Recomiendo:
0

Ofensiva mediática

Los derechos sociales y los automóviles híbridos entre sus víctimas

Fuentes: Rebelión

El pasado jueves 4 de febrero nos desayunamos  con noticias alarmistas en las páginas de  información económica. Unas referidas a la situación en el Reino de España. Otras trataban sobre la repercusión que tenía sobre la compañía Toyota el descubrimiento de un fallo en los frenos de su modelo híbrido. Ambas informaciones recalcaban que las […]

El pasado jueves 4 de febrero nos desayunamos  con noticias alarmistas en las páginas de  información económica. Unas referidas a la situación en el Reino de España. Otras trataban sobre la repercusión que tenía sobre la compañía Toyota el descubrimiento de un fallo en los frenos de su modelo híbrido. Ambas informaciones recalcaban que las situaciones descritas habían tenido su repercusión sobre  las bolsas:  se había desplomado el índice IBEX y las acciones de Toyota también se habían devaluado

A propósito de estas informaciones he recordado tanto  los artículos de Noam Chomsky sobre el papel de las corporaciones  como hacedores de consensos, como  el libro del periodista Pascual Serrano  sobre el rol de  medios de comunicación  en los conflictos violentos. Sí los «mas medias» son en gran parte responsables en el desencadenamiento de episodios armados, similar papel podemos otorgarles  en el campo de la  economía.  

En los primeros mercados bursátiles ya se utilizaban las predicciones «self executing», es decir, vaticinios que por el sólo hecho de hacerlos públicos se cumplían. Por ejemplo, si algún medio   difunde que las acciones de una compañía van a descender, los inversores, ante tal augurio, venden sus acciones provocando la caída  real de sus precios.  Este tipo de estratagema se utiliza cada vez a mayor escala, sólo hay que recordar la primera oleada especulativa contra el euro, las continuas noticias sobre la inminente devaluación del Euro frente al Dolar provocaron irremisiblemente una caida en su valor de cambio. 
 
El que el fallo de un automóvil sea noticia en las páginas de economía  indica hasta que punto los medios de comunicación están involucrados en el mercado. No es casualidad que, recientemente, la multinacional nipona Toyota arrebatara  a la usamericana General Motors el primer puesto de fabricante mundial de automóviles. En gran medida debido a que Toyota fabrica vehículos con bajo consumo de combustible, justo lo opuesto a su competidora GM.  
 
Resulta que estas últimas semanas, además de Toyota, varias han sido muchas  las marcas que han comunicado fallos de seguridad en sus vehículos: Peugeot-Citroen, Ford y Honda,  es algo tristemente usual.  Sin embargo, sólo el problema de los Prius Toyota han saltado  de las páginas dedicadas al «motor» a las páginas de economía de los diarios.  No  hace falta ser muy suspicaz para darse cuenta que los medios de comunicación norteámericanos y europeos  están intentando ayudar a sus empresas frente a las niponas, sobre todo si leemos titulares como :Ford y GM aumentaron sus ventas en EE.UU. y caen las de Toyota por revisiones» o «Volkswagen lanza un plan para quitarle el trono de ventas a Toyota«.
 
Algo similar esta ocurriendo con la economía española. No voy a ser yo quien defienda la gestión económica del gobierno del PSOE pero esta última de oleada de noticias recuerda a las que antecedieron a la primera devaluación del Euro. Los medios que están extendiendo una imagen apocalíptica de la economía hispana pueden tener una doble intencionalidad: evitar que los inversores inviertan en deuda pública española, cuando hay una dura competencia en este mercado internacional, aprovechando, al mismo tiempo,  para realizar movimientos de capital con fines especulativos. Y doblegar al gobierno español a tomar medidas económicas consistentes en recortes de derechos de la clase trabajadora. Tal es la congoja del gobierno ante las presiones que han tomado la medida «urgente» de recortar el derecho a la jubilación  por sí no pueden pagarse  dentro de diez años, cuando hoy tienen cuatro millones de trabajadores parados. 
 
Todos somos conocedores que la crisis económica no tienen su origen en la supuesta inflexibilidad del mercado de trabajo, ni siquiera en los salarios de los trabajadores. Los responsables han sido las entidades financieras e inmobiliarias. Los gobiernos nada o muy poco han hecho por que los culpables paguen la crisis, al contrario, se  ha ayudado con cuantiosos fondos públicos a bancos y cajas.  Ya nadie recuerda las promesas de acabar con los paraísos fiscales o con los «bonus» de los directivos de los bancos.  Ahora los analistas, expertos e instituciones internacionales intentan imponer sus modelos neoliberales como única salida a la crisis, esto no lo podrían conseguir sin  la cobertura de los medios de comunicación, que se están demostrando capaces de uniformar la opinión pública y hasta doblegar a gobiernos. 

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.