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Elecciones presidenciales en México

Bombardeo de millonarias cuñas políticas

Fuentes: IPS

Un bombardeo singular padecieron los mexicanos en los cinco meses que han corrido de este año. Más de 90.000 cuñas políticas fueron emitidas en tan sólo tres ciudades, lo que los politólogos han calificado como una evidente expresión de la mercantilización del proceso electoral. Entre el 1 enero y el 19 de mayo, los candidatos […]

Un bombardeo singular padecieron los mexicanos en los cinco meses que han corrido de este año. Más de 90.000 cuñas políticas fueron emitidas en tan sólo tres ciudades, lo que los politólogos han calificado como una evidente expresión de la mercantilización del proceso electoral.

Entre el 1 enero y el 19 de mayo, los candidatos a la Presidencia de México estuvieron 600 horas en la radio y la televisión, a través de 93.103 cuñas pagadas por los partidos políticos participantes en los comicios que se llevarán a cabo el próximo 2 de julio.

Los partidos políticos pagaron alrededor de 76 millones de dólares, según estimaciones de la empresa de seguimiento de medios Verificación y Monitoreo, por la difusión de su propaganda en la capital, Guadalajara (centro del país) y Monterrey (norte). Los partidos políticos financian gran parte de sus campañas electorales con dinero del erario público.

Los espacios de radio y teledifusión han sustituido a las plazas públicas, tradicionales escenarios de las campañas electorales.

México vive la típica campaña electoral de las democracias de Occidente, donde los «medios de comunicación son el espacio público y el lugar privilegiado de la política», dijo a IPS Horacio Medrano, politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México. «Ciertamente vivimos unas elecciones muy mercantilizadas», sostuvo.

En promedio las cuñas duran de 15 a 30 segundos, durante los cuales los candidatos apuntan más tocar las emociones de los electores y a denostar a los contendientes, que a exponer programas de gobierno.

Según la empresa de monitoreo de medios, del total de las cuñas políticas, 3,6 por ciento fueron transmitidas a través de canales de televisión abierta de alcance nacional, 2,7 por ciento a canales locales de televisión, 8,6 por ciento a canales de televisión por suscripción y, 84,9 por ciento a cuñas radiales.

Los candidatos con mayores posibilidades de suceder al presidente Vicente Fox, quien terminará su gestión de seis años el próximo mes de diciembre, son Felipe Calderón del conservador y oficialista Partido Acción Nacional (PAN), y Andrés López Obrador, del izquierdista y opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Ellos, junto a Roberto Madrazo, candidato del opositor y ex gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), son los principales protagonistas de la mayoría de las cuñas políticas transmitidas este año.

Pese a la propaganda política, las encuestas siguen dándole a Madrazo muy pocas posibilidades de triunfo. Los sondeos tampoco son favorables a los otros dos candidatos inscritos, Patricia Mercado, del Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina, y Roberto Campa, del Partido Nueva Alianza.

Con el acento de las campañas «en lo mediático (en los medios de comunicación) se está cumpliendo en México eso de que la política pasó de la lucha de clases a la lucha de frases», señaló el politólogo Sabino Bastidas, columnista del diario Excelsior y analista de la radiodifusora Monitor.

«El candidato del empleo» es la consigna de la campaña de Calderón, actual puntero en las preferencias de los votantes. «Por el bien de todos, primero los pobres», es la de López Obrador, quien va segundo en las encuestas.

Desde el PAN, los mensajes resaltan a su candidato, pero también apuntan a denostar a López Obrador llamándole «un peligro para México». Esta frase fue considerada difamatoria por el independiente Tribunal Federal Electoral, que ordenó retirarla de la campaña el martes 23 de mayo.

Del lado del PRD, las cuñas acusan a Calderón de tener «las manos sucias» y de ser un «mentiroso». El PAN también demanda retirar esos mensajes, pero el Tribunal aún no considera tal pedido.

«En esta campaña ganará el más avezado en la propaganda, el que logre caer mejor a los electores», señaló el publicista Carlos Alazraki, asesor de Madrazo.

Para el politólogo Medrano los medios de comunicación tienen gran influencia, pero hay otros factores que afectan las decisiones de los electores.

«La campaña mediática juega mucho, pero hay otros factores de peso como la credibilidad, el diseño global de las campañas, la historia, las estructuras de los partidos y también las propuestas, que sí llegan a algunos sectores sociales», aseguró Medrano.

El proceso electoral en curso cuesta al Estado unos 1.200 millones de dólares, de los cuales 40 por ciento va a los partidos en competencia y el resto sirve para financiar la organización de los comicios y el funcionamiento de los órganos electorales

Los partidos políticos que participarán en los próximos comicios, donde además del presidente se elegirán 300 diputados y 128 senadores, utilizan fondos del Estado y donaciones privadas para financiar sus campañas electorales. El monto de estas últimas no puede superar al monto estatal.

Según cálculos del Instituto Federal Electoral, entre 60 y 70 por ciento del financiamiento público de los partidos mexicanos se dirige a contratar espacios en los medios de comunicación, especialmente en la televisión.

Las campañas de corte mercantil con autoridades y jueces electorales independientes se consolidaron en México en los comicios del año 2000, cuando ganó la Presidencia Fox, primer candidato elegido ajeno al PRI en siete décadas.

El actual mandatario mexicano desarrolló entonces una campaña novedosa para el país, construida por expertos en encuestas y asesores de imagen, varios de ellos estadounidenses.

Hasta 1994, cuando fue elegido como presidente Ernesto Zedillo del PRI, las elecciones eran manejadas por autoridades electorales dependientes del Poder Ejecutivo.

Las autoridades electorales independientes cambiaron las costumbres políticas, particularmente de los medios de comunicación, los cuales acostumbraban apoyar abiertamente al oficialismo y daban escasa exposición a la oposición.

En tanto, con la mercantilización de las campañas electorales, el bombardeo de propaganda política en la radio y la televisión ha crecido considerablemente.