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Los medios y las elecciones en Venezuela

10,8% de veracidad

Fuentes: Rebelión

Aunque algunos medios internacionales han sido comedidos, hay que reconocerlo, ante la noticia del retiro de las candidaturas de la oposición a las elecciones parlamentarias del domingo 4 de diciembre, otros no han tenido escrúpulos en aseverar que la retirada era total y dejaba al «autócrata» Hugo Chávez las manos libres para instaurar, definitivamente, la […]

Aunque algunos medios internacionales han sido comedidos, hay que reconocerlo, ante la noticia del retiro de las candidaturas de la oposición a las elecciones parlamentarias del domingo 4 de diciembre, otros no han tenido escrúpulos en aseverar que la retirada era total y dejaba al «autócrata» Hugo Chávez las manos libres para instaurar, definitivamente, la dictadura en Venezuela. Son muchos los medios, tanto en América como en España, que han aprovechado la renuncia de algunos candidatos para cargar las tintas en contra del presidente venezolano, entre los que debo destacar a Televisión Española que, esta vez, ha superado a CNN con sus tergiversaciones o medias verdades.

Dos hechos se han destacado, el primero que eran «los principales partidos» de la oposición los que se retiraban de los comicios; el segundo, que el motivo era el fraude que tenía preparado el gobierno.

Verdaderas mentiras

Parafraseando el título de una película, veamos quienes son los tres grandes partidos que han destacado algunos medios. Acción Democrática (AD), que durante 40 años sí fue el mayor partido de Venezuela, repartiéndose el poder con Copei, tenía 25 diputados de un total de 165. En las dos últimas elecciones perdió todas las gobernaciones (gobiernos regionales) que le quedaban y más del 60 % de los alcaldes y concejales. Por si fuera poco, un partido que hasta hace 7 años presumía de tener sedes y militantes hasta en los más remotos lugares del país, en las presentes elecciones no ha podido presentar candidatos en todas las circunscripciones. Realmente es el «mayor partido de la oposición» pero iba a dejar de serlo a partir del lunes 5 de diciembre a menos que el descalabro de los otros fuera aun mayor.

Copei, el otro gran partido hasta 1998, tenía 7 diputados y era tan evidente que iba a perderlos que sus principales dirigentes, al igual que los de AD, no se presentaban como candidatos a la Asamblea Nacional (parlamento venezolano) sino al Parlamento Andino y al Latinoamericano, dos organismos casi desconocidos, al igual que su utilidad, para la gran mayoría de venezolanos.

Por lo que se refiere al tercero, Proyecto Venezuela, ya expliqué en mi anterior artículo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=23557 que era este partido y que, al igual que Copei, en el que se originó, seguramente iba a desaparecer después estas elecciones.

Debo recordar que en Venezuela los políticos son mediáticos, es decir, dependen de que se hable de ellos o que hablen en televisión, dado que han perdido su influencia y proyección incluso sobre los que se pueden considerar sus simpatizantes. En este sentido los medios han contribuido notablemente a su fracaso al darle mayor espacio a los que han venido propugnando la abstención y, entre otras, poca confiabilidad en el Consejo Nacional Electoral (CNE), ente rector de las elecciones. Los argumentos esgrimidos son muchos y bastante conocidos para repetirlos aquí, por lo que me voy a referir únicamente al tema de las llamadas máquinas capta huellas.

Como igualmente expliqué en el artículo anterior, estas máquinas se utilizan para evitar que un mismo elector vote dos veces. La oposición alegó que permitían secuenciar el voto y saber por quien se había votado y exigió su retiro, a lo cual accedió el CNE. Yo quisiera que expertos en informática y en matemáticas me explicaran como se puede establecer un orden o una secuencia si hay tres máquinas capta huellas, en las que uno accede al azar según el orden de llegada al colegio electoral, y cuatro mesas con cuatro máquinas de votación a las que sí se está asignado a uno de ellas. Aquí ya se rompe de entrada el orden pero, además, puede suceder que pasen delante de ti alguien que llegó después pero se demoró menos en la capta huellas o unos ancianos o alguien con limitaciones físicas a quienes se da preferencia para votar. En fin, un argumento que se cae por su propio peso pero que, a pesar de todo y para complacer a los partidos de la oposición el CNE, como digo, accedió a retirar las capta huellas, entre otras concesiones igualmente criticables. Otro argumento esgrimido, la existencia en las máquinas de votación de un archivo que registraba el orden en que se emitieron los votos, ya fue subsanado con su eliminación aunque realmente no alteraba para nada el secreto del voto.

