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La salud de Cristina, un sacudón político

Fuentes: Página Siete

La noticia cayó como una bomba a sólo veinte días de las elecciones legislativas de mitad de mandato: después de un largo chequeo médico en un instituto especializado, los médicos dictaminaron que la presidenta Cristina Kirchner debe permanecer un mes de reposo debido a un cuadro de «colección subdural crónica». Detrás de ese nombre opaco, […]

La noticia cayó como una bomba a sólo veinte días de las elecciones legislativas de mitad de mandato: después de un largo chequeo médico en un instituto especializado, los médicos dictaminaron que la presidenta Cristina Kirchner debe permanecer un mes de reposo debido a un cuadro de «colección subdural crónica». Detrás de ese nombre opaco, lo que tiene la presidenta es un hematoma entre las capas que recubren el cerebro, producto -según parece- de un traumatismo de cráneo producido el 12 de agosto pasado, quizás por una caída. La mandataria sufre de hipotensión. La noticia de su operación (también sorpresiva) ayer a la tarde puso al país frente a los informativos.

Cristina Kirchner ya pidió una vez licencia para operarse de un cáncer de tiroides que después quedó en duda. Pero ahora la situación política es diferente: el 27 de octubre se realizarán las elecciones parlamentarias de medio tiempo y los pronósticos sobre el oficialismo son de derrota. En las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), realizadas en agosto pasado, el kirchnerismo sufrió una derrota nacional, cuyo epicentro fue la provincia de Buenos Aires donde se impuso el alcalde de Tigre Sergio Massa, un peronista ahora disidente que fue Jefe de Gabinete (equivalente al Ministro de la Presidencia en Bolivia) de Néstor Kirchner. Las PASO son para seleccionar los candidatos pero funcionan como una verdadera pre-elección.

Como otras veces en la historia, el peronismo es oficialismo y oposición al mismo tiempo. Y a ello se suma que la presidenta ya no puede aspirar a otra reelección (la Constitución sólo permite una), por lo que los dos años que vienen serán de abierta disputa por el poder. Uno de los aspirantes será el mencionado Massa; otro el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, un antiguo deportista (corría carreras de lancha) que llegó a la política de la mano de Carlos Menem, sobrevivió con Eduardo Duhalde y más tarde se hizo kirchnerista -aunque en los últimos años nadie sabía si era oficialista u opositor. Ahora, sin candidatos oficialistas con posibilidades a la vista, Scioli podría ser el candidato a una sucesión light. No obstante, los maltratos que el impasible Scioli (por momentos parece más un yogui que un político) recibió de los Kirchner en estos años, hacen pensar que si sucede a Cristina estará lejos de ser un delfín (e incluso podría intentar alguna dulce venganza contra varios kirchneristas).

Por otro lado, el retiro de Cristina conlleva un problema adicional: su vicepresidente Amado Boudou es una figura impopular y sin vínculos reales con el peronismo: viene de haber militado de joven en la UCeDé, el partido más neoliberal del país. Pero además está cercado por una serie de procesos judiciales y una aureola de frivolidad que hizo de su nombramiento una de las peores decisiones de la presidenta argentina.»Boudou pertenece a esta clase de sujetos inconscientes del agravio que produce su perfecta comodidad en el corazón de la cultura tardocapitalista. Tampoco percibe el agravio de su superficialidad. No irrita tanto porque, simplemente, existe Tinelli que concentra la indignación y permite soportar todo lo demás como si fuera un mal menor. Pero Tinelli no es vicepresidente», escribió hace un tiempo la crítica cultural y ensayista Beatriz Sarlo. Pero Tinelli ya no está en la pantalla. Ahora está Jorge Lanata, un periodista cuyo ego supera incluso su enorme humanidad, y que mediante su programa/show político de los domingos viene poniendo en jaque al gobierno. Por todo eso, hasta ahora, Cristina no transfirió el mando al vice.

Este problema de salud recae sobre una presidenta que como su marido Néstor Kirchner suele delegar poco (nada, podríamos decir). A tal punto que no convoca reuniones de gabinete y habla individualmente con los ministros cuando lo cree oportuno. En este momento, además, la economía viene dando señales negativas después de varios años de crecimiento a «tasas chinas». El «cepo» al dólar, la crisis energética, la inflación superior al 20% anual y la caída de las reservas -todas cuestiones interralacionadas- provocaron estos días versiones sobre algún cambio en el gabinete económico.

Por el momento, todos los candidatos están atentos a los efectos que provocará todo esto: ¿debilitará a la presidenta?, ¿le insuflará una corriente de afecto popular con efectos electorales? (esto parece menos probable pero no completamente imposible) La cuestión es que cristina ya está de salida en lo que muchos ven como un «fin de ciclo», aunque pocos creen que el partido que la suceda será otro que el fundado por Juan Domingo Perón en 1945.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.