Filantropía exhibicionista y colonización reloaded: ¿la invasión sí será televisada? CNN comanda una forma de invasión simbólica y de crueldad psicológica en simultáneo. Comanda una buena parte del exhibicionismo filantrópico de la moral burguesa. Cuando el capitalismo, con cualquier pretexto, se disfraza televisivamente de «bueno», cuando «tiende una mano» informativa y «ayuda» reporterilmente a los […]
Filantropía exhibicionista y colonización reloaded: ¿la invasión sí será televisada?
CNN comanda una forma de invasión simbólica y de crueldad psicológica en simultáneo. Comanda una buena parte del exhibicionismo filantrópico de la moral burguesa. Cuando el capitalismo, con cualquier pretexto, se disfraza televisivamente de «bueno», cuando «tiende una mano» informativa y «ayuda» reporterilmente a los pueblos que sufren, hay que encender las alarmas y hay que ponerse en guardia. Seguro que lo cobrarán muy caro.
CNN, oportunista y prepotente, contra Haití, abre su plumaje de abyección «periodística» y como el «buen burgués» despliega el plumaje de su «sensibilidad» humanitaria pretendiendo esclavizarnos en el agradecimiento eterno. Muestra su plumaje de entrevistas, variopinto y lustrado con saliva de funcionarios, clérigos y leguleyos… con payasos de la farándula hollywoodense y con payasos de la farándula bancaria, terrateniente y empresarial. Muestra (con su sello de clase) la armonía sofisticada de un corazón informativo y «generoso». Los militares yanquis están ahí para dar fe… y algo más.
No hay pirueta publicitaria (disfrazada de noticieros, también) que la filantropía burguesa omita cuando se trata de jugar las cartas mayores de su «altura moral» contra los estragos de las fuerzas naturales. No hay gesticulación «condolida», pose lagrimosa o sonrisa condescendiente que no sea ensayada para convencer a los damnificados de que se acostumbren, nuevamente, a la mano de los inquilinos, viejos-nuevos, uniformados con trajes de camuflaje. Estampa noticieril esquizofrénica con unos personajes que acá aparecen «buenos» mientras en Afganistán o en Iraq asesinan a mansalva a niños, ancianos, mujeres… inventariados entre los «daños colaterales» de la filantropía armada y global.
Haití está cercada con armas de guerra ideológica nada inofensivas. Se trata de un arsenal burgués encargado de preparar el terreno para justificar una invasión «filantrópica», para usar la tragedia y a los muertos… hacerlos visibles como ejemplo de «caos», «descontrol», «salvajismo»… Su táctica es hacer creer que la «filantropía» burguesa es inofensiva y desinteresada. Esta nueva invasión de Haití se perpetra también con «noticieros», encuestología farandulera y expertos en esgrima demagógica con saliva mercenaria. Haití está sitiada, los mercenarios mediáticos deambulan impunemente, con cámaras y micrófonos listos para esconder con baba «humanitaria» el nacimiento de nuevas bases militares contra toda Latinoamérica. Quieren convencernos de que sólo ellos pueden poner orden en esa tragedia… que son los salvadores de la humanidad. Ensayan todo tipo de gestos «sentimentales». Su táctica es hacernos «sentir confianza» porque son poderosos. Hacernos creer que con su «ayuda» ya no estaremos «indefensos». Su táctica es convencernos de que somos débiles, de que no tenemos fuerzas suficientes. Su táctica es golpearnos el entusiasmo. Su táctica es negarnos el futuro en manos del pueblo. Pidamos una sanción internacional contra el uso de las armas de guerra ideológica contra los pueblos en desgracia. No guardaremos silencio.
La ONU, inquilina añeja en Haití, que no atina a intervenir contra uno solo de los problemas perpetuos de explotación y miseria contra todo un pueblo, tampoco atina a frenar el manoseo mediático de CNN que se regodea en llenar -gratis- sus pantallas con dolor y morbo de alto raiting. Oportunamente los reporteros CNN fashion relatan -con sus sintaxis fashion- cómo la población sobreviviente, hambrienta y sedienta, saquea comercios en búsqueda de comida. Muertos, heridos y desamparados son escenario ideal para lavarle la cara a un ejército putrefacto cuyo tufo a genocidio intoxica la geografía mundial. Pero en las pantallas de CNN aparecen limpitos y buenitos, salvadores y ordenadores… soldaditos redentores llamados a poner «la ley y el orden»… en nombre de su alma máter Premio Nobel de la paz y guerrero de la demagogia mass media.
En su infinita hipocresía las burguesías europeas se solazan (con no pocas historias colonialistas) mientras cuchichean, unas y otras, el excesivo intervencionismo militar de los yanquis. Cinismo esencial para las noticias y las entrevistas en las que, como telón decorativo de fondo, los buenos muchachos entregan suministros de primera necesidad a personas que se exhiben como incapaces de rehacerse desde su dolor y desde su historia digna de pueblos rebeldes y luchadores… eso CNN lo silencia a muerte. El pueblo haitiano tiene todas las capacidades y los atributos para la solidaridad y la cooperación frente a la desgracia y tiene en su alma la memoria de la lucha contra un sistema explotador que ha sido peor que todos lo sismos de su historia: el capitalismo.
CNN desembarcó en Haití para cumplir una de las tareas centrales de la «Guerra de IV Generación»: glorificar la piel de cordero que esconde al lobo. Hacer pasar por filantrópica y generosa la presencia de los criminales y la subordinación al capital que en Haití cuenta ahora además con 19.000 soldados más armados para garantizar un entorno seguro en un país donde la falta de hospitales, la falta de escuelas, la basura, el desempleo, el hambre… son noticia sólo si decoran las declaraciones algún burgués gentilhombre mediático.
CNN gasta millones de dólares para hacer de Haití un laboratorio de guerra ideológica y opera como ariete de las estrategias militares en plena ocupación. Laboratorio para profundizar el sometimiento de los pueblos y para avanzar en la ofensiva militarista del imperio yanqui que pone los ojos en Venezuela mientras acomoda sus tropas en pleno Caribe. CNN está lista para transmitir en vivo y a todo color cualquier delirio del intervencionismo. Han invertido mucho en Haití con la bendición del «consenso de Miami» que sueña con que la invasión a Venezuela sí sea televisada. Nos toca ahora tomar la palabra. Por una Haití emancipada.