«Las fuerzas armadas estadounidenses han utilizado PSYOP (operaciones psicológicas) desde la Guerra Revolucionaria, cuando distribuyeron folletos a los soldados británicos durante la batalla de Bunker Hill, prometiendo tierra gratuita a cambio de su lealtad. Las PSYOP tienen una reputación de ser un arte negro, como el uso de la propaganda nazi, pero los guerrilleros psicológicos […]
«Las fuerzas armadas estadounidenses han utilizado PSYOP (operaciones psicológicas) desde la Guerra Revolucionaria, cuando distribuyeron folletos a los soldados británicos durante la batalla de Bunker Hill, prometiendo tierra gratuita a cambio de su lealtad. Las PSYOP tienen una reputación de ser un arte negro, como el uso de la propaganda nazi, pero los guerrilleros psicológicos de hoy actúan más como ejecutivos de las mejores agencias publicitarias…» (Coronel James Treadwell, Comandante del Grupo de Apoyo para Operaciones Psicológicas -Joint Psychological Operations Support Element- JPOSE)
Operaciones psicológicas (PSYOP) son operaciones planeadas para divulgar información selectiva a audiencias en el exterior de EE UU, para influir en sus emociones, motivos, pensamiento y últimamente en el comportamiento de gobiernos, organizaciones, grupos e individuos extranjeros. Las PSYOP forman una parte vital de las actividades diplomáticas, informáticas, militares y económicas de los EE UU y Venezuela está, sin duda, en su punto de mira.
Según la Doctrina de Operaciones Psicológicas del Departamento de Defensa(1), la efectividad del poder estadounidense depende de su capacidad de afectar la percepción de los demás. Las PSYOP son utilizadas para establecer y reforzar la imagen del poder y voluntad militar, política y económica que tienen los EE UU. Son una parte fundamental de las estrategias de Washington para lograr sus objetivos e influir en grupos y líderes extranjeros para que sus acciones promuevan los intereses estadounidenses.
Las PSYOP modernas se han intensificado con la expansión de las capacidades de los medios de comunicación de masas. Desde diciembre de 2004, el Comando de Operaciones Especiales (USSOCOM) del Departamento de Defensa de los EE UU buscaba una agencia privada capaz de producir modernos paquetes de prensa y propaganda en varios idiomas, con audio, vídeo e Internet, para apoyar su guerra psicológica contra el terrorismo(2). El vocero del Comando de Operaciones Especiales, el capitán Kenneth Hoffman, dijo que no había un límite de dólares para el proyecto. El USSOCOM tiene un presupuesto anual por encima de los 6,6 billones de dólares y cuenta con aproximadamente 50.000 tropas, fuerzas especiales y unidades de combate de elite.
Fue en junio de 2005 cuando lograron contratar a tres empresas por más de 300 millones de dólares para ayudar al Pentágono a desarrollar prototipos para publicidad en radio y televisión, documentales, propaganda pop-up en Internet, avisos, afiches y otras manifestaciones públicas. Las empresas escogidas, SYColeman Inc, Lincoln Group y Science Applications International Corp. (SAIC) trabajarán juntas con el nuevo Grupo de Apoyo para Operaciones Psicológicas (Joint Psychological Operations Support Element, JPOSE), también conocido como gypsy, que opera desde el USSOCOM en Tampa, Florida.
El JPOSE fue establecido específicamente para realizar operaciones psicológicas más sofisticadas en el exterior. Su equipo, encabezado por el coronel James Treadwell, que hace poco lideraba el grupo 4 de operaciones psicológicas en Irak, cuenta ya con 38 «guerrilleros psicológicos» y 113 militares, diseñadores gráficos y editores. Según un reportaje en la revista Time del 13 de junio de 2005, durante los últimos seis (ahora diez) meses, el Pentágono ya envió equipos de elite de 2 a 4 expertos militares en operaciones psicológicas para desarrollar campañas de propaganda que promueven los intereses de Washington en Oriente Medio, América Latina y otras áreas estratégicas en el mundo. Específicamente, Venezuela y Bolivia han sido designados como los principales lugares de interés en la región.
