En el diario El País del pasado trece de octubre, el presidente de Reporteros sin Fronteras, Fernando Castelló hace un repaso a la situación de los periodistas en los diferentes países que participan en la XV Cumbre Iberoamericana en Salamanca. Una vez fustigados Cuba y Venezuela, como suele ser habitual en esta organización, que dice […]
En el diario El País del pasado trece de octubre, el presidente de Reporteros sin Fronteras, Fernando Castelló hace un repaso a la situación de los periodistas en los diferentes países que participan en la XV Cumbre Iberoamericana en Salamanca. Una vez fustigados Cuba y Venezuela, como suele ser habitual en esta organización, que dice financiar sus multimillonarias campañas gracias a la venta de un calendario publicitario, también guarda alguna crítica para la situación de la prensa en España.
Conocer esta crítica nos puede ayudar a cuantificar el rigor de las que hace para Cuba y Venezuela. Dice que «en el propio país anfitrión, España, las Cortes estudian un proyecto de Estatuto de la Profesión periodística que les daría indirectamente la facultad de dar o quitar el carné profesional, y otro alternativo que propone la titulación y colegiación forzosas, ambos atentatorios contra el ejercicio libre de la profesión defendido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos».
El primer dato de interés es que el proyecto de ley del Estatuto de la Profesión Periodística está aceptado a trámite en el Congreso de los Diputados a propuesta de Izquierda Unida y con el apoyo de todos los partidos políticos a excepción del Partido Popular. Este Estatuto nació del consenso del Foro de Organizaciones de Periodistas (FOP) que engloba el conjunto de organizaciones sindicales y profesionales de periodistas en España, entre las que están la Federación de Sindicatos de Periodistas, los Colegios de Periodistas de Cataluña y Galicia y las agrupaciones de periodistas de Comisiones Obreras y UGT. La legislación lo que plantea es la creación de la existencia de un consejo de información en el que estén representados los sindicatos y los trabajadores que tenga entre sus funciones regular la deontología del periodismo en nuestro país tal y como establece el Código Deontológico del Periodismo del Consejo de Europa, suscrito por España, en el que se insta a los Estados a regular estas materias.
Frente a esta posición están la de sectores del empresariado mediático que no desean bajo ningún concepto que los contenidos de sus informaciones estén bajo el control de ningún código que no sea el de los accionistas y propietarios de sus empresas.
Reporteros sin Fronteras, una vez más, asume posiciones que no representan ni al Parlamento español, ni a la Unión Europea, ni a los periodistas españoles -no sé si a los de Francia, sede de Reporteros sin Fronteras- y afirma que ese estatuto viola «el ejercicio libre de la profesión defendido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos». No estamos ante ningún atentado al ejercicio libre del periodismo, como tampoco estamos en América, lugar de aplicación de esa Comisión Interamericana, un órgano dependiente de la Organización de Estados Americanos. El problema es que están acostumbrados a repetir, por instrucciones de Estados Unidos, esa misma coletilla contra Cuba y Venezuela y la siguen utilizando hasta cuando cambian de continente.
Lo que gusta hacer Reporteros sin Fronteras es decir ellos mismos quien es periodista y quien no, para poder denunciar el encarcelamiento de muchos de ellos en Cuba, aunque nunca hayan pasado por una facultad ni escuela de periodismo ni hayan escrito una sola línea.