Apreciado periodista renombrado: En momentos en los cuales la amenaza de muerte y destrucción se cierne sobre millones de seres humanos, mostrándose dolorosamente en pueblos concretos, como lo hemos presenciado en las recientes semanas por los medios a disposición, el oficio periodístico se ve sometido a las más intensas presiones. Del comportamiento ético de […]
Apreciado periodista renombrado:
En momentos en los cuales la amenaza de muerte y destrucción se cierne sobre millones de seres humanos, mostrándose dolorosamente en pueblos concretos, como lo hemos presenciado en las recientes semanas por los medios a disposición, el oficio periodístico se ve sometido a las más intensas presiones. Del comportamiento ético de los periodistas puede depender en determinado momento mucho del mundo hoy conocido, dadas las amenazas atómicas veladas o expresas. No obstante, mucho del periodismo fulgurante al cual nos vemos expuestos está entregado a los grandes intereses hermanados con las guerras preventivas, contra el terror, antisubversivas, etc., dejando de lado los más elementales principios del oficio.
En razón a lo anterior, en un principio pensé al escribir estas líneas que los puntos a continuación enumerados iban a ser simples consejos para ti o quienes a cualquier título informen sobre la realidad, en ninguna forma taxativos, sobre cómo retomar la ética perdida al abordar las realidades de un asunto tan álgido como la guerra. Sin embargo hechos como la guerra entre EEUU-Israel versus Palestina-Líbano, los de Iraq, Afganistán o en América la de baja intensidad colombiana, y desastrosas consecuencias visibles, así como la amenaza sobre la supervivencia de estos y otros pueblos por el ascenso del desbocado proyecto imperial estadounidense principalmente, conducen a postular estos puntos a nivel de exigencias, de imperativos a los comunicadores en general, sean estos afamados y premiados directores de medios, glamorosas o glamorosos periodistas de telepronter, explotados y serviles corresponsales de provincia perseguidores de verdades oficiales, o meros mercenarios de las relaciones públicas, a fin de que anteponiendo la verdad a las conveniencias de sus canales, periódicos o radios, divulguen los horrores de la guerra conforme al humanismo que inspiró el surgimiento y el desarrollo de la comunicación de masas. Los que mueren en eso que llamó Virgilio ‘La locura de los hombres‘, no son muñecos inanimados, unidades de cifras estadísticas sin nombre, ni objetos prescindibles, sino niños mujeres y hombres, con tantos sueños y esperanzas como los de cualquier Turner, Murdoc, Berlusconi, Cisneros o Azcárraga. Estas duras realidades bélicas deben ser exploradas y exhibidas en toda su amplitud y con ello sensibilizar contra las falacias posibilitantes de injusticia y la crueldad subyacente en altos niveles en la actualidad, movilizándonos para intentar poner fin a su acrecentada ocurrencia ocultada o disfrazada cínicamente. Este es un antimanual de periodismo para los figurones renombrados y alabados de la información o para los semianónimos que procuran seguir sus pasos. La minoría que toma su oficio como una parte del humanismo, ya sabe que hacer en estos casos.
