En febrero de 2007 la Casa Blanca anunció la formación del Comando Africano de EEUU (AFRICOM), un nuevo centro unificado de comando del Pentágono en Africa para establecerse antes de septiembre de 2008. Esta penetración militar en Africa se está presentando como una protección humanitaria en la guerra global anti terrorismo. Sin embargo, el verdadero […]
En febrero de 2007 la Casa Blanca anunció la formación del Comando Africano de EEUU (AFRICOM), un nuevo centro unificado de comando del Pentágono en Africa para establecerse antes de septiembre de 2008. Esta penetración militar en Africa se está presentando como una protección humanitaria en la guerra global anti terrorismo. Sin embargo, el verdadero objetivo es la obtención de petróleo en Africa y el control de sus sistemas globales de distribución.
China es el desafío más significativo y más creciente a la dominación de EEUU en Africa. Cualquier incremento del comercio y la inversión china en Africa amenaza con reducir sustancialmente la influencia política y económica de EEUU en ese continente rico en recursos. La implicación política de una Africa económicamente emergente en estrecha alianza con China está dando como resultado una nueva guerra fría donde la tarea de AFRICOM será garantizar la dominación militar sobre todo el espectro de Africa. AFRICOM centralizará e intensificará aún más la presencia militar de EEUU al reemplazar las postas de comando militar en Africa que antes estaban antes bajo el control de su Comando Europeo (EUCOM) y del comando central en EEUU (CENTCOM).
El contexto del futuro rol estratégico de AFRICOM se puede entender observando al CENTCOM en el Oriente Medio. CENTCOM creció fuera de la Doctrina Carter de 1980 que describió el flujo de petróleo del Golfo Pérsico como de «interés vital’ de EEUU y afirmó que ese país emplearía ‘cualquier medio necesario, incluyendo la fuerza militar’, para superar cualquier tentativa de bloquear ese flujo alentada por intereses hostiles.
La fuerza militar de EEUU está aumentando lo más rápidamente posible en el Africa Occidental y en el Sub-Sáhara, pues para la próxima década este área se proyecta como una fuente de energía tan importante como el Oriente Medio. Los desafíos a la dominación y explotación de EEUU en esta región, están viniendo de la gente de Africa, principalmente de Nigeria, donde se halla el 70% del petróleo africano. El pueblo nativo de la región del Delta del Níger no ha obtenido beneficios por vivir sobre extensos depósitos de petróleo y de gas natural, sino que tal riqueza -por el contrario- le ha causado sufrimientos. Los movimientos populares de Nigeria están exigiendo la autodeterminación y compartir equitativamente los beneficios del petróleo.
Los activistas de derechos ambientales y humanos han documentado durante años las atrocidades cometidas en esta región por las compañías petroleras y los militares. Mientras la táctica de los grupos de resistencia ha cambiado desde la petición y la protesta a medidas más proactivas, los ataques contra oleoductos e instalaciones energéticas han disminuido el flujo de petróleo que salía de la región. Como sostiene un informe de Intereses Convergentes ‘en los primeros seis meses de 2006 hubo 19 ataques contra operaciones extranjeras de petróleo que provocaron pérdidas de réditos por 2.187 millones de dólares; el Departamento de Recursos del Petróleo alegó que esta cifra representa el 32% de los ingresos generados este año por el país».
Las compañías petroleras y el Pentágono están procurando ligar a estos grupos de resistencia a las redes internacionales del terror para legitimar el uso de la fuerza militar de EEUU en ‘estabilizar’ la región y asegurar el flujo de energía, pero no se ha encontrado ninguna evidencia para vincular a los grupos de la resistencia del Delta del Níger a las redes internacionales del terror o a los jihadistas. En cambio, en la situación actual en el Delta los movimientos étnico-nacionalistas luchan por cualquier medio posible hacia el objetivo político de la autodeterminación. Sin embargo, la volatilidad de las instalaciones circundantes de petróleo en Nigeria y en otras partes del continente está siendo utilizada por el establecimiento de seguridad de EEUU para justificar un «apoyo» militar a los estados africanos productores de petróleo, bajo el modo de una ayuda que permitiría a los africanos defenderse por sí mismos de quienes obstaculizarían su adhesión al «libre comercio».
La invasión a Somalía de diciembre de 2006 fue coordinada usando bases de EEUU a través de la región. La llegada de AFRICOM reforzará con eficacia los esfuerzos por reemplazar del poder en Somalía a la popular Unión Islámica de las Cortes de Somalía con el Gobierno Federal Transitorio, más amistoso con la industria petrolera. Mientras tanto, el persistente Occidente clama por «la intervención humanitaria’ en la región de Darfur, Sudán, instala otra posibilidad de presión militar para obtener un cambio de gobierno en otro país islámico rico en reservas de petróleo.
