«Si no te publican publícate tú mismo» reza en la cabecera del blog de Alberto Arce. Se define a si mismo en su blog como » Novato, becario y casi siempre voluntario. Así ha sido mi trabajo periodístico hasta el momento. Y aquí cuelgo, sin verguenza, reportajes antiguos. Sólo se aprende a escribir así, escribiendo. […]
«Si no te publican publícate tú mismo» reza en la cabecera del blog de Alberto Arce.
Se define a si mismo en su blog como » Novato, becario y casi siempre voluntario. Así ha sido mi trabajo periodístico hasta el momento. Y aquí cuelgo, sin verguenza, reportajes antiguos. Sólo se aprende a escribir así, escribiendo. Y quien escribe avanza más que quien no tiene espacio en el que ensayar. Así he ido aprendiendo lo que sé. Solo y a empujones. Me monté mi propia beca, tardía y larga, demasiado larga. »
Alberto Arce se dió a conocer mundialmente cuando durante la Operación «Plomo Fundido» del Ejército Israelí sobre Gaza a finales de 2008 y principios de 2009 fue el único periodista internacional que dio cobertura todos los días de la la ofensiva. De esta experiencia nació «To shoot an elephant» un film documental realizado conjuntamente con Mohammad Rujailah rodado como empotrados en las ambulancias que asistian a los heridos y recogían a los muertos de esa barbarie. Antes de este trabajo ya había realizado otros documentales y reportajes escritos que se pueden consultar en la hemeroteca del blog. Sus dos últimos trabajos, realizados en Iraq en la primavera de 2010 (Irak: Posguerra) y en Afganistán recientemente han sido en colaboración con el Institut Català d’Investigació per la Pau, el ICIP. El trabajo sobre Iraq fue ampliamente distribuido por Periodismo Humano. Crítico y mordaz, Alberto Arce nos responde 5 preguntas.
Lejos de paternalismos, tu trabajo se enmarca en la cotidianidad de las personas que viven bajo el conflicto, o en post-conflicto. De Nablús a Kabul, pasando por Bagdad, y otros lugares como Líbano. ¿Con que lección te quedas de las que puede dar aquél que vive permanentemente bajo la violencia de un conflicto?
Con que la vida continua. Antes, durante y después de los fuegos artificiales. Con que la gente de la calle tiene algo que decir. No son tan diferentes a nosotros. Y a mí me parece que tiene más interés que la aburrida repetición de declaraciones políticas de los líderes. Si algún día me contratan para hacer periodismo del de toda la vida, haré lo que me pidan, pero a fin de cuentas, mientras eso no suceda, a mí los políticos no me interesan y lo que tengan que decir ya lo cubren las agencias y lo repiten todos los medios. Trato de buscar historias más pequeñas. Los conductores de ambulancia de Gaza, estudiantes de teatro de la universidad de Bagdad, profesoras de inglés en Najaf o los participantes en una boda en Kabul. Me parece interesante acercar sus puntos de vista. Que no son demasiado espectaculares y poco reporteriles si entendemos esto por el teatro del chaleco antibalas. Pero creo que darán una imagen bastante realista y sensata de lo que les está sucediendo a sus países si se mira a 10 años vista, que es como me gusta imaginarme los documentales o vídeos que hago. Mucha vida cotidiana y poca espectacularidad. Sin exclusivas. No muerden. Ni falta que hace. Me quedo con que no muerden. Ni los más radicales muerden tanto como parece si se pasa tiempo con ellos desde una actitud de respeto y escucha ante ideas que a veces son absolutamente descabelladas.
Has vuelto hace poco de Afganistán. Son más de uno y de dos los reporteros que me han comentado que el eército epañol no admite embededs (personal empotrado) para realizar un reportaje sobre su trabajo. Sé que tu tampoco pudiste acceder. Nadie en el Ministerio atiende las llamadas ni responde los correos. ¿ que crees que se debe este menosprecio hacia los profesionales de la información?
