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En España, los medios celebran los crímenes de Uribe pero silencian las acciones de combate de las FARC

Fuentes: Kaosenlared

Empecemos por recordar, que varios países de la Unión Europea no consideran terroristas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ni legitiman la lista que el mayor país terrorista del mundo-Estados Unidos- creó y modifica a su antojo. La España de Zapatero, que recibe efusivamente a un personaje tan siniestro como Uribe, no sólo […]

Empecemos por recordar, que varios países de la Unión Europea no consideran terroristas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ni legitiman la lista que el mayor país terrorista del mundo-Estados Unidos- creó y modifica a su antojo. La España de Zapatero, que recibe efusivamente a un personaje tan siniestro como Uribe, no sólo es diferente (como dice el eslogan) sino que persigue a sus ciudadanos porque el mandatario colombiano se lo demanda cumpliendo órdenes de Washington. En eso de perseguir ciudadanos, Madrid tiene experiencia sobrada. Que le pregunten si no, a los vascos o a los integrantes de cualquier grupo antifascista, medianamente organizado.

En la noche del lunes 4 de agosto -madrugada del martes en España-, las FARC derribaron un helicóptero del «invencible» ejército del dictador Uribe. El golpe ha sido psicológicamente demoledor, sobretodo si tenemos en cuenta las circunstancias actuales, donde han proliferado los comunicados triunfalistas de un ejército cuyos máximos logros han consistido en asesinar y desplazar a miles de campesinos, invadir otro país para eliminar a un comando guerrillero que negociaba una liberación de prisioneros, y comprar desertores sin escrúpulos que nunca debieron acceder a las filas de las FARC.

La acción de las FARC es novedosa. El helicóptero no fue abatido por un misil o disparos de ametralladora, sino al explosionar una potente bomba, ubicada en tierra, cuya onda explosiva alcanzó un centenar de metros llevándose por delante a la aeronave militar y sus tripulantes, entre los que figuraba un coronel. Mientras que los «terroristas» de las FARC eliminan altos cargos militares en operaciones de combate, los «demócratas» del Gobierno colombiano procuran hacer lo mismo, pero sobornando a sicarios para que presenten el cuerpo y la mano amputada de la víctima, como pruebas válidas para entregar la recompensa ¿quiénes son los terroristas?

Los periódicos latinoamericanos reportaron la acción, sin embargo, prácticamente la totalidad de los medios españoles, escritos, radiales y televisivos, la silenciaron. Los pesos pesados de la información escrita, El Mundo y El País, además de sumarse a la mordaza informativa, publicaron tres días después del derribo de la aeronave (que para ellos no ha existido), una información de la agencia EFE, redactada al más puro estilo «anti-ETA», relacionada con la detención de cinco supuestos guerrilleros que, supuestamente, iban a atentar en Bogotá, utilizando, supuestamente, dos coches bombas. La reiteración del término «supuesto» la considero necesaria porque en Colombia- como en España- un ciudadano discrepante, huele a terrorista. La mudez citada, contrasta con el linchamiento mediático que desarrollaron, todos a una, contra una ciudadana española detenida por su presunta relación con las FARC. Por eso me alegro infinito, de la infinita rabia que significa ese infinito mutismo.

Desde que las operaciones de Álvaro Uribe (asesinato de Raúl Reyes, compra de traidores y de sicarios asesinos), comenzaron a dar sus frutos, los medios de comunicación españoles, utilizaron la información escatológica como método de trabajo, alabando esas execrables acciones, sin importarles que la inmensa mayoría de las violaciones de los Derechos Humanos sean atribuidas al ejército y los paramilitares colombianos y sin afectarles que Uribe, congresistas y gorilas uniformados, sean acusados en su propio país de crear y financiar grupos criminales. En fin. Desataron la euforia, dieron por acabada- si no muerta- a las FARC, desinformaron, manipularon y tomaron partido por un mafioso ex narcotraficante. Los silencios de los que legitiman Estados terroristas hablan por sí mismos, y definen a esos medios. ¡Cómo se nota cuánto les duele el derribo de un helicóptero por las «debilitadas» FARC!