante al no responsabilizar de aquellas migraciones, al propio gobierno de Estados Unidos, que busca con ello romper los acuerdos migratorios entre ambos países y crear una crisis que justifique una intervención militar contra Cuba.

Según este profeta, Fidel debería morir entre el 2005 y el 2009, período en el que probablemente John Kerry sea el Presidente de Estados Unidos; por eso le pide aprender de Clinton para actuar con firmeza y prepararse para la transición política en Cuba apoyando a los disidentes. La ‘firmeza’ -de Clinton- a la que hace referencia, es a la aprobación de la Ley Helms-Burton firmada en 1996. Esta firmeza denota más bien debilidad del entonces Presidente hacia la presión de la mafia cubanoamericana de Miami para que aprobara dicha Ley. El profeta no recuerda la derrota legal y política que le propinó el Gobierno Revolucionario de Cuba a la administración firme de Clinton -con los grupos terroristas de Miami incluidos-, en el caso de la devolución del niño Elián González a su padre y a su patria.

En el afán de publicitar a los contrarrevolucionarios, abunda en epítetos: disidentes, cristianos, defensores de derechos humanos, defensores de la patria, poetas, escritores, letrados, pacíficos. Pero hasta ahora, ni él ni la mafia terrorista internacional han dicho una sola palabra sobre los libros publicados, donde quedan desfigurados y presentados como lo que realmente son: mercenarios. En esas publicaciones se muestran documentos irrebatibles de la activa participación de Montaner en actos subversivos contra Cuba. En la presentación que se hizo en Costa Rica del libro «Los disidentes» a cargo de uno de los autores (Elizalde) en febrero de 2004, ni un solo periodista ni político de derecha ni «escritores» de medios como La Nación pudieron desmentir las denuncias que ahí aparecen. Tampoco los defensores internacionales de esa «disidencia» -como Montaner- se han referido al libro.

Al «escritor» le molesta que John Kerry haya criticado a Oswaldo Payá, el cual es financiado por las redes mafiosas anticubanas, coordinadas por Montaner, con el propósito de presentarlo como un político opositor que sustituiría a Fidel Castro en la presidencia de Cuba. Pero Payá es un gran desconocido en La Habana -ni siquiera decimos en Cuba- y se sabe que el Premio Sajarov que le fue otorgado por el Parlamento Europeo, lo promovió Aznar y compañía. Esto dice bastante de su descrédito. Además, existen documentos que testimonian que este defensor de los derechos humanos, vive a cuerpo de rey, cobra mensualmente su sueldo en dólares enviados por Montaner desde Madrid y suele disfrutar sus vacaciones en Varadero con diferentes amistades. Es un «candidato» fabricado, sin ningún apoyo social; ambicioso y amasador de dólares. Pero el «analista» considera que Kerry cometió el error de criticado.

El «pacífico» Montaner habla que, en 1996 «cuatro pilotos desarmados de la organización humanitaria «Hermanos al Rescate» fueron derribados en aguas internacionales» por órdenes de Fidel. Es de conocimiento general que esos pilotos eran delincuentes, que además de estar armados, lanzaron volantes a la Isla, en los que incitaban a la población a sublevarse. No fueron derribados sobre aguas internacionales, sino sobre aguas cubanas; pruebas de esto son las grabaciones radiales que se hizo a los provocadores (quienes ante el pedido de que abandonaran el territorio cubano respondieron con amenazas.) «Hermanos al Rescate» no es ninguna organización humanitaria, sino uno de los tantos grupos terroristas que proliferan en Miami, con el beneplácito de las autoridades estadounidenses. En Costa Rica, esa organización tiene algunos representantes; lo integran unos ancianos de la época de Batista. Se limitan a publicitar a su grupo, con calcomanías en los parabrisas de sus carros o en las ventanas de sus casas.

