Ni siquiera el Comité de Sabios ha podido hacer frente a la precaria situación en la que está inmersa Televisión Española. La crisis ha azotado con fuerza a la cadena pública que está atravesando uno de los peores momentos de su historia. La caída de la audiencia y un endeudamiento colosal han colocado a TVE […]
Ni siquiera el Comité de Sabios ha podido hacer frente a la precaria situación en la que está inmersa Televisión Española. La crisis ha azotado con fuerza a la cadena pública que está atravesando uno de los peores momentos de su historia. La caída de la audiencia y un endeudamiento colosal han colocado a TVE en una posición deplorable que hace temer a sus trabajadores.
La dos cadenas suman el 26,3%, una cifra que hace peligrar la recaudación publicitaria prevista para el próximo año (786 millones). El inicio de temporada ha traído consigo el virus de la gripe y la compañía necesita una medicación urgente. TVE ha obtenido el 19,5% de cuota de pantalla y La 2 se ha quedado con el 6,8%. La 1 ha perdido casi cuatro puntos y la 2 ha ganado medio.
La directora general, Carmen Caffarel, luce un optimismo irrisorio: «Estamos empeñados en que la televisión pública apueste con firmeza por la calidad y por ganar nuevos públicos. También por elevar su cuota de pantalla con vocación de liderazgo». Tarea más que difícil para la empresa que sólo consigue subir su temperatura con la proyección de los partidos de fúlbol y la teleserie Ana y los siete.
Eso sí, Caffarel debe «agradecer» la herencia dejada por la dirección del PP, que durante sus ocho años de gobierno ha multiplicado la deuda de la cadena pública por cinco. TVE alcanzará un apuro económico con una cifra feroz de 7.600 millones de euros en el 2005.
El Ente Público tiene previsto lanzar en noviembre una emisión de bonos de 7.200 millones de euros, la mayor de su historia. Y es que se emitirán un total de 6.000 títulos de 200.000 euros de valor nominal.
Televisión Española flaquea, se viste de arrugas, envejece y enferma. Las previsiones y la presunción de una programación de lujo cantada a gritos ha dejado un sabor de boca amargo en espera de un dulce caramelo que suavice al mundo audiovisual.
Tanto es así que UGT ha pedido la dimisión de Caffarel ante el avance imparable de la crisis laboral, de audiencias y de modelo financiero.
La directiva de TVE debe alejarse de la torpeza en la que viaja y no presumir en exceso de unos contenidos que la audiencia no persigue. ¿Seguirá la Primera de Televisión Española siendo la Primera en audiencia? Habrá que esperar. Por ahora, «mucho ruido y pocas nueces».