En un país como Estados Unidos, donde los telediarios de las cadenas generalistas apenas dedican espacio a las noticias internacionales, conseguir el despegue de un canal como Al Jazeera en inglés parece un milagro. La versión anglosajona de la cadena árabe de noticias, que comenzó sus emisiones en Estados Unidos en noviembre del pasado año, […]
En un país como Estados Unidos, donde los telediarios de las cadenas generalistas apenas dedican espacio a las noticias internacionales, conseguir el despegue de un canal como Al Jazeera en inglés parece un milagro.
La versión anglosajona de la cadena árabe de noticias, que comenzó sus emisiones en Estados Unidos en noviembre del pasado año, con la intención de competir con la CNN, está intentando hacerse camino en un universo en el que además de las trabas culturales -la falta de interés de la mayoría del público estadounidense por las noticias que vienen del extranjero- ha sufrido la simple y clara censura de los proveedores de televisión por cable.
De momento, la idea que los estadounidenses parecen tener de este canal, que en su versión en árabe está considerado como uno de los de mayor calidad, es que está hecho por y para terroristas. Durante la invasión de Irak sus oficinas en Bagdad fueron bombardeadas por los estadounidenses y aunque oficialmente el ataque no fue intencionado, el ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld los definió entonces como «los voceros de Al Qaeda».
Ante la negativa nunca justificada oficialmente de Time Warner y Comcast, que controlan el mercado de la televisión de pago (hay 65,5 millones de suscriptores a las plataformas de televisión y esas empresas dominan el 90%), de ofrecer a sus usuarios este nuevo canal, Al Jazeera se ha visto obligada a buscar alternativas y a juzgar por los resultados, parece que ha encontrado la fórmula para abrirse paso entre los estadounidenses.
La cadena puede verse online en su página web (english.aljazeera.net) y además desde el pasado abril, también existe un canal de YouTube dedicado a Al Jazeera en el que, según datos del diario Financial Times, se habrían recibido en cuatro meses dos millones de visitas. No es una cifra para echar cohetes, teniendo en cuenta que algunos vídeos que se cuelgan en YouTube reciben cientos de miles de visitas en apenas 24 horas, pero al menos, es el principio y a medida que vaya corriendo la voz, Al Jazeera en inglés seguirá ganando adeptos en Estados Unidos, tal como los ha ganado en el resto del mundo, donde ya hay un total de 90 millones de suscriptores (menos del 1% de estadounidenses a través de los únicos dos proveedores por cable que lo ofrecen, Buckeye Cable System, que llega a 147.000 hogares en Ohio y un servicio municipal en Vermont que cubre 1.000 hogares).
Los responsables de la cadena esperan que con el tiempo la presión ciudadana obligue a incluir a Al Jazeera en los paquetes de televisión por cable, como ocurrió en los ochenta con la televisión MTV, que tras una exitosa campaña titulada I want my MTV (Quiero mi MTV) consiguieron ser incluidos en los principales paquetes de televisión.
Sus responsables son optimistas. Cuando se inauguró la cadena en noviembre tenían dificultades para conseguir entrevistas y aunque los miembros del Gobierno y la Administración de Bush aún son reticentes, cada vez hay más gente procedente de think-tanks e instituciones diversas dispuesta a mostrar su opinión en Al Jazeera. «Vamos a triunfar en América. Al público estadounidense le toca el corazón la idea de ‘esa pequeña cadena que no quieren que se vea», concluye David Barash, un periodista que pertenecía a la cadena ABC y que ahora es uno de los rostros visibles de Al Jazeera.