1- Para empezar, querido periodista opulento e indiferente o clasemediero y resignado, una de las mejores formas de cumplir un servicio como practicante de un oficio humanista por excelencia como el tuyo, es el evitar tomar el conflicto que pretendes describir como si sólo existieran dos bandos luchando por un objetivo; esto esta bien para deportes como el fútbol, pero en la vida de los habitantes del planeta tierra el asunto es muchísimo más complicado, pues de abordar las cosas así, resultará en que un bando gane y el otro pierda y ya sin más ni más consecuencias dejando de lado otros actores de la trama. Un periodista ético, uno comprometido con sus congéneres debe separar las dos o más partes en muchos otros grupos más pequeños con objetivos distintos, abriendo un potencial de análisis profundo y más amplio. Así podrás evitar aceptar distinciones rígidas entre ‘nosotros’ y ‘ellos’, ya que suscitan la idea de que la otra parte es una ‘amenaza’, que su conducta no es civilizada; ambas ideas de una u otra forma justifican la violencia contra seres humanos; no olvides que Hitler consideraba a la mayoría de los habitantes del planeta como subhumanos y por tanto prescindibles y si lees la historia las consecuencias fueron devastadoras. Más bien busca al otro en ti mismo y al contrario, indaga por las razones esgrimidas para ir a la guerra por los diversos bandos. En el mismo sentido todos estos y en especial los más poderosos se presentan a si mismos como ‘los buenos’ con las diversas variantes de ‘guardianes de la libertad’, ‘instauradores de la democracia’, ‘cristianos ejemplares’, ‘persecutores de infieles’, ‘luchadores contra el terrorismo’ defensores de las instituciones, etc., etc. Por tanto debes preguntar en tu calidad de ser sensible en qué se diferencian realmente los bandos en disputa. En todos los casos encontrarás coincidencias, pues aunque tengas dudas todos somos seres humanos, aún los pobres, los de aspecto no occidental, o los que no son cristianos, o quienes no pueden pagar la cena en los restaurantes que frecuentas. ¿No es sorprendente?
2- Editor, periodista, reportero, corresponsal, etc., no trates a los conflictos o guerras como si fueran hechos desarrollados únicamente en el momento del fragor de las batallas, bombardeos o tiroteos, acaso en el momento de encontrar los cadáveres, esto es como si estos actos no poseyeran pasado ni consecuencias. Que te parece si mencionando lo anterior, avanzas hasta explorar en lo posible las relaciones con hechos anteriores y consecuencias para todas las personas y por qué no, para el mundo, y para las generaciones futuras de aquellos enfrentamientos. El asunto es interesante como indagación y tu eres en el fondo un investigador de la realidad humana a pesar de tu aspecto de ejecutivo de multinacional o tu ropa prestada por la tienda de moda para la emisión del noticiero; por ello persigue trazar todas las relaciones para exponer un cuadro de la mayor amplitud de lo que ocurre, sin olvidar las desgracias de las armas a seres humanos como tú, aunque no menciones siquiera sus nombres. Podrías preguntar por ejemplo:
¿Quienes y que tipo de intereses tienen los implicados en la guerra? ¿Que pasaría si ocurren otros hechos sociales no bélicos dentro de las naciones o regiones implicadas? ¿Que se puede aprender por parte de los espectadores a los cuales tu les hablas, al observar el desarrollo de estos acontecimientos? ¿Como puede ser evaluado por parte de la gente cada una de las partes en conflicto en futuros conflictos cercanos o lejanos?
3- Comunicador, recuerda que la inteligencia busca ver más allá de las apariencias, no debes valorar las consecuencias de un acto violento o de una política violenta únicamente en términos de efectos visibles, es decir aquellos que se muestran con profusión en los noticieros de las cadenas internacionales del primer mundo con su sesgo trapacero; tu eres un hombre de criterio. Observar muerte y destrucción en imágenes o narraciones escuetas por si sólo no explica las razones por las cuales ocurren. Realmente ser periodista es inmiscuirse en los efectos no visibles de tales hechos: consecuencias psicológicas traumáticas a largo plazo en los sobrevivientes aumentando la posibilidad de que se reproduzca la violencia en el futuro, esta vez contra otros grupos sociales, países, etnias, la propia familia, o peor aún, que terminen odiando a los periodistas mediocres y paniaguados que narran guerras como partidos de fútbol (claro, este no es tu caso). ¿No te parece interesante poder avizorar tales consecuencias humanas de la guerra? Por ejemplo, el trabajo en horas destinado a la atención médica de los heridos, o el destinado a la reconstrucción de los afectados por la guerra, no emplees aquello de ‘millones de dólares o euros en pérdidas o en material quirúrgico, pues estas hablando el lenguaje de tus amos, perdón, jefes, y ellos sólo piensan en billetes y costos, siéndole lo restante, sin valor, y el trabajo humano más allá del mero lucro, aunque parezca extraño, es lo que nos ha llevado a donde estamos como constructores de cultura.