Los verdaderos números

A pesar de todo, algunos partidos decidieron retirarse de la contienda electoral, no masivamente como mal se ha esgrimido, si no parcialmente dado que las candidaturas, incluso las de las listas, son personales. Los renunciantes no fueron, pues, todos los partidos de la oposición, como han alegado algunos medios entre los que destacan Televisión Española, Periodista Digital y otros; tampoco son los mayores, como hemos visto. Los verdaderos números y porcentajes son, según datos aportados por el CNE, los siguientes:

558 candidatos de un total de 4.958, lo que representa el 10,8 %, de ahí el título del artículo. En realidad son menos pues muchos se presentaban simultáneamente como candidatos uninominales y por lista.

De un total de 337 listas en todo el país sólo en 18 se retiraron todos los candidatos, lo que representa un 5,3 %. Las restantes siguieron activas (los porcentajes que aparecen en el artículo de rebelión http://www.rebelion.org/noticia.php?id=23684 están invertidos).

Pero es que también hay que destacar que, contando partidos grandes y pequeños, nacionales, regionales o grupos de electores, a las elecciones se presentaban 446 organizaciones políticas, muchas de las cuales presentaban candidatos en coalición con otras. La paradoja es que algunos de los partidos que se retiraron siguieron participando con los candidatos que se negaron a hacerlo y, por otro lado, han renunciado candidatos de partidos que desde el primer momento anunciaron que seguían en la contienda por lo que, en realidad, ningún partido se ha retirado completamente.

Conclusión: la participación de la oposición en estas elecciones se ha convertido en un galimatías inextricable incluso por ellos mismos pues, al igual que no pudieron ponerse de acuerdo para tener candidaturas únitarias, ahora tampoco han podido hacerlo para retirarse.

¿Un golpe mediático para preparar el otro?

Cuando escribo estas líneas todavía no se conocen los resultados de las elecciones ni cual ha sido la abstención. No importa, pues el motivo no es el análisis de la votación sino de las consecuencias del quimérico boicot.

Realmente la no participación de esos partidos en las elecciones tenía poca trascendencia para el país dado que estaba previsto que los seguidores de Hugo Chávez obtuviesen una mayoría absoluta. Su finalidad era crear, de cara al exterior, la imagen de una situación política crítica (reforzada por la alta abstención) y, de nuevo, generar inquietud en la población mediante la adecuada campaña mediática. También se preparó el ambiente con la colocación en lugares públicos de algunas bombas de poco poder pero que, de todas maneras, causaron daños a personas, entre ellas una niña. El hecho de que los artefactos se hicieran estallar a control remoto demuestra la experiencia de los autores, la misma de quienes dinamitaron un oleoducto en la madrugada del domingo.

El paso siguiente debe ser desconocer la legitimidad de los resultados electorales alegando la falta de participación de la oposición y una alta abstención, aunque esta sea menor que en otras elecciones en las que han ganado los militantes de la oposición. Esta campaña deberá extenderse al extranjero de la mano de los medios (La Vanguardia ya empezó con dos artículos catastróficos http://www.lavanguardia.es/web/20051204/51203534580.html y http://www.lavanguardia.es/web/20051204/51203484178.html) y es posible que sea seguida de la renuncia de algunos alcaldes, concejales, parlamentarios regionales y, quizá algún gobernador de la oposición bajo el argumento de que el parlamento electo es ilegítimo y completa el cuadro autárquico (partido único) y de carencia de democracia del país. Todo ello puede ser motivo suficiente para invocar la aplicación de la Carta Democrática Latinoamericana y, porque no, una intervención directa en Venezuela de otros países con el fin de «restaurar el orden democrático» dada la «crisis de gobernabilidad» en que ha vuelto a caer Venezuela por culpa de Hugo Chávez.

Sólo así puede entenderse la estupidez cometida por algunos partidos, o mejor sus dirigentes, de renunciar al último bastión político que les quedaba. Más teniendo en cuenta que la experiencia abstencionista en otras épocas, en ese caso de la izquierda, no aportó ningún beneficio, todo lo contrario.

Quien paga manda

Finalmente, debo señalar que, por imperativo de la Constitución Bolivariana, el Estado no puede subvencionar a los partidos políticos. Quizá ahora se pueda ver como un error del legislador pues, ante la perspectiva de perder una suma importante de dinero, como la que se asignaba antes por cada voto logrado, ahora no habrían renunciado a las elecciones ni propugnado la abstención. Peor aun para algunos partidos que no retiraron todos sus candidatos, pues si los que quedaron no obtienen por lo menos el 3% de los votos deberán recoger firmas e inscribirse de nuevo en el registro de partidos políticos, algo humillante para esos partidos «grandes» pues deberán mostrar con cuantos militantes cuentan realmente. Sin embargo, el financiamiento no será problema mientras sigan recibiendo esos billetes verdes que tienen escrito In God We Trust.

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