Para terminar

El «escritor», así como se apresuró a leer los enredos de Clinton, debiera tomarse el tiempo para ojear los libros donde lo pintan de cuerpo entero (Báez, 2001.) Montaner no es un intelectual ni un periodista ni un político. Es un inventor de disidentes, falsificador de poetas, recaudador de enormes cantidades de dinero, coordinador de festivales, piñatas políticas, banquetes, negocios y editoriales. Hace todo esto contra la Revolución cubana.

Sobre este «escritor», Luis Ortega, veterano periodista cubano que radica en Estados Unidos y a quien nadie puede vincularlo con la Revolución Cubana -en una entrevista que le hace Luis Baéz-, cuenta que entre los cubanos circula un chiste muy gracioso. Se dice que cuando Montaner iba a nacer asomó primero los pies y la enfermera preguntó si era varón o hembra y el médico se limitó a responder: «No, es tramposo».

Tramposo es sinónimo de estafador o embustero. Y eso es lo que refleja en lo que le publican. Sólo en un país -como Costa Rica- donde, para poseer la libertad de prensa, hay que pagarla; donde medios masivos y comerciales como este periódico, reiterada y sistemáticamente publica editoriales y artículos (de «opinión») contra la Revolución Cubana, divorciados de los hechos, puede encontrarse calumnias, mentiras e infamias firmadas por este individuo.

Bibliografía

Báez, Luis: Miami. Donde el tiempo se detuvo, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 2001.

Calvo Ospina, Hernando y Declercq, Katlijn: ¿Disidentes o mercenarios?,Casa Editorial Abril, La Habana, Cuba, 2003.

Carazo, Carolina: «Medios de comunicación y reencantamiento político», en Varios: La percepción de lo político en Costa Rica, EFUNA, Heredia, Costa Rica, 1998.

Castro Ruz, Fidel: «Discurso pronunciado con motivo del cumpleaños de Elián González y el cuarto año del inicio de la batalla de ideas, efectuado en la escuela primaria «Marcelo Salado», de Cárdenas, Matanzas», el 5 de diciembre de 2003, en Granma, 06-12-03, La Habana, Cuba.

Castro Ruz, Fidel: «Discurso pronunciado en ocasión del aniversario 45 de la Revolución Cubana, en el Teatro «Carlos Marx», el 3 de enero del 2004, en Granma, 04-01-04, La Habana, Cuba.

Castro Ruz, Fidel: «Discurso pronunciado en el acto por el 51 aniversario del Asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, efectuado en la Universidad Central de Las Villas», el 26 de julio de 2004, en Granma, 27-07-04, La Habana, Cuba.

Elizalde, Rosa Miriam y Báez, Luis: «Los disidentes», Editora Política, La Habana, Cuba, 2003.

Gallardo, Helio: «Notas para contribuir a una discusión sobre los nuevos actores sociales», en Pasos No 36, julio-agosto de 1991, San José de Costa Rica.

Montaner, Carlos Alberto: «Castro, 45 años después», en La Nación, 04-01-04, San José de Costa Rica.

Montaner, Carlos Alberto: «La España que Aznar deja», en La Nación, 07-03-04, San José de Costa Rica.

Montaner, Carlos Alberto: «ETA y sus cómplices», en La Nación, 14-03-04, San José de Costa Rica.

Montaner, Carlos Alberto: «La firmeza, aliada de la democracia», en La Nación, 27-06-04, San José de Costa Rica.

Varios: Cuba, la historia no contada, Editorial Capitán San Luis, La Habana, Cuba, 2003.

(Lic. Abner Barrera Rivera,Prof. Estudios de Latinoamericanos – Costa Rica

Universidad Nacional)

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[1] La elección de estos artículos no responde a algún criterio en especial. Podríamos haber tomado otros; en cualquiera de ellos, se encuentra lo que aquí demostraremos: calumnias, falsedades, ignorancia, insultos.

[2] Le publican sus artículos de ‘opinión’ con frecuencia y sistemáticamente, especialmente los días domingos. En realidad estos son una copia, porque primero los publica el diario El País de España.