4- Como siempre los bandos en pugna sangrienta se definen pomposamente a sí mismos, con base en repetir las mismas reclamaciones y posiciones de sus líderes. ¿Que tal si te preguntas y le preguntas a los encumbrados entrevistados de los dos lados si no existe otra forma no mortal para los seres humanos de cambiar lo que desean modificar o defender lo que defienden? Si has leído algo de la historia de estos pueblos, uno de los cuales podría ser el tuyo, las preguntas serán mucho más inquisitivas y tendientes a matizar la diferencias; pues no pases por alto que eres un miembro de un oficio humanista, y que como todo humanismo pretende la reconciliación del género humano, tu eres un abanderado de ello por tu oficio. ¿Qué chévere no?
5- La guerra es una manifestación humana de otros procesos, y tú lo sabes pues, a pesar del rendimiento del capital de tus jefes que debes incrementar, eres un hombre de cultura. De lo cual se concluye que si te centras en el horror de aquella, excluyendo lo restante das a entender que la violencia es consecuencia de otra anterior, esto es, una serie de actos de venganza, una especie de ojo por ojo, diente por diente. Esto llevaría a pensar a tus telespectadores, lectores o escuchas que deberíamos estar en conflictos permanentes resueltos con la fuerza bruta con nuestros compatriotas, vecinos, amigos o familiares. Es mejor para dar claridad mostrar todas las implicaciones de la vida cotidiana ocasionadas por el desarrollo de los hechos bélicos: las frustraciones, privaciones de las personas de a pie, los refugiados, los desplazados, etc., pues aunque nunca menciones siquiera sus nombres, también sufren y este sufrimiento merece ser conocido por todos. ¿Es lo más justo no te parece?
Sería constructivo para las poblaciones y grupos armados indicar las posibles acciones para evitar la guerra o la menos disminuir sus consecuencias. En este sentido ¡Por favor no hagas preguntas que no se pueden denominar de otra forma sino como idiotas, pues quedarás como tal! Qué tal aquello de ¿Cómo se sienten? ¿Les duelen sus heridas? ¿Querías a tu fallecido padre? ¿Qué sientes al ver destruida tu casa? Sería más edificante cuestionar sobre la situación misma, como de que manera se las arreglan para sobrevivir, etc. Incluso aquellos a los cuales entrevistas como mera carne de cañón de la guerra pueden sugerir soluciones a un acto humano que les infringe grandes penalidades así se les entrene para ello; además en una verdadera democracia ellos deberían ser quienes decidieran sobre sus vidas y no tus jefes y sus socios. Si esto lo consideras un tanto utópico, pues esto crearía insubordinaciones, guarda las identidades bajo reserva; todo este tipo de situaciones son de mucho interés para todos. Como consecuencia de los estragos de las armas en furor, aquellos asustados, desarrapados y hambrientos, los refugiados, poseen personalidades y expectativas merecedoras de divulgación así te digan que es muy deprimente y aburrido abordarlos, hasta pueden tener nombres como tus padres o tus hijos, ¿no es curioso?
6- En aras de una ecuanimidad, pues tu eres una mujer u hombre consciente de los principios rectores del periodismo, acogiéndolos como principios de vida, no saques conclusiones apresuradas culpando a alguno de los bandos del inicio del conflicto. Es más honesto observar el día a día de la guerra y las consecuencias aparentemente no deseadas por los bandos, esas llamadas oficialmente ‘daños colaterales’. El sufrimiento de una guerra es causado a las diversas partes, a seres humanos de los varios lados, tengan armas o no, apoyen la guerra o no. Por tanto no te centres en el daño, agravio o temor causados a una de las partes; una guerra no se puede analizar poniendo de presente unos pocos puntos de vista, o más catastrófico aún, un solo punto de vista. Por supuesto, como mujer u hombre deberás inquirir por los múltiples que se expondrán al respecto, sin embargo esta diversidad no te pueden obnubilar hasta llegar a no sopesarlos. Esto es aún más importante en las guerras civiles, donde te imponen la censura o autocensura tus opulentos jefes y las amenazas estarán al orden del día.
