Rezago histórico son las dos palabras que sintetizan el estado en que se encuentra la legislación mexicana en materia de medios de comunicación.Un monumento al atraso legislativo es la Ley de Imprenta que es previa al Constituyente de Querétaro, de enero-febrero de 1917. A dos años de convertirse en nonagenaria, la primera sigue rigiendo la […]
Rezago histórico son las dos palabras que sintetizan el estado en que se encuentra la legislación mexicana en materia de medios de comunicación.
Un monumento al atraso legislativo es la Ley de Imprenta que es previa al Constituyente de Querétaro, de enero-febrero de 1917. A dos años de convertirse en nonagenaria, la primera sigue rigiendo la relación entre los medios impresos, el Estado y la sociedad. Se ignora olímpicamente que el telégrafo, el linotipo y la prensa plana con los que se manufacturaban si acaso una decena de diarios, desaparecieron con la informática, la digitalización, las rotativas de cabezas y funciones múltiples, y los consorcios que como dueños y través de franquicias concentran a los principales diarios de los 352 que existen en la República. Un solo consorcio, la Organización Editorial Mexicana, de Mario Vázquez Raña, es hoy propietario de 59 diarios.
Sólo a título de ejemplo. Durante 34 meses mantuve la calidad de indiciado en la Procuraduría General de la República, por denuncia ministerial presentada por el procurador general de Justicia Militar Mario Guillermo Fromow García, quien actuaba por órdenes del general secretario de la Defensa Nacional, Antonio Riviello Bazán.
El presunto ilícito fue la publicación de Las necesidades de un ombudsman militar en México, en el número 22 de la revista Forum, de octubre de 1993, de la autoría del general José Francisco Gallardo Rodríguez. La responsabilidad que pretendían fincarme era no haber guardado el original mecanográfico. Finalmente mis persecutores fracasaron porque el Ministerio Público ordenó el no ejercicio de la acción penal. De ese tamaño es el desfasamiento de la Ley de Imprenta. En tiempo de la Internet ¿quién conserva originales escritos a máquina y quién utiliza ese artefacto en desuso?
A la vista no se observa a nadie, desde el presidente de la República, pasando por los partidos políticos, hasta los grupos parlamentarios y legisladores en lo individual que se interesen por la puesta al día de la Ley de Imprenta. Ignorar la existencia de nuevas realidades en el diarismo impreso es la conducta del Ejecutivo y del Legislativo. Mientras tanto, la censura y la autocensura resurgen como en los mejores tiempos del partido prácticamente único, como los denominara Carlos Salinas de Gortari, el genocida que circula libremente por todo el país.
Otro caso seguramente mucho más relevante es la Ley Federal de Radio y Televisión que es menos antigua porque data del 8 de enero de 1960. Es decir tiene 45 años de vida por lo menos en el papel. En el momento en que fue promulgada operaban 357 estaciones de radio y 20 canales de televisión, para atender a una población de 16 millones de habitantes de un México aún más rural que urbano.
Nueve lustros después, en un México absolutamente urbano e industrial, la novena economía del mundo al decir de Vicente Fox Quesada y la número 12 para el Banco Mundial, existen 636 canales de televisión y mil 432 emisoras de radio, de acuerdo a los datos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, para atender las necesidades de información, educación, cultura y entretenimiento de una población de 105 millones de habitantes; con modificaciones cualitativas en contenidos y tecnología, que ha logrado consolidar un modelo altamente concentrador, mismo que permite que unos cuantos expresen e impongan a la mayoría sus puntos de vista y su muy parcial visión del país y del orbe. Además de que por la tarde-noche destruyen lo que la escuela pública y la privada construyen por la mañana-tarde.