El Ministerio de Defensa sí acepta periodistas. A veces. Los días pares o los jueves de 5 a 6. Y cambian de criterio a su gusto. La cuestión es la arbitrariedad con la que trabajan y no dejan trabajar. Si la Ministra viaja, pueden viajar detrás de ella a cubrir la rueda de prensa en la pista del aeropuerto unos cuantos escogidos a dedo. Además paga el Ministerio. La noticia sale gratis. El sueño de cualquier medio de comunicación. Eso lo sacan todos. Es patético que nuestra guardia civil esté formando a la policía afgana y que la policía afgana acepte periodistas españoles empotrados pero la misión española no permita el trabajo. Pongámoslo así. 713 millones de euros al año en una misión pública, gestionada por la administración pública a través del Ministerio de Defensa, que tiene como política la opacidad ante los medios que tratan de informar de su trabajo. Y cuando se supera la opacidad, se pasa a la arbitrariedad. Hay algunos a los que permiten un acceso limitado, con censura previa. Para tocarles las castañuelas, imagino. Que encima lo aceptan. Y los directores de los medios que no dicen ni mu. Los compañeros que van allí sin permiso ni coordinación con el ejército español están escribiendo grandes páginas del periodismo de este país (aunque no salgan en las recopilaciones de grandes autores).
Ahora, si tú te plantas por tu cuenta allí y haces un reportaje, no lo querrá nadie. Porque tampoco quieren enemistarse. Gloriosas excepciones: Beriaín y Caro, Bernabé y Ayestarán. Lo que te decía, los que no salen en las recopilaciones de grandes autores del siglo XX.
TSAE, «To shot an elephant» ha dado la vuelta al mundo y sigue circulando y apareciendo referenciada en centenares de páginas y accediendo a nuevos festivales cada mes. Algunas personas te han criticado no ser «objetivo», como seguramente lo harían con uno de tus primeros trabajos, el de Nablús. ¿Hasta qué punto la «objetividad» periodística en según que contextos es utilizada como un arma de control sobre la información que se quiere hacer llegar a la opinión pública?
Yo no soy objetivo. Tú tampoco y el que diga que es objetivo a estas alturas de la sexta temporada que se prepare para la tomatina que le va a caer encima. Yo propondría a Muchachada Nui que hiciera un celebrities de «Pérez Reverte contra el periodista objetivo».
A mi me declararon activista y me borraron del mapa laboral. En España pegas una patada y salen 20 directores de documentales que nunca han hecho un documental pero conseguirán 200.000 euros en subvenciones para hacer algo sobre el último monasterio benedictino de la Rioja. Pero después de 20 artículos en 21 días en EL MUNDO, un documentos TV y un documental en 37 festivales en 9 meses, el proyecto de Iraq publicado en PeriodismoHumano o el viaje reciente a Afganistán, no he conseguido que ningún medio de comunicación de este país me diga «te vamos a dar una oportunidad para que demuestras si eres un buen periodista». Es cierto que tengo alguien que me apoya, pero vivo porque To Shoot an Elephant ha ganado premios, no de mi trabajo. Y hay decenas de personas cobrando un sueldo que no han hecho lo que yo he hecho. No me creo mejor que nadie. Sólo quiero una oportunidad antes de volverme loco. No puede ser que porque me posiciono ante Israel como John Carlin se posicionó ante la Sudáfrica del apartheid se me considere activista. Y la única explicación que encuentro es que no he hecho amigos (lo siento, estaba intentando trabajar, los amigos los tenía de antes) o que he mentado a la bicha, a Israel. Así que cada vez que alguien me habla de objetividad, ya sabe dónde se puede montar.
El control sobre la información es total. Y punto. A partir de ahí la mano izquierda, las tragaderas y la autocensura. Cada medio tiene su línea para cada zona o tema. Y ya sabes lo que toca. El pastel tiene varios sabores. Te limitas a buscar el que no te genere alergia. Hay temás tabú y punto. Los puedes sacar en Internet pero no los leen más que los acólitos. El problema es también de la opinión pública que puede elegir pero no lo hace. Porque informase cuesta y ya estamos todos demasiado ocupados informando en Facebook de que hemos quedado para comer en el mac de la esquina. La información se consigue. Nunca ha sido tan accesible. Y nunca más banal. Facebook y Twiter han conseguido que todo el mundo informe, pero la mayoría de lo que no tiene ningún interés.
