Un reality show con cámara oculta en Japón ha provocado una destacada polémica. Se trata de una emisión del programa Panic King Face que consistía en una situación que se desarrolla cuando, en una conversación entre varios hombres, todos de acuerdo con la broma menos uno, se inicia un tiroteo por francotiradores del exterior que […]
Un reality show con cámara oculta en Japón ha provocado una destacada polémica. Se trata de una emisión del programa Panic King Face que consistía en una situación que se desarrolla cuando, en una conversación entre varios hombres, todos de acuerdo con la broma menos uno, se inicia un tiroteo por francotiradores del exterior que deja a todos muertos o malheridos ante el pavor de la víctima de la broma que se mantiene ileso, rodeado de la falsa sangre de sus acompañantes utilizada para la ocasión.
Cuando éste intenta huir desesperadamente, los dos autores de los disparos entran armados en la habitación lo agarran, le apuntan con la pistola en la cabeza y se disponen disparar. Preso del horror, le descubren entonces que se trata de una broma con cámara oculta. Mientras todo ello sucede los espectadores no cesan de reír.
Todos sabemos que las simulaciones de fusilamiento o de disparo en la cabeza ha sido una de las formas de tortura más crueles por parte de regímenes militares contra sus opositores para lograr una confesión o información en un interrogatorio. Se trata de una figura de atentado a los derechos humanos calificada así por las organizaciones humanitarias. Ahora un medio de comunicación recurre a este sistema para lograr éxito y audiencias, y al parecer lo logra vista la alegría del público y la repercusión y eco mediático alcanzado. Aunque quizás si al protagonista involuntario le hubiera dado un infarto ante las cámaras el triunfo televisivo hubiera sido mayor.
En ocasiones hemos señalado que los medios de comunicación estaban cumpliendo hoy, pero con impunidad, el mismo papel que en otros tiempos realizaban las dictaduras: silenciar a los grupos sociales díscolos y a los intelectuales y líderes críticos. Ahora vemos que también, todo sea por la audiencia, han copiado los sistemas de tortura. Y también con impunidad.
Pascual Serrano es periodista. Su último libro es Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo (Ed. Península).
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.