Para la mayoría de la gente la palabra propaganda implica mentiras, tergiversación, manipulación. Por el contrario, información parece expresar verdad, honestidad. Bajo estas premisas, Propaganda e Información parecen conceptos contrapuestos para atribuírselos al mismo tiempo a los medios de comunicación españoles. La realidad asequible es que nos transmiten información. Para cualquier ciudadano que quiera comprobarlo, […]
Para la mayoría de la gente la palabra propaganda implica mentiras, tergiversación, manipulación. Por el contrario, información parece expresar verdad, honestidad. Bajo estas premisas, Propaganda e Información parecen conceptos contrapuestos para atribuírselos al mismo tiempo a los medios de comunicación españoles.
La realidad asequible es que nos transmiten información.
Para cualquier ciudadano que quiera comprobarlo, es evidente que la información trascendental que nos comunican, habitualmente, sólo es propaganda.
La propaganda tiene entre sus principales objetivos alcanzar y mantener el poder por parte del emisor de la misma. Es evidente la relación entre propaganda, ideología y poder.
En política la propaganda negra se utiliza para distorsionar mensajes, crear rumores, difundir falsas noticias y empañar la imagen de algún personaje de la vida pública.
Vivimos una lucha de clases. A veces pareciera que, por parte de los vencedores hasta el día de hoy, tuvieran prisa por dar la última y definitiva batalla. Casi cada mes estalla un nuevo conflicto bélico en alguna parte del mundo. Forma parte de su estrategia, desde luego.
Pero en los países occidentales, es decir, en sus propios países, en lugar de usar armas, buscan la corrupción de la razón y la desintegración de la vida moral de los pueblos mediante la influencia de la voluntad y la educación ética a través de los medios de comunicación.
Los principales medios de comunicación de este país, todos de propiedad privada e ideología neoliberal -bancos y empresas del IBEX35- y los de titularidad pública, propiedad del PP y, por tanto, de la ideología depredadora de este partido, han iniciado una campaña de desprestigio bestial contra el nuevo partido Podemos.
Y digo bestial, porque la irracionalidad que, antropocéntrica y culturalmente, atribuimos a los animales, parece primar en el comportamiento de los personajes, presuntos periodistas, que salen vociferando en dichos medios. Se puede vociferar de viva voz y por escrito. Algunos hasta dan coces con su verborrea oral y escrita.
Se busca poner cerco a la opinión pública mediante el control de la opinión publicada.
Esta industria mediática no escatima absolutamente nada para crear una imagen negativa del nuevo partido, de sus líderes -se descontextualizan de la realidad y se tergiversan sus vidas y actos cotidianos-, y del programa que propone, sin especificar nunca nada del mismo. Nos remiten a él a través de la realidad, su realidad publicada, de Venezuela, Cuba y/o Corea del Norte.
Especialmente de la primera, dadas las conocidas conexiones personales de algunos de los líderes de Podemos. Nunca nos dan ejemplos concretos del paralelismo o mimetismo que dicen hay entre el programa de Podemos y la política del gobierno venezolano. Se cuidan muy mucho. Mencionan las informaciones sectarias, falsas y, a veces, hasta criminales que ellos mismos crean sobre dicho país.
Destacan en esto los principales medios de prensa, ABC, El Mundo, El País y La Razón. Desde luego, ninguno de ellos responde ni a la objetividad del nombre de su propia cabecera y, desde luego, mucho menos, al calificativo de diario independiente con el que suelen decirnos que se identifican. Menos aún con la objetividad y, aún menos, con la verdad.
¿Por qué esta campaña, que parece dirigirse hacia la criminalización, de los principales dirigentes de Podemos?
La ideología de los propietarios de estos medios es opuesta a la construcción de una sociedad socialista. Hasta de una sociedad mínimamente socialdemócrata tipo nórdico de los años 70/80, a la cual podría parecer que aspiran, hoy por hoy, los dirigentes de Podemos.
Son conocidas las relaciones de los dueños de los media españoles con la propiedad de los media y otros intereses económicos venezolanos. En especial, son conocidos los intentos del Grupo Prisa por adquirir medios de comunicación y, sobre todo, de la editorial Santillana por introducir sus libros de texto en los centros de enseñanza venezolanos. Los medios del grupo Prisa siempre fueron el sustento de la política neoliberal de Felipe González, quizás el primer político en acusar a Podemos de bolivarianos. Amigo personal del presidente venezolano socialdemócrata Carlos Andrés Pérez, condenado por corrupción, quien profundizó en un neoliberalismo salvaje, que ordenó disparar contra el pueblo -más de dos mil muertos. Felipe González, amigo también de aquel gran empresario venezolano Cisneros, que por dos duros se hizo con la propiedad expropiada a Ruíz Mateos.
El diario El País, habiendo llegado a ser uno de los mejores diarios del mundo, en nuestro país fue el más perverso. Siempre trabajó en pos de una sociedad neoliberal tipo estadounidense. La fue sembrando a lo largo del tiempo. Hoy ya estamos llegando donde querían. Uno de los ministros de Carlos Andrés Pérez, Moisés Naím, es hoy el principal experto de El País para escribir sobre Venezuela. A través de esta óptica es de la que el Grupo Prisa nos quiere hacer ver a los dirigentes de Podemos.
La óptica del ABC es más simple de explicar. Un diario que se pasó ensalzando 40 años al dictador Franco. Hoy se nos presenta como monárquico y defensor de la democracia. Algunos de sus periodistas escriben que un referéndum no es democracia. Una de sus principales voceras se llama Esperanza Aguirre, a la que no importa que Iberia se la lleven los británicos ni las eléctricas las compren extranjeros de otros estados.
El Mundo, acérrimo defensor a lo largo del tiempo de la autoría de ETA con la complicidad del PSOE, parte de las fuerzas de seguridad, de los servicios secretos marroquíes -posiblemente se me olvida alguien- de los atentados del 11M. ¿Qué decir sólo de esto? Sin mencionar las asesorías de PedroJ al estadista mundial Ansar, sí, ese, el de la victoriosa y benéfica guerra de Irak, al que nadie tiene que decir las copas de vino que tiene que beber.
De La Razón, ¿qué opinar de un diario en el que lo que más brilla por ausencia es la veracidad de su nombre? Sus portadas algún día, cuando la memoria sea recuperada, conformarán una excelente y cómica exposición del barbarismo surreal español.
Ante la unanimidad y la confluencia de actuaciones de estos medios, pareciera que han adoptado el principio de Goebbels: la propaganda debe ser planeada y ejecutada por una sola autoridad. El mismo Goebbels definió la propaganda como «el arte de escuchar el alma de la gente». Lo que no decía es que él se reservaba el derecho a decidir el contenido de esa alma. ¿Quién o quiénes se reservan tal Poder en España?
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.