Recomiendo:
0

Carta abierta a "La Tuerka"

«Se ha adoptado el formato de la discusión acalorada»

Fuentes: Rebelión

Vengo siguiendo La Tuerka creo que casi desde que empezó, desde aquel memorable programa sobre el golpe del 81 que reunió a Cotarelo y Monedero. Reconozco el acierto de Pablo Iglesias al introducir un programa como La Tuerka en una coyuntura como la actual y comparto buena parte de sus ideas sobre los medios, el […]

Vengo siguiendo La Tuerka creo que casi desde que empezó, desde aquel memorable programa sobre el golpe del 81 que reunió a Cotarelo y Monedero. Reconozco el acierto de Pablo Iglesias al introducir un programa como La Tuerka en una coyuntura como la actual y comparto buena parte de sus ideas sobre los medios, el lugar de La Tuerka, etc. También comparto algunas de sus críticas a la izquierda en este sentido. Pero también tengo algunas críticas que hacer a su programa y, en el fondo, a su concepción, con la única intención de que quizás puedan ser útiles.

Cuando vi La tuerka por primera vez estaba en Buenos Aires. Argentina es actualmente una buena atalaya para hablar de los medios, puesto que allí lleva un tiempo librándose una lucha político-mediática abierta, que no tiene paralelo en España, que enfrenta al gobierno y al grupo Clarín (del que el grupo Prisa es socio en Argentina), que a su vez es el principal vocero de una oposición fragmentada, etc. El medio más visible en esta lucha por parte del gobierno es el programa «678», emitido en la televisión pública (Canal 7). Se trata de un programa radicalmente oficialista, de un oficialismo sin fisuras. Algunos de sus participantes lo definen muy acertadamente como «periodismo militante». No se trata de un programa de debate o de una «tertulia» a la española: en 678 no se invita a nadie que mantenga posiciones contrarias al gobierno, ni por la derecha ni por la izquierda (salvo en contadas excepciones, totalmente innecesarias en mi opinión). Ni siquiera se los invita en minoría para dar una apariencia de neutralidad o para que hagan de muñeco de punching ball, como suelen hacer algunas tertulias de extrema derecha en España. 678 es, en este sentido, mucho más abierta y radicalmente progubernamental de lo que pueda serlo o haber sido cualquier programa de cualquier medio en España, público o privado. Un programa como 678 en TVE haría que todo el mundo se escandalizase y pusiese el grito en el cielo, incluida la izquierda. En España se cree (izquierda incluida) en la deseabilidad y, lo que es peor, en la posibilidad de una televisión pública neutral y de un periodismo objetivo en general. En Argentina, afortunadamente, estos mitos están siendo cuestionados.

El problema que le veo a La Tuerka es que comparte esta pretensión. Intentaré ser muy concreto en la crítica (aunque se puede conectar fácilmente lo siguiente con conceptos más abstractos, como el de hegemonía, etc.): Un periódico suele pretender una apariencia de neutralidad manteniendo un cierto contrapeso en sus contenidos, sus colaboradores, etc. En las tertulias pretendidamente «serias», más claramente políticas (casi exclusivamente en radio), los invitados discordantes cumplen esa misma función. Pero en la mayoría de tertulias, que buscan ante todo el entretenimiento, los invitados están en función del espectáculo en dos variantes: si están en minoría el espectáculo consiste en su linchamiento; si están divididos en dos bandos el espectáculo es directamente la discusión acalorada, estridente,… La Tuerka ha adoptado este último formato, aunque su presentador pretenda que no, que «esto no es Tele 5». Sin embargo, la idea de La Tuerka podría ser la siguiente: conseguir entretener como lo hacen las tertulias de la última clase, pero cambiar un discurso predominante, de fondo, más o menos de derechas, por otro más o menos de izquierdas. Suena bien, pero el problema es que en estas tertulias lo importante no es el discurso y que la forma no puede separarse del contenido.

En esto creo que La Tuerka ha aprendido de los medios, como pretende, pero ha hecho un aprendizaje parcial y equivocado: uno pone a tres «tertulianos» de izquierdas frente a tres de derechas y el «debate» acaba siendo digno de Tele 5, por mucho que el presentador no lo pretenda y trate de impedirlo advirtiendo a los invitados de que «esto no es Tele 5».

Creo que La Tuerka debería aprender más de programas como 678 y menos de las tertulias españolas, donde el contenido político es un mero soporte para el espectáculo. En 678 cada invitado aborda un tema propuesto por un informe desde un punto de vista distinto pero coherente, completando la opinión de los demás. Un programa, también, con «invitados de calidad» (como suele subrayar Iglesias) como Atilio Borón, Ernesto Laclau, Ruben Dri, Enrique Dussell, etc., pero que comparten su apoyo al proyecto kirchnerista, a los que no se hace perder el tiempo con pretendidos «diálogos» imposibles.

En este sentido, creo que la decisión de recorrer los platós de Intereconomía reproduce el mismo error. No sé qué sentido político piensa Iglesias que puede tener ir a estos programas, pero desde luego no va a conseguir atraer a ninguno de sus espectadores. Eso sí, a esos programas les resulta muy útil como muñeco de punching ball, para que sus espectadores puedan disfrutar del linchamiento. He visto que La Tuerka ha creado un canal de youtube con el nombre de «Tuerka guerrilla» para recoger este tipo de intervenciones. Si el nombre quiere decir algo, yo diría que la estrategia de acudir a los programas de intereconomía es lo contrario de una estrategia de guerrilla. Más bien podría parecerse más a una acción suicida, si causase algún perjuicio a dichos programas; sin embargo, las únicas víctimas resultan ser el presentador y los colaboradores de La Tuerka que acuden a ellos.

Con todo, repito que lo anterior es sólo una crítica y que ante todo reconozco el acierto de Pablo Iglesias y el equipo de La Tuerka al atreverse a abrir un frente mediático desde la izquierda, y el mérito de hacerlo sin apenas medios. Es frustrante que otros, en la izquierda y con más medios, no sólo no se hayan atrevido, sino que todavía no hayan aprendido del ejemplo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.