Conozco a una persona que si volviera a empezar en esta vida elegiría ser comisario para atrapar, dice, a los malos. Ha estado ya mucho tiempo, dice, en el otro lado, donde se intentan cosas, se organizan protestas, se escriben alegaciones y recursos, y casi nunca se logra nada. Cuando dice los malos no se […]
Conozco a una persona que si volviera a empezar en esta vida elegiría ser comisario para atrapar, dice, a los malos. Ha estado ya mucho tiempo, dice, en el otro lado, donde se intentan cosas, se organizan protestas, se escriben alegaciones y recursos, y casi nunca se logra nada. Cuando dice los malos no se refiere a los «anti-sistema» sino a los pro, los pro-sistema que roban miles de millones, ni se refiere a los extra-comunitarios sino a los ciudadanos intra-comunitarios que venden mercancía envenenada, a los que, sea cual sea su nacionalidad, estafan y se libran siempre.
Conozco a otra persona a quien le gusta leer novelas y ver películas con inspectores expertos en gastronomía o aficionados a la ópera, al latín, a los diccionarios. Como si le calmara pensar que hay alguien de quien depende que la verdad se sepa y la justicia encuentre su sitio.
Conozco por último el caso de un fotógrafo que ha sido detenido en varias ocasiones por fotografiar redadas de emigrantes en Madrid y cuando se lo cuento al lector de novela policíaca y al que fantasea con otra vida en la que atrapar a los malos, los dos miran a lo lejos y parece que buscan a ese inspector de policía que quizá calla y traga, que quizá piensa que hay delitos más graves que poner un mercadillo de comida ambulante y que, no habiendo tiempo para todo, sí debería haber al menos prioridades. Parece que buscan al policía municipal o al suboficial, o al policía nacional o al comisario que está cansado de que la verdad no se sepa y la justicia esté de vacaciones: ¿es que no pueden salir de las películas de una puta vez?, parece que dicen.
No he contado que Eduardo León trabaja para un medio alternativo. Aunque ahora parece que pretenden que no haya opciones sino que sólo unos medios tengan derecho a realizar el trabajo necesario para informar y la pregunta no sería entonces: ¿si se hubiera tratado de un fotógrafo de un medio no alternativo, le habrían dejado hacer esas fotografías? La pregunta es más bien: ¿si se hubiera tratado de un fotógrafo de un medio no alternativo, habría estado en esas redadas, las habría fotografiado? Y, de haberlo hecho, ¿su medio las habría publicado?
El periódico Diagonal, el fotógrafo Eduardo León, exposiciones como fronteras invisibles nos recuerdan que la lucha no puede ser contra quienes vienen a un país que no ha logrado establecer un modo digno de cuidar a sus mayores ni a sus menores y se ganan su vida expropiada, cuidándoles ellos. ¿Quién da la orden de apagar su cámara?
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.