Miguel Gil, Julio Anguita Parrado, José Couso… El oficio de informar y dar a conocer el mundo que nos rodea a la sociedad es cada vez más arriesgado y en ocasiones se paga con la muerte. Más de 1.200 periodistas han sido asesinados en los últimos 10 años, y otros miles, en especial los que […]
Miguel Gil, Julio Anguita Parrado, José Couso… El oficio de informar y dar a conocer el mundo que nos rodea a la sociedad es cada vez más arriesgado y en ocasiones se paga con la muerte. Más de 1.200 periodistas han sido asesinados en los últimos 10 años, y otros miles, en especial los que trabajan en zonas de conflicto, han padecido agresiones e intimidaciones.
Las alarmantes cifras fueron hechas públicas por el subdirector general adjunto de Comunicación de la UNESCO, Mogens Schmidt. Además, Schmidt añadió que «los ataques a periodistas son un fenómeno que ha ido en aumento».
Sólo en lo que va de año han fallecido 130 periodistas, la mayoría en Irak, mientras que «otros son objeto de constantes amenazas», añadió el directivo de la UNESCO en rueda de prensa, en el marco del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Schmidt consideró este acoso a los periodistas no es exclusivo de los países en situaciones de conflicto, «puesto que hay países en los que reina la paz y la democracia, y, sin embargo, los profesionales de la prensa son asesinados por revelar casos de corrupción o criminalidad que involucran a las autoridades».
El funcionario hizo hincapié en los casos de países de América Latina, como Colombia, u otros como Rusia y Bangladesh, donde los periodistas corren el riesgo de perder la vida, o sus familiares son objeto de amenazas, incluida la de secuestro.
Schmidt, a pesar de todo, dio importancia al trabajo de la prensa y de los riesgos que asume como sector. «Ello es un reflejo del espíritu del sector, y el caso de Irak es una demostración de la importancia de proteger a los periodistas», aseguró.
Para asegurar la libertad de expresión y las vidas de los periodistas que acuden a zonas de riesgo, la Unesco está trabajando en tres direcciones fundamentales: en el ámbito institucional con todas las organizaciones del sistema de la ONU, en el ámbito legal con los estados miembros, y con los propios profesionales de los medios de comunicación.