Venezuela en el punto de mira
La relación entre JPOSE y su principal contratista SAIC, tiene implicaciones importantes para Venezuela. SAIC, empresa fundada por ex (o actuales) oficiales de la Agencia de Inteligencia Central (CIA), junto al Estado Mayor del Pentágono y otros oficiales de inteligencia y defensa de los EE UU, es uno de los contratistas más grandes del Pentágono que cuenta con un acuerdo de más de 100 billones de dólares para modernizar el ejército estadounidense, además de múltiples contratos billonarios en Irak y Afganistán. En 1995, SAIC logró un contrato con PDVSA para la creación de la empresa Informática, Negocios y Tecnología, S.A. (INTESA), encargada de controlar «el cerebro de PDVSA» y de manejar toda la parte informática, tecnológica y electrónica de la petrolera. Cuando ya el contrato estaba por terminar en diciembre de 2002, el famoso «sabotaje petrolero» comenzó y a través de INTESA -que tenía todas las claves y controles de la maquinaria de la industria- lograron dañar, sabotear e impedir el funcionamiento de PDVSA, causando billones de dólares en daños al país y considerable dolor humano.
A través de este negocio con PDVSA, estratégicamente la empresa más importante de Venezuela, SAIC obtuvo un conocimiento íntimo del gobierno actual, la cultura venezolana, sus debilidades e idiosincrasias, lo que es esencial para realizar las operaciones psicológicas de manera efectiva. Y es importante destacar que estas estrategias son de largo plazo. Aunque ya se han visto algunas manifestaciones de las operaciones psicológicas coordinadas durante los últimos años, se espera una intensificación. Recientemente se ha notado la ampliación de estos esfuerzos; Washington ha intentado descalificar al gobierno venezolano, vinculándolo con el narcotráfico, grupos terroristas, amenazas armamentistas, corrupción y acusándolo de ser un violador de la libertad de prensa, de expresión, de asociación y de otros derechos fundamentales en una democracia.
En colaboración con medios privados venezolanos, los partidos políticos de la oposición y organizaciones de la «sociedad civil» financiadas por Washington, se manifiestan estas corrientes de opinión dentro de Venezuela, creando caos, conflicto, preocupación y miedo en la población. El uso de fuentes anónimas y/o información no fundamentada en pruebas contundentes es una parte esencial de estas operaciones, aunque en la Doctrina no está permitido «mentir totalmente» pero sí está autorizado distorsionar, alterar y manipular información veraz.
A comienzos de 2005, el Pentágono, junto con el Departamento de Estado, lanzó una campaña internacional muy elaborada para desacreditar a Chávez y crear una corriente de opinión en su contra, justificando la política agresiva de Washington en esta región. Periódicos, canales de televisión y radios de los EE UU han sido utilizados para promover estas opiniones negativas contra Venezuela. La campaña continúa hoy e incluso ha sido intensificada durante las primeras semanas de 2007. No pasa casi ni un solo día sin aparecer información distorsionada en la prensa internacional sobre las declaraciones de Chávez y los sucesos en el país.
El éxito de una operación psicológica depende de su capacidad de cambiar percepciones para favorecer a los intereses estadounidenses. Aunque estén violando la ley estadounidense, están realizando estas operaciones tanto dentro de los EE UU, como en Venezuela y el resto del mundo. Los poderes de la CIA y de la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa (DIA) se están multiplicando para abrir más puertas a las operaciones especiales y cubiertas. A finales de 2005 se creó el Servicio Clandestino Nacional (National Clandestine Service – NCS), como una división dentro de la CIA que coordina y supervisa las actividades de inteligencia humana en el exterior. En septiembre de 2005, el entonces director de la CIA anunció la expansión de la Agencia en un cincuenta por ciento en el área de análisis y operaciones de inteligencia en el exterior, enfatizando la necesidad de ser «más agresiva y preparada para asumir más riesgos (3).»
Venezuela está en la mira de Washington, de eso no hay duda. Mientras más apoyo acumule Chávez, más crecimiento habrá en operaciones especiales y guerra psicológica contra el proceso bolivariano y su líder. La tarea difícil de ahora en adelante será descifrar y rescatar verdades y denunciar y desmontar las mentiras.
——————-
Eva Golinger es abogada e investigadora venezolano-estadounidense, especializada en temas de derechos humanos y leyes de inmigración. Este artículo ha sido publicado en el nº 25 de la revista Pueblos, marzo de 2007.
Notas:
1.-«Doctrine for Joint Psychological Operations», Department of Defense Joint Publication 3-53, 5 de septiembre de 2005.
2.- Ver: «Wanted: Ad agency to aid global battle on terrorism», St. Petersburg Times, por Kris Hundley, 8 de diciembre de 2004.
3.- «Goss Plans to Expand CIA Spying and Analysis», The Washington Post, September 23, 3005, by Walter Pincus.