Para quienes siguen creyendo en la imparcialidad y la neutralidad de los medios de comunicación, es bueno que observen los criterios que establecen esos medios para su selección de las noticias. Veamos uno. A finales del pasado mes de julio se descubrió una fosa común clandestina en la región colombiana de La Macarena, en ella […]
Para quienes siguen creyendo en la imparcialidad y la neutralidad de los medios de comunicación, es bueno que observen los criterios que establecen esos medios para su selección de las noticias. Veamos uno.
A finales del pasado mes de julio se descubrió una fosa común clandestina en la región colombiana de La Macarena, en ella se encontraban más de 2.000 personas enterradas, muchas de ellas eran sencillos campesinos asesinados por el ejército calificándolos de terroristas sin serlo, lo que llaman «falsos positivos». Además, en los últimos días de agosto fue asesinada una de las investigadoras del caso de esta fosa. Y el 23 de ese mes, la televisión multiestatal latinoamericana TeleSur, informaba de la denuncia de un senador colombiano de la existencia de otra nueva fosa común con más de 400 cadáveres. Sin embargo, al día siguiente, en la prensa española, por ejemplo los diarios El País y El Mundo, no se cita esa fosa común y presentan como segunda noticia de portada lo que denominan «presos políticos» cubanos: «La Iglesia cubana anuncia la liberación de otros seis presos políticos» (El País), «La Iglesia cubana anuncia la excarcelación de otros seis presos políticos» (El Mundo).
Así los lectores españoles llegarán a la conclusión de que en Cuba hay presos políticos, aunque los medios no digan qué institución los ha considerado así y por qué estaban en prisión, y, al mismo tiempo, se quedarán sin conocer que en Colombia aparecen fosas comunes con cientos de víctimas civiles.
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