Obituario de Jabier Salutregi Mentxaka, fallecido este miércoles, 14 de junio de 2023. Represaliado por el Estado español, destacó por su contribución al periodismo vasco.
«Nacido en Bilbo (1950). Periodista, expreso, ex de muchas ilusiones, pertinaz en convicciones y a favor de extender el buen vivir. Acepto al otro». Con estas palabras certeras se presentaba Jabier Salutregi Mentxaka en su perfil de Twitter. Pero fue mucho más; su vida profesional estuvo ligada al diario ‘Egin’, fue su rostro más carismático. Y fue también el único director de un diario preso en Europa por ejercer su oficio.
‘Salu’ –como le llamaban quienes lo conocían– pasó su infancia y adolescencia en Deustu, aunque siempre tuvo una querencia especial por Ea, la localidad natal de su madre. En el barrio bilbaino mantuvo estrecha amistad con su vecino Jonan Aranguren ‘Iharra’. Un aciago día de septiembre de 1972, la Guardia Civil mató a Jonan, de 21 años, cuando intentaba cruzar la muga en Urdazubi. La muerte del amigo del alma marcó a fuego su vida. Y así lo seguía recordando, con el mismo desgarro, décadas después.
Jabier Salutregi decidió ser periodista y para ello tuvo que ir a estudiar a Madrid. No faltaron alegrías y sinsabores. Allá conoció a Maite Collado, la que sería su mujer de por vida, y también los calabozos en las redadas contra vascos que siguieron al atentado de ETA contra el presidente del Gobierno español Luis Carrero Blanco en 1973.
Llegada a «Egin»
Licenciado de los estudios, retornó a Euskal Herria y ejerció durante un breve periodo en la delegación de ‘Deia’ en Gasteiz. Los vientos de la vida lo llevaron a Hernani. Allí nació su hijo Txaber y allí comenzó su tarea como redactor en la sección ‘Euskadi Politika’ de ‘Egin’ en 1982. Pronto comenzó a destacar por sus aptitudes profesionales y humanas. Se estaba forjando un líder.
En 1984 asumió la jefatura de la sección, donde, además de su brillante destreza en la escritura y el análisis, labró otro rasgo: ser maestro de periodistas jóvenes. Sin crudeza, pero con franqueza.
A su inteligencia natural y su cultura sumaba un humor incombustible (gran aficionado a ‘Les Luthiers’, además de a la música clásica) y cercanía en el trato. Resultaba entrañable con todos. Tenía carisma. Era como el mar Cantábrico, unas veces calmo, otras bravo.
Xabier Galdeano y Josu Muguruza
Al atardecer del 30 de marzo de 1985, un mazazo sacudió la sección de ‘Salu’. Mercenarios del GAL mataron a tiros en Donibane Lohizune a Xabier Galdeano, delegado del periódico en Ipar Euskal Herria, cuando acababa de enviar el carrete de fotos del día a la redacción. Otro colega, otro desgarro. Y un vaticinio: «Trabajar en ‘Egin’ se había convertido en una gran diana del Estado».
En 1988 fue nombrado redactor jefe junto a otro amigo que también marcaría su vida, Josu Muguruza. Mugu y Salu pronto se convirtieron en un tándem emblemático en la redacción. Ambos compartieron los análisis semanales de los lunes bajo la firma ‘Iratzar’. La columna se convirtió en elemento de referencia política de la actualidad por su agudeza y sus claves.
Pero la dicha no es eterna, y menos en la Euskal Herria de fin de siglo. El 20 de noviembre de 1989, unos sicarios del Estado mataban a Josu Muguruza en Madrid el día que tomó posesión de su acta de diputado en las Cortes. Otro amigo del alma muerto a tiros.
