Recomiendo:
0

Ataques mediáticos a la dignidad y soberanía de Argentina

Fuentes: Rebelión

Cualquiera pudiese pensar que una vez más la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y Reporteros sin Fronteras (RSF) se pusieron de acuerdo para en un mismo día, en una misma hora, apretar el gatillo de sus fusiles y disparar hacia una misma diana. La Argentina actual es la atacada en esta oportunidad por esas dos […]

Cualquiera pudiese pensar que una vez más la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y Reporteros sin Fronteras (RSF) se pusieron de acuerdo para en un mismo día, en una misma hora, apretar el gatillo de sus fusiles y disparar hacia una misma diana.

La Argentina actual es la atacada en esta oportunidad por esas dos organizaciones que, como es conocido, son instrumentos poderosos y obedientes en el campo mediático de los intereses del Imperio norteamericano.

La SIP, que tiene su sede en Miami, por medio de una declaración de su presidenta actual, Diana Daniels, ejecutivo del diario Washington Post Company, lamentó que el Congreso de Argentina no aprobara la Ley de Acceso a la Información Pública en su período anual de sesiones, que concluyó el 30 de noviembre, y expresó que «la ausencia de una ley de acceso constituye un grave obstáculo a la transparencia y a un gobierno abierto». Según la SIP, que reúne a los dueños de los principales diarios y revistas del continente, controladas y dominadas por el capital transnacional, la no aprobación de tal ley hace «retroceder a Argentina en materia de libertad de expresión». A Cristina Fernández, esposa del presidente argentino Néstor Kirchner, la responsabilizan del empantanamiento en el Congreso de esa Ley.

RSF, que tiene su sede en Paris y recibe cuantiosos fondos de agencias del gobierno de los Estados Unidos y de la mafia anticubana de Miami, emitió simultáneamente una denuncia sobre «maltratos» y «vejaciones» a medios de comunicación en la provincia argentina de Entre Ríos. No se trata de medios alternativos o contrahegemónicos los maltratados y vejados, sino grandes periódicos, como La Nación y Clarín, que forman parte de la SIP.

A sus frecuentes ataques contra Cuba y Venezuela, la SIP y RSF suman ahora a Argentina. Están, simplemente, cumpliendo las órdenes y reproduciendo la voz del Imperio, que está muy indignado ante las posiciones dignas y soberanas del gobierno de Kirchner.

Están muy molestos con lo que pasó en Mar del Plata, durante la llamada Cumbre de las Américas, donde tanto el actual gobierno como el pueblo argentino dieron una lección al mundo de entereza y dignidad ante la presencia del jefe imperial. No hubo señal de babosería, blandenguería ni genuflexión ante él. Y no hubo oficialmente titubeo alguno en expresar rechazo al ALCA. Y hubo, por parte del pueblo, lo que al pueblo argentino correspondía: repudio en las calles a la presencia de Bush, a sus políticas criminales y a sus proyectos imperiales.

Están muy molestos porque cara a cara con Bush, Kirchner responsabilizó a Estados Unidos de que sus políticas habían provocado pobreza, miseria y una gran tragedia social en América Latina, así como inestablilidad institucional y la caída de gobiernos democráticamente elegidos, como el de Salvador Allende, en Chile.

Están muy molestos porque Argentina ha calificado al Fondo Monetario Internacional de incompetente.

Están muy molestos, igualmente, por el acercamiento y coincidencia de puntos de vista con el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, en particular en temas como la integración económica, lo que quedó de manifiesto durante la visita reciente de Néstor Kirchner a Caracas. Les molestan el fortalecimiento de los acuerdos económicos y diplomáticos suscritos entre Kirchner y Chávez.

Están muy molestos –en particular la mafia anticubana de Miami, muy vinculada a la SIP y RSF– porque el gobierno de Argentina no se ha dejado arrastrar con sus provocaciones y presiones para lesionar las relaciones amistosas hacia la Revolución cubana. No ven con buenos ojos, por supuesto, la simpatía no ocultada de Kirchner hacia la figura de Fidel Castro.

Están muy molestos con los recientes cambios en el gabinete de Argentina al incorporarse a él algunas figuras con una historia progresista. Los grandes diarios argentinos, alineados en forma incondicional con las políticas que lleva a cabo la Sociedad Interamericana de Prensa y con los dictados del gobierno norteamericano, los mismos diarios que defienden ardientemente la «libertad de mercado» y se hacen de la vista gorda sobre el aumento de la pobreza y la miseria que han ocasionado en América Latina las políticas imperiales y que, incluso, a veces, justifican los genocidios practicados por las dictaduras militares impuestas por Estados Unidos, son en estos días los que hacen ver la preocupación de Washington. Los puntos de vista del diario «La Nación» de Buenos Aires son elocuentes: La nota de unos de sus principales columnistas indica «Más kirchnerismo, más izquierda» y, más abajo, el despacho de su corresponsal en Estados Unidos, se titula: «Washington observa con preocupación».

No sólo Washington observa, sino que, utilizando a instrumentos mediáticos como la SIP y RSF, empieza a atacar a una Argentina que da señales de dignidad y soberanía.

En lugar de cumplir tan miserable y abyecto papel, la SIP y RSF, que se proclaman defensoras de la libertad de prensa, podrían mucho mejor apretar el gatillo hacia un tema que es hoy un verdadero escándalo internacional por su falta de ética: los millonarios sobornos que están recibiendo periódicos y periodistas de Iraq por parte del Pentágono para que publiquen artículos que buscan proyectar una imagen humanitaria y civilizadora de las tropas de ocupación norteamericanas de ese país.

Eso si merecería comunicados de la SIP y RSF, no el silencio cómplice. Pero no se puede pedir manzanas a un naranjal.