7- Las palabras son algo muy poderoso en la existencia humana, debes ser cauteloso en su uso. El empleo de un lenguaje manipulado victimista, de palabras como ‘desamparado’, ‘devastado’, ‘indefenso’, ‘lastimoso’, indican que sólo a un grupo le ha sido infringido algún daño colocándote de su parte. De igual forma, en el caso de la postura inculpatoria por anticipado en palabras como ‘cruel’, ‘inhumano’, ‘salvaje’, ‘despreciable’, ‘cobarde’, ‘perverso’, ‘extremista’ ‘bárbaro’, etc. te colocan en la ostensible posición de toma partido por el bando contrario, un nosotros y ellos, convirtiéndote en uno u otro caso en una mero agente propagandístico, así tengas muy buen sueldo, esto es algo muy contrario a tu oficio y a la solidaridad debida a los restantes habitantes del planeta; de una u otra forma estas justificando la violencia en contra de estos ‘bárbaros’, ‘crueles’, etc., etc., por haber atacado a ‘desamparados’, ‘indefensos’, etc. Es obvio que ningún bando se va autocalificar con estos adjetivos. Con este empleo idiomático le estas dando la razón a uno de los contendientes, pues al otro lo dejas en la categoría de estar conformado por seres subhumanos e irracionales, diciendo que como no son humanos como tu o las gentes a las cuales te diriges, pueden ser exterminados, o como mínimo no se puede entablar una negociación con ellas, lo cual es en sí algo muy cruel para los inicios del siglo XXI, luego de dos mil años de cristianismo, ¿ ¿no crees? Para empezar llama a los muchos elementos de una guerra por los nombres con los cuales ellos mismos se identifican, eso los ubica en un plano de respeto y a ti en uno de objetividad. No obstante, en el mismo sentido no permitas que los bandos te impongan el lenguaje con el que tu describes la guerra, ya que entrarías en una trampa idiomática, limitándote en tu oficio.
Las palabras son tan poderosas que pueden por si mismas generar sentimientos conducentes a guerras. El uso impreciso puede ser catastrófico para quienes son tu público. Todas poseen un significado concreto cualquiera que sea el idioma. Es una obligación para ti el consultar frecuentemente el diccionario para recordar muchos significados, al fin y al cabo eres, aunque muchas veces no lo parezcas, de una u otra forma un orador o un escritor. En determinadas épocas se impone el uso de palabras, que se van repitiendo sin ton ni son, perdiendo su significado, pues se les intenta buscar una adaptación a una situación concreta, en vez de que la situación sea descrita con las palabras adecuadas de acuerdo a su significado. Es decir, no debes crear neologismos para describir situaciones que fácilmente son descritas con un lenguaje sencillo. Rechaza a los poderosos de ministerios de información o sucedáneos cuando intenten imponer significados o acepciones de palabras o expresiones, contrarios al diccionario y a la acepciones lógicas. He aquí algunos significados de palabras y acepciones que usas cotidianamente pero a las que frecuentemente les tuerces su significado:
Genocidio: aniquilación total de un pueblo entero, no importa si lo practica o ha practicado tu nación en su pasado o no; por tanto es esa la real significación de hechos históricos anunciados pomposamente como la ‘Conquista del Oeste’, ‘El colonialismo Británico en la India’, ‘La Conquista de América’, etc.
Diezmada: dicho significante de reducir a una décima parte de su antiguo número. Aquí debes usar tu calculadora para establecer si lo que intentas describir cumple esta definición, lo demás es una floritura torpe.
Tragedia: forma de drama, de origen griego en que la falta o debilidad de alguien lo lleva a su perdición. Así que las desgracias ocasionadas por otros como las guerras no entrarían en esta categoría, pues debe haber una actuación, por ejemplo, en el momento de escribir estas líneas, de las poblaciones que son bombardeadas sin descanso en Iraq, Afganistán o en el Líbano. Claro si encuentras alguna debilidad o falta que conduzca a su aniquilamiento pues exprésalo soportando pruebas.
