Los lectores de Mundo Obrero ya conocen bien a Pascual Serrano, periodista, escritor, y firma incondicional de este periódico, a través de su contundente columna Contra el Talón de Hierro y sus audaces Perlas informativas, publicadas en dos libros con el nombre de Perlas. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación. También por […]
Los lectores de Mundo Obrero ya conocen bien a Pascual Serrano, periodista, escritor, y firma incondicional de este periódico, a través de su contundente columna Contra el Talón de Hierro y sus audaces Perlas informativas, publicadas en dos libros con el nombre de Perlas. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación. También por sus artículos en Rebelión, publicación electrónica referencia en los mundos alternativos que contribuyó a fundar en 1996.
Ahora El Viejo Topo acaba de publicar su último libro Medios violentos, palabras e imágenes para el odio y la guerra, basado en un trabajo con el que año pasado ganó en Cuba el Premio Internacional de Ensayo Pensar a Contracorriente. En este libro Pascual desmonta las estrategias de manipulación informativa que los medios de comunicación, al servicio de los intereses de quienes les financian, realizan para gestionar la política internacional a favor de sus aliados, o para criminalizar a los opositores, banalizar la guerra y orientar la opinión pública a favor de la intervención militar en países alejados, desconocidos, pero ricos en recursos o en posición geoestratégica.
Los gabinetes de «contaminación» se emplean a fondo, pero Pascual es optimista: «En lo que más hemos avanzado es en cultivar una saludable desconfianza hacia los medios».
Lectura imprescindible para aprender a defendernos de los medios, Pascual nos abren las puertas para seguir profundizando en otras investigaciones que desvelan los intereses que se esconden en la manipulación informativa, en cómo se construyen las mentiras mediáticas y la necesidad de contrastar las fuentes. A través de referencias y bibliografía nos introduce en los trabajos de Vicente Romano, Javier Bernabé, Angeles Díez, Santiago Alba, Luis Alegre, Danny Schechter y Michel Collon, entre otros.
Al margen del libro, pero en el mismo camino, este verano Issac Rosa ironizaba en un artículo sobre la extraordinaria capacidad de multiplicación de los talibanes, rematando con la diferencia que representa la lectura de estos dos titulares a la hora de legitimar el bombardeo de las tropas de la OTAN: «En el bombardeo murieron 40 afganos» o este otro «En el bombardeo murieron 40 talibanes». No hay que bajar la guardia… ni en verano.
Mundo Obrero: En Medios violentos, palabras e imágenes para el odio y la guerra, desmontas con numerosos ejemplos la falsa idea imparcialidad de los medios para mostrar como pueden llegar a ser los mejores aliados para promover y convencer de la guerra. ¿Qué ganan los medios de comunicación potenciando la guerra?
Pascual Serrano: No revelamos ningún secreto si decimos que las guerras disparan las audiencias, las cuales generan más publicidad y, por tanto, más ingresos. Ya tenemos la primera perversión de nuestro sistema comunicacional. Luego están las empresas ligadas al accionariado de los medios, por ejemplo en Francia los tres diarios franceses más importantes y otras muchas cabeceras regionales han sido adquiridos principalmente por grupos de empresas relacionadas con el tráfico de armas. Es el caso del grupo Dassault (fabricante del Mirage y especializado en misiles y satélites) propietario, entre otros, de Le Figaro. El grupo Lagardère es el primer editor de revistas del Estado francés y accionista de Le Monde. Lagardère también se dedica a los sistemas de guía de misiles. La familia Rotschild, que adquirió Libération, se dedica al tráfico de armas a gran escala por todo el mundo. Por último, si existe todo un entramado empresarial y financiero que se va a enriquecer con una guerra -el ejemplo de Iraq es elocuente-, podemos estar seguros que crearán toda una operación mediática de apoyo en la que no les faltarán medios de comunicación dispuestos a cumplir sus deseos, el dinero es el dinero.
