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Observatorio de la Radio Nacional Pública (NPR, Estados Unidos)

¿Todo estaba sometido a censura en Annapolis?

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Una gran decepción, eso es lo que supuso la cobertura informativa de la reunión de Annapolis con la que se reiniciaron las negociaciones de paz entre Israel y Palestina. Normalmente, un evento de esa clase motivaría que ATC presentara una sólida media hora de cobertura, en la aparecerían los antecedentes históricos y fácticos necesarios para entender e interpretar el acontecimiento.

Conseguimos esa media hora. Pero en esta ocasión se nos ofreció muy poca información, por no decir ninguna. En su lugar, los editores de ATC decidieron poner un artículo muy mono (¡al parecer, la situación del aparcamiento en Annapolis era hoy una noticia fundamental!) y una historia acerca de la asistencia siria: una faceta del acontecimiento que no nos dijo nada nuevo. Incluso la cronología online fue decepcionante. No sólo comenzaba repentinamente en el año 2000, también asumía que el «estatuto final» requeriría la «evacuación» de tan sólo «algunos asentamientos judíos» situados en tierra palestina. En ninguna parte se afirmó que todos los asentamientos de Cisjordania son ilegales.

¿Qué posible explicación hay para ese inusitado lapso en lo que es un distintivo en la información de ATC sobre acontecimientos mundiales?

Es triste decir que la más probable explicación es que fuera por miedo, por simple y puro miedo.

Si ATC hubiera proporcionado los antecedentes fácticos adecuados, hubiera quedado claro que los palestinos tienen derechos legales que se les niega en violación del derecho internacional; hubiera quedado claro que Israel ha robado ya la mayor parte del agua de Cisjordania; hubiera quedado claro que Israel impone regularmente castigos colectivos al pueblo palestino. En resumen, habría quedado claro que Israel tiene colocada su bota sobre el cuello de los palestinos en una repetida e inacabable violación de las resoluciones de Naciones Unidas y que esas negociaciones de paz no se abrían en pie de igualdad.

Si ATC hubiera hecho su habitual informe fáctico mundial, Israel habría aparecido muy mal situado en él. Los estadounidenses habrían aprendido que Israel no es una democracia asediada luchando por su supervivencia sino una fuerza colonial agresiva que trata de imponer su voluntad a sus vecinos. Esto a su vez se habría traducido en un aluvión de llamadas, cartas y correos de la American Zionist Network reprendiendo a ATC y NPR por «actitudes anti-Israel» y «anti-semitas». Algunos grandes donantes podrían haber amenazado con retirar sus donaciones.

Por eso, el miedo -traducido en autocensura- es la explicación lógica para la penosa cobertura hoy efectuada.

A favor suyo, diremos que ATC quería entrevistar tanto a Olmert como a Abbas, pero ni Abbas ni su primer ministro hablaron. Había, pues, que llenar el tiempo con algo. Ese tiempo podría haberse llenado con una entrevista al diputado palestino y candidato presidencial Mustafa Barghouti o a cualquiera de los siete dirigentes cuyas reacciones publicó la BBC. En lugar de ofrecernos algo así, los editores decidieron ponernos una historia sobre el aparcamiento en Annapolis. Si se hubieran presentado los antecedentes de la situación actual de forma adecuada, no se habrían sentido desalentados para presentar una entrevista.

Probablemente, tuvo que haber otro dilema. ¿Hubo un trasfondo en el que los editores de ATC tuvieron que escoger entre Linda Gradstein -que repite como un loro las consignas del gobierno israelí sobre cualquier hecho- y Eric Westerveld, uno de los pocos reporteros suficientemente valientes de NPR dispuestos a informar con precisión sobre la ocupación israelí de Palestina? Quizá los editores pensaron que era mejor evitar esa situación particular.

No hay duda de que la Red Sionista es una fuerza poderosa. Al haber sido ya uno de los destinatarios de esa fuerza no deseo ver a ningún periodista o red de noticias convertirse en su objetivo. Pero tenemos el problema de esa palabra central en el nombre de NPR, la palabra PÚBLICA. Como red de radio PUBLICA nº 1 en EEUU, NPR tiene el deber de resistir ante la intimidación a la hora de informar al Pueblo Estadounidense de cuestiones vitales para sus intereses y seguridad. NPR tiene que hacer su trabajo y por eso debería aceptar la responsabilidad. El fracaso de ATC a la hora de resistir frente a la intimidación, que viene a ser lo mismo que un chantaje, es una oscura mancha en su reputación y en la del periodismo estadounidense en general.

¿Cuando dirán los buenos periodistas de NPR no a la intimidación sionista y a la consiguiente auto-censura?

N. de la T.:

ATC Journal World News (EEUU)

NPR: Radio Nacional Pública (EEUU). Véase en wikipedia:

http://en.wikipedia.org/wiki/National_Public_Radio

Felice Pace vive en Kamath, California. Puede contactarse con él en: [email protected]

Enlace con texto original en inglés:

http://www.counterpunch.org/pace11292007.html