Estimados Carles Francino y Gemma Nierga: Les escribo con la débil esperanza de que por una vez sean capaces de dejar de lado los intereses de su empresa y sus socios en Venezuela (el poderosísimo grupo Cisneros, implicado en el golpe de Estado de 2002 contra el régimen democrático constitucional de aquél país) y como […]
Estimados Carles Francino y Gemma Nierga:
Les escribo con la débil esperanza de que por una vez sean capaces de dejar de lado los intereses de su empresa y sus socios en Venezuela (el poderosísimo grupo Cisneros, implicado en el golpe de Estado de 2002 contra el régimen democrático constitucional de aquél país) y como periodistas respetables que pretenden ser estén dispuestos a informarse de, e informar sobre, otros puntos de vista sobre lo que está ocurriendo en Venezuela con la no concesión de la renovación de su licencia a RCTV. Ya les digo que mi esperanza es débil porque ustedes saben para quién trabajan y qué conviene a sus intereses particulares, pero sería de agradecer que alguna vez al menos reconocieran públicamente, como dijo en una ocasión en Granada el redactor de Le Monde Diplomatique Serge Halimi, que no pueden decir toda la verdad, que no pueden relatar los hechos que contrarían esos intereses porque en este país, como en tantos otros, quien realmente tiene libertad de expresión es quien posee los medios. Que ustedes son unos mandados y se deben a sus jefes. Que igual que una cajera de El Corte Inglés no decide los precios de los productos que allí se venden, ustedes no pueden influir en la línea editorial de la empresa para la que trabajan. Que así las cosas, cuando los medios están cada vez más concentrados en menos manos y cada vez más vinculados a multinacionales de la privatización del agua o de la venta de armas, entre otras (Vivendi, Lagardère, por poner sólo un par de ejemplos), la libertad de expresión se confunde con el derecho que los amos del poder económico se arrogan, con la complicidad de la mayoría de los gobiernos (Venezuela empieza a ser una excepción y por eso les molesta tanto) a manipular la opinión pública en función de sus intereses particulares.
Reconózcanlo y dígannos que por eso no pueden informar de que Venezuela es el único país con una ley que protege el derecho de las comunidades populares, grupos de vecinos, asociaciones y otras organizaciones de la sociedad civil, a crear medios de comunicación libres e independientes, ésos que desde su cadena llaman piratas y cuyo cierre aquí, por cierto, tanto festejan desde sus informativos. Ésa es la mayor prueba de compromiso con la libertad de expresión que puede esperarse de un país. Cuando un estado permite a la gente de a pie abrir medios para transmitir libremente su visión de lo que ocurre es que quienes lo administran están muy convencidos de gobernar, a diferencia de tantos otros, para la gente común y teniendo en cuenta sus necesidades.
Si quieren seguir cumpliendo la función que sus jefes esperan de ustedes, sigan dejando los análisis en manos de la frivolidad de un hijo de la burguesía privilegiada de Venezuela como Boris Izaguirre. Si les preocupa un poco el pluralismo, ahí tienen (adjunto) un texto para ofrecer una voz y unos hechos hasta hora silenciados por ustedes.
Pensándolo bien, no sé por qué tengo ningún tipo de esperanza en que lo hagan. Quizá es que dado que en España no existen casi radios libres (Felipe González se encargó de acabar con ellas) ni medios públicos plurales (tuvimos Radio 3 hasta el referéndum de la OTAN, pero también Felipe González le cortó las alas) ustedes siguen perteneciendo a la empresa menos reaccionaria (me cuesta decir más progresista visto lo mirado y oído lo escuchado) del espacio radioeléctrico en España. Para visiones realmente críticas e independientes no nos queda más remedio que acudir a medios electrónicos o algún periódico quincenal en papel, a no ser que uno tenga parabólica o cable. Y tienen ustedes mucha audiencia, llegan a gentes con sinceras convicciones progresistas, aunque su tarea sea deslizarlas sutilmente pero sin tregua hacia posiciones cada vez más conformistas en los asuntos realmente importantes: la política exterior y la política económica, sobre todo cuando los intereses de las multinacionales vinculadas a su empresa, y los del propio grupo PRISA (otra multinacional a la que le va mucho en el mantenimiento de las políticas neoliberales en América Latina) están en juego.
Mando este mensaje como testigos a mis compañeros de asociación, apenas un centenar de personas, muy poca cosa comparado con sus cientos de miles de oyentes diarios, pero todos ellos creen que otro mundo es posible, y también otra información, y por eso, aunque lo nuestro es traducir, nos hemos dado a la tarea de hacer un documental (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=51381) para transmitir en cuantos más idiomas mejor (16 por ahora) lo que ocurre en los foros sociales mundiales ante su silencio o su análisis superficial, cuando no su sorna.
Somos una gota en un océano neoliberal, pero en América Latina, mal que les pese, cada día son más y en algunos países son mayoría y eligen a tipos como Chávez, Morales, Correa o Kirchner, a los que ustedes llaman populistas porque por primera vez ponen los inmensos recursos de sus países al servicio del pueblo. Ustedes preferían a los gobernantes anteriores, que dejaban hacer a su antojo a sus jefes y asociados mientras permitían que una élite cleptómana se gastara los ingresos del gas y el petróleo en compras de fin de semana en Miami o los evadían hacia paraísos fiscales.
Ustedes sabrán y ustedes deciden. O ejercen de periodistas dignos de ese nombre o rompen definitivamente el débil hilo de esperanza o confianza que les pueda aún unir a un centenar de personas.
Atentamente
Jesús de Manuel Jerez, Profesor de la Universidad de Granada y oyente suyo a su pesar