De ese día queda uno de los legados más estremecedores y gigantes de Jabier Salutregi, el comentario ‘Matar la esperanza’ tras el asesinato de su compañero. Lo escribió en caliente, cuando nadie tendría la templanza de hilvanar un comentario político sobre lo que era una fractura personal brutal. Él lo hizo. Como periodista y con la entereza que le acompañó toda la vida: «Cada palabra fue mi llanto, cada gemir resultó un párrafo».
La renovación de «Egin»
En 1992 llegó el reto más grande en la carrera de Salutregi. El Consejo de Administración de Orain S.A. –editora de ‘Egin’– le nombró director con la misión de abordar una renovación a fondo del proyecto periodístico nacido quince años atrás con la aportación de decenas de miles de personas. «La voz de los sin voz» precisaba un salto cualitativo y cuantitativo. Salutregi lideró el proceso de modernización con una dirección ampliada y un cometido: llevar la prensa libre e independiente a los niveles de excelencia.
Firmó su primer número como director de ‘Egin’ el 31 de mayo de 1992. El proceso de renovación se prolongó durante meses. El propio Salutregi se entrevistó con todos los trabajadores de la empresa y capitaneó la operación más ambiciosa del diario de Hernani, que adquirió para el reto una maquinaria con capacidad de imprimir en color y más paginación.
Renovación de ‘Egin’ en 1992: el talento de Jabier Salutregi aportó la mejora y modernización de la cabecera y aplicó decisiones audaces
El resultado fue un cambio radical de un diario que comenzaba a verse a sí mismo avejentado por el peso de la inercia. El talento de Jabier Salutregi aportó la mejora y modernización de la cabecera y aplicó decisiones audaces. Se replanteó el periódico de arriba a abajo con un diseño moderno, se estableció una manera nueva de abordar la información, se implantó un nuevo estilo de titulación en portada, se valoró más la fotografía y la infografía, se reestructuraron los equipos de trabajo, se incrementó el euskara, se amplió la plantilla de colaboradores, se volteó la mancheta (el nombre del periódico en portada) en vertical, se crearon nuevos suplementos semanales y hasta se hicieron dos portadas los lunes para dar la vuelta al periódico.
Detrás de todo aquello, recordaba Salutregi, latía «un decidido intento de ofrecer a Euskal Herria un periódico abierto y crítico, imaginativo y audaz, con información diferenciada y de calidad». El resultado vio la luz por primera vez el 8 de noviembre de 1992. «Fue una experiencia colosal», reconocía con aquel talante vibrante que lo identificaba. Comenzaba la «era Salutregi» de ‘Egin’.
El «nuevo ‘Egin’» no olvidó nunca sus orígenes, y a los cambios formales se sumaron otros del calado que requería seguir siendo la prensa independiente e incómoda para el poder. El diario incorporó el editorial diario, un equipo de investigación conducido por Pepe Rei y un tratamiento incisivo y más elaborado de los temas de actualidad.
El conjunto fue la apuesta más innovadora de la prensa vasca en décadas. Y fue mérito de Jabier Salutregi. No solo asentó el proyecto comprometido e independiente, sino que lo relanzó como un periódico moderno y de calidad. La sociedad vasca lo arropó con su aliento; las tiradas diarias superaban los 50.000 ejemplares. Algunos, en cambio, nunca se lo perdonaron.
Pronto se vieron las consecuencias. Corporaciones empresariales y organismos públicos impusieron un boicot publicitario a fin de ahogarlo económicamente, y desde las instituciones autonómicas se desató un feroz acoso, encabezado por el lehendakari José Antonio Ardanza y el consejero de Interior Juan María Atutxa, que pedían el cierre «por higiene democrática» y allanaron el camino a sus aliados de Madrid.
‘Operación persiana’
Y llegó otra fecha feroz para Salutregi. Mientras en Euskal Herria se fraguaba el esperanzador Acuerdo Lizarra-Garazi, la madrugada del 15 de julio de 1998 doscientos policías armados tomaron las instalaciones del periódico en Hernani bajo la batuta del juez Baltasar Garzón, que ordenó el cierre y la detención de once miembros y exmiembros del Consejo de Administración bajo la acusación de «pertenencia a ETA». Era la ‘Operación Persiana’ de la perversa entelequia del «todo es ETA».