M.O.: Cuéntanos algunos de los ejemplos más escandalosos en los que los medios de comunicación de nuestras democracias siguen aplicando las estrategias de propaganda bélica que practicaba Goebbels en la II Guerra Mundial
P.S.:. Recientemente muchos analistas han destacado el doble rasero que los medios aplicaron en el caso de Kosovo y Osetia del Sur. En el primer caso el gobierno central serbio fue presentado como el responsable de la limpieza étnica y la intervención externa de la OTAN como los salvadores, mientras que en el segundo fue al contrario, el gobierno central de Georgia aparecía en los medios como la víctima de la limpieza étnica de Rusia. Otro detalle que me parece indignante es que, incluso cuando se conocen todas las mentiras que nos llevaron a la invasión de Iraq, los medios presentan como responsables a los gobiernos y las administraciones como la de Bush mientras que la prensa aparece como inocente víctima engañada por Rumsfeld, Cheney y Bush. Sin embargo, esos medios formaron parte de la trama del engaño, dieron por buenas las versiones de esos gobernantes y silenciaron a los críticos. Ahora, el objetivo es pasar página con el cambio de gobierno en Estados Unidos sin que los medios se vean dañados en su credibilidad. De esta forma podrán volver a engañar en la próxima operación.
M.O.: Este verano el profesor de Filosofía Calos Fernández Liria fue bruscamente despedido de una entrevista en la cadena SER a la que había sido invitado para hablar de Venezuela. El motivo fue sacar a la luz los intereses del grupo PRISA en America Latina y cómo éstos afectan a la constante deslegitimización que diariamente hace El Pais. Canal + o La Cuatro al gobierno de Venezuela y al presidente Chávez. ¿Puedes explicarnos cuales son esos intereses
P.S.: Muchas veces lo que le indigna a Prisa es no tener intereses económicos, es decir, no estar sacando tajada en esos países, de ahí su agresividad como mecanismo de presión y chantaje. Si Prisa pudiera tener en Venezuela, Bolivia o Cuba el negocio editorial sobre los libros o de licencias de radio que tiene en Colombia, o el privilegio en licencias de televisión que tiene en México con su relación con Televisa o las posibilidades de que le concedan una licencia de televisión en Colombia, seguro que su línea informativa sobre esos países sería diferente.
M.O.: ¿Cómo se explica que Chávez o Evo Morales, presidente del segundo país mas pobre de América Latina, tengan tanto protagonismo en nuestros medios de comunicación a la vez que sabemos tan poco del primer ministro francés, o del presidente de Portugal, que son nuestros vecinos… o de otros gobiernos de la Unión Europea a la que pertenecemos.
P.S.: Yo creo que se produce lo que llamaría una estrategia de silencio/portada. Cuando un gobierno no es dócil se le tiene siempre en candelero para dar imagen de convulsión social, crisis e inestabilidad. Si el gobierno es sumiso a los intereses económicos se le premia con el silencio informativo para que pueda aplicar sus políticas neoliberales sin ser molestado. Por eso las huelgas o movilizaciones sociales que se suceden en Perú o en México no son noticia y diez personas manifestándose frente a una embajada de Venezuela es portada.
M.O.: Pongamos que los amos de los medios decidieran dar mañana un giro de 180 grados a su política internacional en Latinoamérica y decidieran respaldar a Chávez y deslegitimizar al gobierno de Uribe. ¿Cuál sería la estrategia informativa que aplicarían?
P.S.: Mi capacidad de imaginación no llega a tanto. Pero si quisieran deslegitimar al gobierno de Colombia bastaría con informar al mundo sobre los datos de sindicalistas y defensores de derechos humanos asesinados, o de los diputados financiados por el paramilitarismo. Y si quisieran respaldar a Chávez sería suficiente con recurrir a los datos de las UNESCO sobre la erradicación del analfabetismo, los programas de asistencia sanitaria en lugares donde nunca hubo un médico y las numerosos programas sociales de educación universitaria, asistencia a indígenas o a indigentes, los derechos laborales adquiridos por los trabajadores de las empresas nacionalizadas o las vías de participación ciudadana que ni en sueños tenemos en Europa. En una palabra, contar al verdad, lo contrario de lo que están haciendo.
M.O.: Cada vez hay una mayor concentración de medios de comunicación dejando el control del pensamiento en unas pocas manos. ¿Quiénes son los amos de la información en España?
P.S.: Técnicamente deberíamos decir que son los grandes grupos de comunicación: Prisa, Godó, Vocento, Mediapro, Recoletos, Zeta, Prensa Ibérica, Unidad Editorial, Cope y Joly en Andalucía. En manos de estas diez empresas se encuentra prácticamente el 100% de la prensa escrita española, la radio y la televisión privada. Pero lo que hemos de pensar es que el control, en última instancia, tampoco es de ellas, es de los grandes grupos empresariales (telecomunicaciones, automovilísticos, grandes superficies…) que mediante su publicidad deciden si van a ser rentables o no, los bancos que les apoyan con sus préstamos o no y que pueden influir entrando en su accionariado. En los grandes medios sucede un poco como en los grandes partidos políticos, no importa quiénes sean, el verdadero poder está en el gran capital que se encuentra detrás.