El periodista Hunt dice que esta clase de ‘ayuda’ aparece limitada solamente por efecto de la retórica de estabilizar al Africa utilizada por diarios que copian directamente los comunicados de prensa del AFRICOM. Los lectores de los grandes medios pueden esperar encontrar un uso más frecuente de términos como ‘genocidio’ y ‘equivocado’, mientras observa que los medios corporativos ya denigran el expediente de los derechos humanos de China y lo apoyan para Sudán y Zimbabwe mientras hacen caso omiso a las violaciones en desarrollo de las corporaciones occidentales enganchadas al pillaje de los recursos naturales, la contaminación en las patrias de otra gente y el apoyo a regímenes represivos.
En el año fiscal 2005 la Iniciativa Contra el Terrorismo en el Trans-Sáhara recibió 16 millones de dólares; en el año fiscal 2006, casi 31 millones. Un aumento grande se espera en 2008, con la administración Bush empujando para 100 millones anuales durante cinco años. Con el paso de AFRICOM y la promoción continuada de la guerra global al terror, es probable que aumente perceptiblemente el financiamiento del Congreso.
En definitiva, sea que Africa caiga bajo el dominio de EEUU o China, la sangre a derramarse será africana. Hunt concluye que ‘no se requiere una bola de cristal o una gran imaginación para anunciar qué traerá a la gente de Africa la militarización creciente del continente con AFRICOM’.
Actualización de Bryan Hunt
En el primer semestre de 2007, el Ministerio de Energía de EEUU demostró que ese país importa ahora más petróleo desde el continente Africa que del país Arabia Saudita. Mientras esta estadística puede causar sorpresa a la mayoría, aunque tal información incluso cruce su radar, ciertamente no es esa figura lo que ahora ha estado empujando el creciente entrometimiento militar de EEUU en ese continente, como mi informe documentó. Estos niveles de importación aumentarán.
En los primeros meses siguientes al anuncio oficial del AFRICOM, todavía hay pocos detalles. Se espera que el comando operacional de combate siga dependiendo de EUCOM hasta octubre de 2007, transitando a un comando completamente independiente en unos doce meses más. Muy probablemente, esto exigirá trasladar las jefaturas de AFRICOM desde Stuttgart, Alemania, donde opera la cabeza de EUCOM, a un país anfitrión africano. En abril, los funcionarios de EEUU recorrían el continente para vender AFRICOM y calibrar la reacción oficial y pública. Las respuestas iniciales fueron, no asombrosamente, negativas y plagadas de sospechas, debido al historial de la intervención militar de EEUU a través del mundo, incluida Africa, que tuvo además su experiencia amarga con los colonizadores.
La reacción en EEUU, excepto una audiencia selecta, viste apenas uniforme. En primer término, Africa es uno de los continentes de menos cobertura en los medios estadounidenses. Y cuando las naciones africanas dibujan la atención de los medios, la cobertura se centra típicamente en catástrofes, conflictos o la corrupción y, generalmente, ofrece una cierta forma de intervención extranjera benévola, sea ayuda financiera y humanitaria, o una severa postura paternal de fingida «preocupación por los derechos humanos». Pero la actividad militar de EEUU en el continente pasa en gran parte inadvertida. Esto fue evidenciado por la escasa divulgación sobre la ayuda de los militares de EEUU para la invasión de Somalía en la derrota de la Unión de las Cortes Islámicas y la reciente reinstalación de los impopulares Señores de la Guerra que anteriormente se habían repartido el país. El Pentágono declaró la operación como modelo para acciones futuras.
El Departamento de Defensa (DOD) -o Pentágono- indica que un componente primario de la misión de AFRICOM consistirá en profesionalizar a militares nativos en asegurar estabilidad, seguridad y gobierno responsable en varios estados y regiones de Africa. La estabilidad significa establecer y mantener el orden y la responsabilidad, por supuesto, se refiere a cautelar los intereses de EEUU. Solamente para este año anticipan que 1.400 oficiales militares africanos terminarán programas de educación y de entrenamiento militar internacionales en las escuelas castrenses de EEUU.
La amarga medicina será tragada sin mayores sufrimientos combinando estas tareas de militarización de AFRICOM con un creciente componente civil que acentúe la importancia de conceptos importados de ‘promoción de la democracia’, «capacidad de construir» y ‘soberanía y autonomía africanas». Kenya, por ejemplo, se encuentra actualmente en esta posición. Se espera que una mayor atención a la presencia cada vez más intensa de Estados Unidos en Africa, un conocimiento del contexto de esta situación por lo menos pueda ser útil ahora y ayude a atenuar algunos de los efectos dañinos daños que se dan por seguros. Por el momento existe un pequeño conocimiento público de AFRICOM y muy de pocas fuentes de información fuera de la propaganda oficial. Ensanchar el diálogo público sobre este asunto sería un primer paso en dirección a respuestas significativas.
Fuente:
MooriofAlabama.org 2/21/2007
Título: ‘Understanding AFRICOM’
Autor: Bryan Hunt
Estudiante investigador: Ioana Lupu
Evaluador académico: Marco Calavita, Ph.D
Traducción: Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)