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Hacer visible lo que ocurre abajo

Venezuela: El Cumpleaños del Topo

Fuentes: Rebelión

Topo Obrero(1). Ha corrido mucha historia bajo el puente de su tinta(2). Como todo cultivo, el de la comunicación política, con una política de comunicación revolucionaria, es tarea necesaria, ardua, exigente y no poco ingrata. Lo saben muchos y lo aprecian pocos. Como todo cultivo, cultura, el de la comunicación política es imprescindible y contagioso. […]

Topo Obrero(1). Ha corrido mucha historia bajo el puente de su tinta(2). Como todo cultivo, el de la comunicación política, con una política de comunicación revolucionaria, es tarea necesaria, ardua, exigente y no poco ingrata. Lo saben muchos y lo aprecian pocos. Como todo cultivo, cultura, el de la comunicación política es imprescindible y contagioso. Hay que encarar una lucha semiótica en escenarios generalmente sobresaturados. Hay que competir con muchas publicaciones con información no siempre clara; casi ninguna economía del significado, dispendio de vocablos, enunciados repetitivos y hueros. Palabrería estereotipada, normalmente sin humor ni capacidad de sorpresa o seducción. Dicho de manera general domina la crisis de sobreproducción, el sectarismo, el empirismo y el criticismo. No es fácil remar contra esa corriente y durante 30 años. Es indecente no decirlo.

Este Topo, por ejemplo, ha dado una lucha singular en la campaña «Manos fuera de Venezuela(3)» conocida mundialmente y respetada por organizaciones de todo el orbe, es su mérito, no exclusivo, si ejemplar. Nadie puede hacerse el ingenuo. Mantener durante 30 años en pie de lucha, coherente y revolucionaria, una publicación sin dadivas burocráticas, sin mecenas incógnitos y sin libros de contabilidad duplicados, es ejemplo de trabajo cuya moral de lucha es necesario remarcar e imitar. Es claro que al Topo Obrero lo agobian, en plena «La civilización de la Imagen», muchos problemas formales que en cantidad y calidad, caracterizan la comunicación política y las políticas de comunicación, actuales y de muchos. Se trata de problemas «formales» que desde luego forman parte de una agenda permanente en toda publicación y que, en el oficio añejo de la producción editorial, se han vuelto altamente especializados. 30 años después de que José Avendaño, Josefina Mújica y Ricardo Galíndez acordaran iniciar esta historia longeva, no muchos pueden contarla, la forma y el contenido del Topo Obrero siguen siendo desafíos y herramientas de lucha, es así su dialéctica y es así su lenguaje. Hay que leerlo para constatarlo.

Muchos años no implica muchos éxitos. Eso lo saben quienes idean, escriben y hacen circular el Topo Obrero empeñados en contribuir, como se pueda, al ascenso de la conciencia y crecimiento de la organización obrera. Por cierto no es un trabajo de hormiga, es un trabajo de corazones gigantes. ¿Hormigas con corazones gigantes? Tarea enorme que no resolverá una publicación por sí sola pero en la que se debe colaborar echando mano de cuanto recurso sea posible echar mano. Incluso el recurso editorial impreso. Comenzando por contribuir a la definición, teórica y practica de la revolución y el socialismo. He ahí una tarea que el Topo Obrero ha enfrentado a precio de una historia que no ha sido fácil. Lo sabemos bien. Y he aquí un cumpleaños pleno de debates sobre la cantidad y la calidad. Es una virtud enorme y eso se agradece. Porque hace mucha falta.

El Topo Obrero tiene ante si, por los próximos 30 años, la dificultad de desarrollar una creatividad revolucionaria, imaginación como arma de la revolución, aplicada al periodismo, en situación de lucha por la semiosis. Al mismo tiempo cuestionar las formas comunes de expresión para no repetir los modelos con que se articula el discurso hegemónico (su estética y clichés narrativos)… y producir conciencia, elevarla para que descubra y propague las reglas, sueños y acciones concretas de los obreros hacia su emancipación permanente y definitiva. Ha de producir información y comunicación como herramienta donde «la verdad es concreta», como afirmaba B. Brecht, esa verdad que se descubre en la unión dialéctica de la idea y de la práctica. Verdad que ha de ser regla de oro de la praxis periodística que busca producir pensamiento revolucionario, con método científico, capaz de impulsar análisis crítico y perspectiva de clase sobre hechos inteligibles en la situación y en el período en el que se desarrollan. Y aunque ya lo hacen hace 30 años el cumpleaños avisa refrendos promisorios. Enfrenta el desafío de participar de los cambios revolucionarios, desde las bases, para participar en la determinación del porvenir y anticipar tal porvenir. ¿Cómo ayudamos?