M.O.: Y a nivel mundial, ¿quién controla la informacion?
P.S.: Las principales multinacionales de la comunicación son Time Warner, Bertelsmann, News Corp. (Murdoch) y NBC Universal creada tras la unificación de Vivendi y NBC. Ellas controlan en todos los continentes la prensa diaria y las revistas, las televisiones en abierto y por cable, la radio, las productoras cinematográficas, la música, editoriales de libros. En España tienen acciones cruzadas con las de nuestro país, por tanto, su criterio e intereses es el mismo.
M.O.: ¿Cómo los periodistas, las universidades, los intelectuales, la sociedad han permitido liquidar el periodismo de investigación, banalizar la información sustituyendo el análisis de los expertos por la opinión del testigo elegido para ratificar el reportaje, el espectáculo sobre la realidad, la trivialización de las imágenes sobre la profundidad y la contextualización de los acontecimientos? En definitiva, ¿quién y por qué han conseguido cambiar la forma de hacer periodismo?
P.S.: Yo creo que esta deriva era inevitable con un sistema comunicacional empotrado hasta el cuello en el mercado. Si deben ser rentables, abaratar costes, cuidar la imagen de sus accionistas, aunque sean unos criminales, y necesitar los ingresos de la publicidad, sólo pueden hacer lo que están haciendo. O rompemos el modelo o no hay regeneración posible. Hay que entrar en el debate de la propiedad de los medios de comunicación.
M.O.: ¿Qué hace más daño a la ética periodística y a la creación de la opinión publica, ¿la manipulación de la información, la información sesgada o el silenciamiento de acontecimientos y protagonistas?
P.S.: Ellos juegan con el cóctel: algo de mentira (sin que se note mucho porque eso es lo que más les deja en evidencia), algo de tergiversación, otro poco de sesgo, bastante de frivolidad, ausencia de contexto para que nadie comprenda el origen de los conflictos y no logre descifrar las causas y, por supuesto, el silenciamiento de los críticos y los colectivos sociales.
M.O.: Se suponía que los media, además de esa aureola de informadores objetivos, imparciales y luchadores contra los despotismos, tenían la responsabilidad social de ejercer el control sobre el poder. Pero si ya no es asi ¿quién nos defiende ahora no solo del abuso del poder sino del abuso de los mismos medios de comunicación?
P.S.:Ese es el gran problema. Los diferentes poderes tienen más o menos un contrapeso (empresarios-sindicatos, gobierno-oposición, empresas-consumidores…), y muchos poderes, mal que bien, deben pasar por un cierto control democrático vía electoral. Los medios no tienen contrapeso y no los elige nadie. Intentan presentarnos sus códigos de autoregulación como un mecanismo de control, pero es ridículo, es como esperar que las empresas contaminantes dejaran de contaminar en virtud de un código que ellas se doten en lugar de una legislación que se lo prohíba. Pero, además, las empresas de comunicación llevan años explotando un falso concepto de libertad de expresión, bajo el cual alojan su impunidad. No existe libertad de expresión en nuestros países, sólo exclusividad y privilegio de expresión para esas empresas y las firmas que ellos designan.
.O.: Y como ciudadanos ¿Cómo protegernos de las malas prácticas de los medios?
P.S.: No es fácil, pero es necesario educar a los ciudadanos en lo que se podría llamar sin peligro de exagerar, la defensa frente a los medios. Pienso que en lo que más hemos avanzado es en cultivar una saludable desconfianza hacia ellos, es importante que la gente no se fíe de lo que le cuentan, que busque la versión de todos los actores implicados, las fuentes originales, los analistas de confianza, los medios alternativos que no dependan del mercado, etc… Hace mucho que los periodistas se han convertido en lugar de facilitadores de información en interceptadores. Fíjate como en la noticia en la versión digital de las declaraciones de un político o de su intervención en el Parlamento o en acto público no ponen un vínculo al texto completo de esa intervención o al diario del Congreso para que el ciudadano pueda conocer textualmente esa declaración. Por tanto, ante la noticias sobre las declaraciones de un político, lo que hay que hacer es buscar la fuente original y no conformarse con lo que difunde el medio, al igual que ante, por ejemplo, la noticia de un informe de Amnistía Internacional, es preferible buscar ese documento original y no quedarnos en la noticia cocinada por los medios.
