¿Te despierta curiosidad este titular? Pues para aclararte tendrás que a conocer un poco mejor a Aleksander Boyd, el nuevo gurú para asuntos venezolanos de El País. Esta es la reseña que publicó Calvin Tuckner en The Guardian sobre él [1]: «Explica Aleksander Boyd, el representante de facto en Londres de la oposición venezolana en […]
¿Te despierta curiosidad este titular? Pues para aclararte tendrás que a conocer un poco mejor a Aleksander Boyd, el nuevo gurú para asuntos venezolanos de El País. Esta es la reseña que publicó Calvin Tuckner en The Guardian sobre él [1]:
«Explica Aleksander Boyd, el representante de facto en Londres de la oposición venezolana en Reino Unido: «Mi estatus de terrorista proviene de las opiniones vertidas en esta página con respecto a lo que considero una solución para lidiar con criminales como Hugo Chávez, por ejemplo, la violencia».
Una muestra del tipo de violencia que Boyd tiene en mente se pudo leer en su página Web. En marzo de 2004 escribió: «Desearía ser Genghis Khan, desearía haberme comido a mi hermanastro… De esta forma la escoria de esta tierra, también conocida como Hugo Chávez y sus seguidores, no podrían molestarme. Es decir, serían extremadamente cuidadosos de no amenazar mis derechos. Los intentos de conquista liderados por mí no encontrarían nada más que una rendición total debido al simple miedo que mi presencia causaría.»
Boyd continúa en una línea similar: «Desearía ser el Khan y ordenar a mis hordas que los capturaran y les vertieran plata derretida en los ojos… Desearía poder decapitar a Lina Ron y a Diosdado Cabello [dos políticos venezolanos] en plazas públicas. Desearía poder torturar por el resto de su existencia al Vicepresidente José Vicente Rangel… Desearía poder volar sobre las barriadas de Caracas lanzando los cuerpos de los criminales que han destruido a mi país… Sólo las prácticas barbáricas los neutralizarán, de la misma forma en que lo hizo Khan. Desearía ser él.»
No es un exabrupto aislado. Durante los últimos cuatro años Aleksander Boyd ha promovido consistentemente el terrorismo contra el gobierno electo de Venezuela y sus partidarios. En marzo de 2005 declaró: «Abogar por la violencia sí; he mencionado un varias ocasiones que en mi opinión es la única solución que queda para lidiar con Chávez.»
Boyd no es tímido a la hora de nombrar a aquellos a quienes describe como «la escoria de esta tierra.» En agosto de 2005 publicó una lista de militares en servicio activo bajo el título «Traidores venezolanos», junto a las ominosas palabras «Hagamos que estos hombres paguen».» [2]
(The Guardian, 1 de septiembre de 2007).
Pues bien, desde el pasado octubre el mismísimo Alexander «Boyd-Khan» es el encargado de aleccionar a los lectores del diario de Prisa, que cada 10 ó 15 días publica religiosamente sus sectáreas disquisiciones. ¿Con qué objeto? Prepararnos para la próxima campaña de desestabilización y, posiblemente, de violencia que promueve el entorno de Henrique Capriles con motivo de las elecciones municipales que tendrán lugar el próximo 8 de diciembre.
El guión de la oposición (una vez más) es bastante previsible. En primer lugar, antes de las elecciones, se transmite a nivel nacional e internacional que el país está inmerso en el caos y la zozobra. En segundo lugar, los comicios se plantean como un gran plebiscito contra el gobierno de Nicolás Maduro. En tercer lugar, sea cual sea el resultado electoral, se lleva (o al menos se intenta llevar) la agitación a las calles con el propósito de que el gobierno pierda el control y caiga. Es una réplica de la intentona del pasado abril de 2013. En roman paladino: agitar la violencia y, si cuela y hay muertos suficientes, probar con alguna variante de golpe de estado «suave» que pueda recibir las bendiciones de la comunidad internacional y de la opinión pública de países como España.
Así que el fichaje de un radical de extrema derecha no nos sorprende. Pero ¿tenía que ser Aleksander Boyd? ¿No había otro criptofascista menos descalificable? ¿»Verter plata derretida en los ojos»? ¿No se le habrá ido la mano a Javier Moreno fichando al loco de Boyd?
Peor todavía: ¿y si Boyd, este prestigioso emisario internacional de la derecha venezolana, no está tan loco? ¿Y si no es más que la expresión sincera del odio profundo que campa a sus anchas entre las filas de Capriles y en las columnas de El País?
Despedir periodistas y reclutar admiradores de Genghis Khan… ¿Cuál será la próxima innovación del buque insignia de Cebrián? ¿Subcontratar la distribución del diario a una plaga de langostas?
[1] El artículo completo está disponible en http://www.theguardian.com/commentisfree/2007/sep/01/friendsinlowplaces
[2] La traducción está tomada de http://quienesalekboyd.wordpress.com/
Ante esta revelación de The Guardian el afectado, Aleksander Boyd presentó una queja ante la Press Complaints Commission (Comisión de Quejas de la Prensa) que fue desestimada.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.