«En un diario que sería el órgano del Partido, habrá artículos que el obrero medio no entenderá, o cuestiones teóricas y prácticas complejas que no captará completamente. De ello no deriva de ninguna manera que el diario deba bajar hasta el nivel de la masa de sus lectores. Al contrario debe precisamente elevar su nivel y contribuir a formar, en la capa de los obreros medios, obreros de vanguardia.» Lenin

El ejemplar «nueva etapa» número 18, de octubre de 2005, edición del aniversario 30, llegó a mis manos gracias a tres obreros de la empresa recuperada INVEVAL(4), (que hoy aguarda, con su arsenal de sueños y ansias, la entrega oficial de las llaves que abrirán muchos futuros). ¿Habrá manera de apurar eso? Llegó, pues, este «vocero de la corriente marxista revolucionaria» de manos de tres obreros que regalaban sonrisas a diestra y siniestra, no para vender diarios sino para ganar corazones. Ni una sola vez tuvieron miedo alguno de invocar al Socialismo… hablaban con libertad y hablaban de futuro. En otro lugar eso sería un escándalo que no se publicaría en un periódico obrero sino en la página roja de un diario amarillo. ¿Dije que esto ocurrió en Venezuela?

Jorge Paredes, Antonio Betancourt y José Quintero uno tras otro, casi como en una canción caribe a golpe mar y voz caraqueña, hablaban del Topo, suyo, nuestro, como quien habla de un amigo que «ahonda en la comprensión y superación de los problemas concretos de las luchas revolucionarias«. Un periódico como el Topo Obrero es otro en manos de los obreros. Se le ve distinto, especial, como una ofrenda de esperanzas puestas en papel. Se vuelve verdad a ultranza apuntalada por treinta años donde cientos de personas han puesto inteligencia, apuestas, claridades e incertidumbres, a lomos de papel que viaja sus destinos inequívocos y arduos. Treinta años, a saber bajo cuántos peligros y limitaciones, dudas y deudas, esperpentos y espantos. Treinta años de desveladas y carreras, debates y gruñidos, satisfacciones e insatisfacciones. Nada es fácil, esto menos. No basta con el esfuerzo. Uno se los agradece de lo general a lo particular. Y viceversa.

Tres obreros de INVEVAL, en plena Universidad Bolivariana, invitados a una conferencia inaugural sobre cine documental, rodeados por estudiantes, cineastas, televisoras, radios comunitarias, comunicación por todas partes… pusieron en nuestras manos, y con un orgullo continental, de pueblo en trance revolucionario, su Topo Obrero, nuestro, treintón y jovenazo, mientras hablaban de «Escribir creativamente y con calidad para que contribuya a elevar la conciencia y la independencia, pue´, de la Democracia Obrera» Quieren ellos hacer evidente lo que para muchos es «invisible». Hacer inteligible lo enredado, practicable lo prohibido. Liberar la expresión obrera. Tres obreros que hacían poesía, acaso, sin saberlo.

Es imposible imaginar cuántas veces, en treinta años, se habrá repetido un escenario similar de trabajadores pasando su prensa de mano en mano. Cuántas veces el Topo recorrió los pasadizos de su lucha y los caminos de sus circuitos, como quien anda las nervaduras de un cuerpo social, empujándose con sístoles y diástoles. Cuántas lecturas, cuántos ojos, en treinta años, caminaron con el Topo Obrero los rincones más queridos donde se acurrucan las semillas de una revolución que florece a saltos desiguales y combinados. Es imposible imaginar cuántas personas con cuántos sueños han escrito, debatido, anhelado… que esta vez, por esta vez, las letras sean la chispa, esa chispa como aquella, que ilumine y contagie a otras y que así y entre muchas, se ilumine el camino y arranque el motor y se mueva la máquina de la historia y ya no sea máquina y sea un organismo en movimiento pleno y libre, permanente… para siempre, pué. Cuántos pusieron semejante fe y razón, con aciertos y errores, con generosidades y no tantas, con solidaridad y oportunidad; en cada párrafo, cada página, cada ejemplar… cientos, miles, uno y todos… un Topo Obrero. Como el que llegó a mí desde unas manos obreras, como el que yo tengo, como el que yo comparto. Treintón, jovial, sin canas y robusto. 24 páginas, dos tintas, mucho para leer, fotos fraternales, tipografía legible, espacio, descansos y aire, dibujos entrañables, papel prensa, portada vertical, 1000bolivares. Coleccionable. A cooperar.

Pocos en el mundo han durado como este Topo Obrero. En sus condiciones y con sus objetivos. Ahora respira los aires de un tiempo que le es nuevo porque también lo ha construido. Este Topo no es foráneo a la historia reciente de Venezuela, no nació de calenturas arribistas ni de espontaneismos líricos. Este Topo Obrero ha cursado una historia que debe consignarse en la historia editorial de América Latina como un acto de persistencia revolucionaria a prueba de palos e indiferencias. Prueba de que es posible, con poco, hacer mucho y con frecuencia bien. Una tarde de estas, cuando coincida un grupo grande de amigos, frente alguna mesa de algún buen bar, bien valdrá la pena levantar una copa por el cumpleaños del Topo. Ya le debemos más de lo que imaginamos. Ha corrido mucha tinta, buena, bajo el puente de su historia.



2.-http://venezuela.elmilitante.org/index.asp?id=muestra&id_art=2178

3.-http://www.handsoffvenezuela.org/interview_william_izarra.htm

4.-http://www.aporrea.org/dameverbo.php?docid=59756