Pudiste realizar un trabajo en Iraq en primavera, de Bagdad a Basora, pasando por Najaf. En tu trabajo la gente de la calle habla, y lo hace bastante claro. Después de 7 años y medio de ocupación militar, con una capital dividida por colores, un país que en realidad son como mínimo 3, la presencia permanente de grupos Islamistas violentos, la falta de agua corriente y electricidad gran parte del día y en general infraestructuras peores que las que tenían hace 40 años… Ahora es cuando el ejército de EEUU decide retirar sus tropas de combate. Entraron con mentiras por excusa. ¿Como salen?
Salen con cierta prisa y mientras todos escuchamos un coro de voces iraquíes que vaticina el comienzo de algo peor una vez que las tropas esatadounidenses dejen de actuar como guardianes de una cierta estabilidad. No voy a defender que se queden. Pero con un poco de sensatez, limitándome a reproducir la sensación que me han transmitido muchas personas en Iraq, no deberían abandonar el país a su suerte después de destruir toda la estructura del Estado y sus redes sociales. Si rompes algo tienes la responsabilidad de recomponerlo, no de abandonarlo roto y a su suerte. Queda jaleo en Iraq para rato. Lamentablemente para sus habitantes.
Iniciativas como Media Storm han dado una vuelta de tuerca importante en el escaparate de los medios a nivel internacional. En Barcelona, Ruido, también ha unido esfuerzos para la producción y distribución de reportajes. Aunque no son modelos exactamente iguales, tienen puntos de unión. ¿Crees que el futuro del freelance pasa por la unión de recursos con otros compañeros de profesión? ¿Un trabajo cooperativo?
El problema no está en los periodistas sino en los medios. En mi opinión los periodistas no son los responsables de la situación. Los editores y directores de los medios no hacen periodismo, sino gestión empresarial. Y punto. Y en la gestión empresarial no hay espacio para un periodismo internacional que no pase por entrevistar por decimoctava vez a Angelina Jolie o al portero del Milán, que se ha enrollado con una modelo brasileña que antes estaba con un defensa alemán. O el puto pulpo Paul. Eso vende, para eso hay espacio, para eso hay dinero. Pero para el periodismo no hay dinero. Yo puedo juntarme con 20 colegas y nos sentiremos muy reconfortados, y podremos crear, si queremos, la mejor página web del país, pero sin capitalistas que crean que el periodismo merece la pena y por tanto hay que apostar por periodistas que tengan tiempo y presupuesto para trabajar, esta profesión ha muerto. La haremos como hobby en nuestro tiempo libre. Ser periodista es prácticamente comparable a ser voluntario de una ONG. Y los pocos puestos que quedan se limitan al puro compadreo de familiares y amigos. Un reportaje sobre Haití o sobre la muerte de periodistas en Honduras no interesa pero la basura que vomita Salvador Sostres gana espacio y le mantiene. Es vomitivo.
Yo me uniré a quien se quiera unir conmigo y a quien me lo pida. Creo que de la unión se hace la fuerza. No lo dudo. Pero la fuerza no puede sacar de la nada los 10.000 euros que cuesta un viaje. Si los medios no pagan. Y no pagan, que todo el mundo lo sepa, podemos hacer el pinopuente con la picha boca abajo. Que nos quedaremos como estamos. Si cada uno de nosotros explica de qué vive y por cuánto vende o regala sus reportajes se caería la poca vergüenza que queda en este país. Pero tampoco puede hacerse porque estamos aquí todos calladitos, agazapados, haciendo amigos a ver si toca la varita mágica…
Samuel Rodríguez es editor de 79magazine
Fuente: http://79magazine.blogspot.com/2010/08/alberto-arce-en-barcelona.html
rCR