M.O.: ¿Por qué los media privados se siguen llamando «independientes»?
P.S.: Hubo un tiempo durante los periodos de dictaduras del siglo pasado en que los medios estatales estaban al servicio de esos gobiernos dictatoriales y debía buscarse fuera del estado la independencia informativa. Pero ese es un escenario que nada se parece al actual. Ahora es el estado quien tiene la legitimidad democrática y el desarrollo industrial y financiero ha desembocado en que grandes emporios económicos son los que controlan unos medios que no tienen ninguna representatividad ni legitimidad. En cambio, siguen explotando el término medios oficiales para los públicos e independientes para los privados.
M.O.: ¿Qué medios son mas independientes, los privados, los estatales o los comunitarios?
P.S: Ninguno son independientes, los públicos dependen de un estado que si es democrático, participativo y plural se reflejará en los medios y los privados dependen de empresas económicas que, evidentemente, ni serán democráticas ni participativas ni plurales, son consorcios que buscan beneficio e intervención social a favor de sus intereses. Los estudios demostraron que las televisiones italianas que eran propiedad de Berlusconi le eran más serviles que las públicas cuando era primer ministro en el periodo anterior. Por tanto, se desmostraron más independientes respecto al gobierno las emisoras públicas que las privadas respecto a su dueño. Ahora bien, hay que reconocer que la experiencia ha sido la de medios públicos al servicio de determinados partidos y gobiernos en lugar de toda la comunidad, pero esto no debe hacernos renunciar a que los medios estatales sean de verdad plurales y democráticos. Y por supuesto, nunca pensar que la opción serán los privados. Luego están los comunitarios o alternativos. Estos deben dejar de ser marginales, ya han demostrado una constancia y trayectoria importante, pero para ello se requiere que el Estado les ayude en términos económicos y de legislación. Por ejemplo en Venezuela reciben importantes recursos manteniendo su independencia, y en Uruguay se ha reservado un tercio del espacio radioeléctrico para ellos.
M.O.: Como asesor editorial de Telesur, ¿puedes explicarnos el papel que está desempeñando el canal internacional creado en Venezuela y cómo funcionan allí los medios de comunicación?.
P.S.: Telesur nace cumpliendo unos fundamentos sin precedentes en la historia: que varios países progresistas decidieran poner en marcha un canal de televisión internacional, fundamentalmente de noticias, que funcionara al margen del mercado y de la publicidad privada. Los obstáculos que se ha encontrado son muchos, desde las dificultades para que las empresas de cable -sistema más habitual de difusión en América- lo incorporen a su oferta, hasta el predominio de la oferta de imágenes de las grandes agencias que sólo atienden lo que les interesa. Hacer informativos para televisión es muy caro, y si las agencias no cubren lo que necesita tu línea editorial es todavía más difícil. Estas agencias envían todos los días imágenes de las ruedas de prensa de la Casa Blanca, pero nunca de un foro social en África. En cuanto a Venezuela, la radicalización antigubernamental de los medios privados y la impunidad con la que operan ha provocado que los medios estatales también se ubiquen en la defensa a ultranza del proyecto sin ninguna crítica. Yo tengo mis esperanzas en los medios comunitarios que en Venezuela operan con una gran libertad y con un marco legal y de financiación que ya quisiéramos en España.
M.O.: En tu libro no solo hay denuncia de las políticas intervencionistas de los medios, también hay propuestas concretas y claras para democratizar los medios y asegurar el acceso de todos a la información tal y como defiende nuestra constitución ¿Cuáles son tus propuestas?
P.S.: Yo las dividiría entre paliativas y subversivas. Entre las primeras, cosas tan obvias como poner en práctica el denominado derecho de acceso de los colectivos sociales a los medios públicos, algo que ya establece la Constitución y a estas alturas ningún gobierno ha puesto en marcha, creo también que el derecho de acceso hay que imponerlo también a los medios privados. También habría que desarrollar los observatorios de medios, con más ayudas públicas, más difusión de sus análisis y con carácter vinculante sus recomendaciones. En cuanto a propuestas más radicales, sugiero una legislación más estricta que termine con la impunidad para mentir de los medios y les obligue a atender el derecho ciudadanos a estar informado. Por último, el debate sobre la propiedad de los medios de comunicación es necesario abordarlo.