Cuanto menos curioso el obituario de El País sobre el expresidente venezolano Carlos Andrés Pérez el 26 de diciembre. Con el panegírico titular «Carlos Andrés Pérez, emblema de la Venezuela petrolera más boyante», la masacre, ordenada en 1989 enviando a la policía y el ejército contra la población civil con un saldo de entre 300 […]
Cuanto menos curioso el obituario de El País sobre el expresidente venezolano Carlos Andrés Pérez el 26 de diciembre. Con el panegírico titular «Carlos Andrés Pérez, emblema de la Venezuela petrolera más boyante», la masacre, ordenada en 1989 enviando a la policía y el ejército contra la población civil con un saldo de entre 300 y 500 muertos, la cuenta el obituario así:
La adopción de un riguroso programa de austeridad al poco de asumir funciones en 1989 provocó violentos disturbios en Caracas, que se saldaron con el denominado caracazo y un balance indeterminado de víctimas mortales.
El texto del diario termina así:
(…) el uniformado que seis años antes le había puesto contra las cuerdas llegó esa vez para quedarse. Hugo Chávez accedía a la presidencia en 1999 y CAP emprendía otra vez camino del exilio, a Nueva York y a República Dominicana. Y a Miami, su última parada.
Lo que sucedió es que Carlos Andrés Pérez perdió su inmunidad al no ser elegido diputado, y el juzgado de primera instancia de Caracas ordenó, en diciembre de 2001, su detención preventiva en relación con los fondos públicos desviados a las cuentas secretas. Huido a la República Dominicana, el gobierno venezolano cursó a ese país la petición de extradición, por lo que posteriormente evadió la justicia fugándose a Miami. Menudo «emblema» de la Venezuela boyante.
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