Magnicidio: asesinato de un jefe de estado. Desgraciadamente se debe repetir que es un jefe de estado y sólo un jefe de estado.
Masacre: asesinato deliberado de personas que están indefensas y desarmadas. Si quienes mueren no se encuentran desarmados ni indefensos no fueron masacrados, sino que fallecieron como consecuencia de un ataque. Claro hay que investigar, si miembros de un grupo reconocido como armado mueren es fácil establecer como primer indicio de su falta de estado de indefensión, investiga pero no únicamente preguntando a ‘las autoridades’, pues esa es una versión interesada, como es obvio suponer.
Drama: Suceso de la vida real capaz de interesar y conmover vivamente. Por lo cual debes hacer una selección teniendo en cuenta los valores más importantes de tu sociedad. Los deportes, por mucho que te esfuerces, no son sino puestas en escena de tercer o quinto nivel frente a actos tan graves a la especie humana de este y el anterior siglo como los que se producen en una guerra.
Ataque: Acción de atacar, perjudicar o destruir. Por ello no debes narrar los ataques como si fueran batallas de flores en un carnaval caribeño, así los ejecuten los del bando de tus jefes; los resultados de aquellos son muerte, heridas, mutilaciones, destrucción de trabajo humano. Un ataque con las armas de este siglo no puede ser un asunto pueril, para estar perdido en la mitad del noticiero, narrado en treinta segundos, en cinco centímetros de periódico de la página 19, o en una acelerada locución cuando ya nadie oye la emisora de radio a la dos AM.
Extremista: Persona que adopta ideas extremas o exageradas especialmente en política. Como puedes concluir esto se aplica a quienes están en un gobierno aplicando profundas reformas neoliberales lanzando a la calle a miles de trabajadores, o a quienes piden la pena de muerte en vez de la cadena perpetua por determinados delitos. ¿Que decir de quienes inician una guerra preventiva contra un pueblo prácticamente indefenso?
Fundamentalista: Persona partidaria ya sea de la restauración de la ley islámica, o la creencia religiosa surgida en Norteamérica de la interpretación literal de la Biblia. Esto se aplica entonces a líderes de occidente como a otros del Medio Oriente sin distinción. ¿Entonces por qué se lo aplicas tan sólo a estos últimos?
Enfrentamiento: Esto, referido a los conflictos humanos, es cuando dos fuerzas, más o menos equilibradas chocan utilizando la violencia. Fíjate que si son un grupo de estudiantes, desempleados, o de inconformes con la privatización de los servicios públicos y la policía no puede haber enfrentamiento, pues esta última lo posee todo para atacar a los muchachos, mujeres y hombres no entrenados para atacar a sujetos con armadura y escudo a más de carros arroja agua, balas de goma, cachiporras, helicópteros, e incluso armas de fuego, naturalmente no existiendo la proporcionalidad en los bandos; lo mismos sucede en las guerras actuales cuando la primera potencia militar mundial o su pequeño socio el gobierno de Israel entablan alguna batalla contra enemigos reales o imaginarios. En estos casos ninguna proporcionalidad puede haber y por tanto no hay enfrentamientos, tendiendo las cosas más bien a masacres; bueno, pero eso tu lo investigarás sin basarte en lo dicho por CNN o Fox, voceros del bando poderoso.
8- No te centres exclusivamente en los abusos de los derechos humanos, delitos, crímenes, de un solo bando. En cambio nómbralos a todos tratándolo con ecuanimidad las alegaciones hechas por los implicados en el conflicto. Un tratamiento serio no significa dejarse llevar por las apariencias sino ser equitativo para establecer si existen pruebas que respalden lo que se dice; significa tratar a las víctimas con el mismo respeto.