La noticia pilló por sorpresa a ‘Salu’ en el Mediterráneo, pero en unas horas se presentó en Hernani con el fin de planificar la respuesta. Sin un solo día de interrupción, la prensa libre volvía a las calles bajo la mancheta de ‘Euskadi Información’ y un titular que apuntaba las intenciones: «Egin, egingo dugu».
Una semana más tarde, tras presentarse en la Audiencia Nacional, Garzón ordenó su encarcelamiento provisional en Alcalá-Meco. El periodista reflexionaba así: «Cerrar un periódico y mantener libre a su director no se sostenía…».
Comenzaba un largo calvario de 17 años compartido con medio centenar de ciudadanos y ciudadanas vascas en el macroproceso 18/98, cuya vista oral se prolongó 16 meses entre 2005 y 2007.
La sentencia de la Audiencia Nacional se hizo pública en diciembre de 2007 con condenas que sumaban 525 años de prisión para 47 de los acusados por «colaboración» o «pertenencia a organización terrorista». Las más severas fueron las relativas a ‘Egin’. A Jabier Salutregi le atribuía haber mantenido en 1992, junto a la subdirectora Teresa Toda, una entrevista con el entonces presunto responsable de la oficina política de ETA, José Luis Álvarez Santacristina ‘Txelis’.
La sentencia definitiva llegó el 26 de mayo de 2009. El Tribunal Supremo desmontó la tesis usada para cerrar el diario y dejó sin efecto la declaración de «ilicitud de actividades». No había motivo para la clausura de ‘Egin’, pero para entonces la inquina judicial hacía imposible recuperar las propiedades asaltadas. El alto tribunal español rebajó también las penas y la condena de Salutregi pasó de 12 años a 7 años y 6 meses, que cumplió en cuatro cárceles españolas y tres periodos diferentes.
El 29 de octubre de 2015, Jabier Salutregi abandonó definitivamente la prisión tras cumplir la condena hasta el último de sus minutos. Pero los 17 años de suplicio tampoco pasaron en balde e hicieron mella en la salud y en la moral del periodista. Él mismo afirmaba en una entrevista que «en la biografía de cualquier hijo de Euskal Herria existen demasiadas fechas que cuantifican las ocasiones en las que nos han despellejado nuestras entrañas».
Desde su salida de prisión, y ya formalmente jubilado pero no inactivo, dedicó su tiempo a recuperar los años arrebatados, volver a escribir colaboraciones esporádicas en prensa, intervenir en las redes sociales, cultivar su afición a la pintura, pasear junto a su perro Txukel y alimentar viejas y nuevas amistades, como las del canario pueblo de Corralejo, donde pasaba periodos de descanso.
Black is beltza II. Ainhoa
El destino todavía le guardaba una sorpresa. Fermin Muguruza reservaba para la figura de Salutregi un papel relevante en su película de animación ‘Black is beltza II. Ainhoa’: ‘Salu’ haciendo de ‘Salu’ en un homenaje a ‘Egin’. En el estreno de Zinemaldia en septiembre de 2022, el Salutregi de carne y hueso subió al escenario para saludar. «He conseguido tres cosas en esta vida –ironizó–: dirigir un periódico, el mejor del mundo, conocer las cárceles por dentro y, ahora, ser actor». Y se dasató una avalancha atronadora de aplausos y vítores del público en el Velódromo de Anoeta.
Era el espontáneo reconocimiento a una vida entregada a ‘Egin’, a un periodista brillante y honesto que fue preso por ello. Siempre con el humor y el trato entrañable, con las certezas más firmes si cabe, con el talante y el talento que profesó… «Periodista, ex-preso, ex-de muchas ilusiones, pertinaz en convicciones y a favor de extender el buen vivir. Acepto al otro».