9- Evita que una opinión o declaración por muy importante que sea su emisor aparezca como un hecho establecido, por ejemplo las acusaciones sin pruebas contra personas de cometer delitos, o las verdades oficiales montadas para inculpar un bando enemigo en un acto contrario al derecho internacional, luego descubiertas, y sin embargo repetidas como verdad inamovible. Mejor explica quien considera al actor como de tales condiciones, y con base en que acontecimientos comprobados, de tal manera ni tú ni el canal, periódico o radio asumen las alegaciones hechas por una de las partes respecto de la otra. Esto es simple ética del oficio pero se deja de lado por lo general debiendo tu evitarlo.
10- No debes considerar que la firma de documentos referentes a una victoria militar o a un alto al fuego lleve obligatoriamente a la paz. La historia de dolorosos ridículos periodísticos en este sentido es larga y aleccionadora. Más bien intenta explicar las cuestiones que quedan por resolver y que quizá provoquen que se cometan otros actos violentos en un futuro. En mejor preguntar como se fortalecerán los recursos necesarios para solucionar definitivamente el conflicto de forma no violenta, estudiar las necesidades de la sociedad y la creación de una cultura de la paz. Esto es ver más allá de lo aparente. Es este sentido evita estar pendiente de los líderes de ‘nuestro’ bando para sugerir u ofrecer soluciones; son amigos de tus jefes y tienen mucha influencia, pero lo que está en juego son decisiones colectivas, de la cuales pueden depender la vida de miles o quizá millones de mujeres y hombres, algo necesariamente por encima de tu bienestar personal; recuerda que ejercer el oficio periodístico con ética implica tener un compromiso con millones de tus congéneres, los cuales pueden recibir en forma de desastres tus acciones u omisiones. Por tanto investiga cualquier iniciativa para la paz, provenga de donde provenga. Por ejemplo pregunta a los ministros, sobre ideas propuestas por organizaciones de base popular. Sopesa las perspectivas de paz contra lo que tú sabes de los problemas que las dos partes están estudiando en realidad. No las ignores simplemente porque no coincidan con las posiciones establecidas en el gobierno. En el fondo tu oficio es una especie de apostolado humanístico y esto se evidencia con mayor claridad en tiempos de guerra procurando evitar los desastres de la misma. Consecuencialmente no calles lo que pueda salvar la vida de seres humanos o evitar la destrucción de la vida en general en el planeta, como los pretextos falsos de cualquier gobierno para atacar un país, grupo étnico, o un partido opositor.
11- No hagas apología de la violencia, hablando de ‘efectividad’ de las armas de uno u otro bando, ni te refieras a estas como ‘costosas’ por los millones de euros o dólares empleados en su fabricación; esto raya con lo fútil y abyecto. Si bien es hipócrita condenar la violencia ‘viniere de donde viniere’, es criminal de tu parte hacer apología de aquella, directamente o a través de los elogios y la extasiada descripción de los medios causantes de la muerte tal vez de millones de seres.
12- Para describir una guerra deberás consultar muchos libros, artículos y opiniones. Tu debes tener una propia descripción de lo que sucede en una guerra, así consultes con historiadores, sociólogos, políticos, etc., por algo eres periodista, tus espectadores, lectores u oyentes esperan tu opinión pues confían en ti, no los traiciones por elogios de capitostes insensibles o bienes superfluos frente a la vida de tus semejantes que de alguna forma puede estar en tus manos.
Se que estas pensando que estas exigencias ya las has visto en normas de los diversos códigos de ética periodística que te enseñaron en la universidad o en instituciones similares a los colegios de periodismo, pero te he de decir que no los aplicas ni en una mínima parte, y eso es grave para el conjunto de la sociedad donde vives. Estas exigencias deben dejar de ser simplemente un grupo de buenas intenciones comunicacionales. Ánimo, tu puedes salir de ese entorno de maliciosa mediocridad y dejar de ser un publicista de los poderes más destructivos que hemos conocido.
Tu compromiso es con la gente que personalmente no conoces.
Cordialmente,
Un lector, escucha y televidente.
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Bibliografía
Consejos para Cubrir un Conflicto . Jake Lynch en Noticias en Tiempos de Guerra. Medios de Comunicación ¿Información o Propaganda?: Danny Schechter.
Rosario de Perlas: Alfredo Iriarte
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.