Descripción La imagen comienza con un hombre sentado sobre sus rodillas hablando a la cámara enfrente de unos niños y una anciana en lo que parece el interior de un lugar tosco y oscuro. A partir de aquí la escena se desarrolla con unas escasas imágenes y unos diálogos mínimos en dos ritmos narrativos cargados […]
Descripción
La imagen comienza con un hombre sentado sobre sus rodillas hablando a la cámara enfrente de unos niños y una anciana en lo que parece el interior de un lugar tosco y oscuro. A partir de aquí la escena se desarrolla con unas escasas imágenes y unos diálogos mínimos en dos ritmos narrativos cargados de dramatismo y de memoria histórica, enigmas, cabos sueltos, ausencias, renuncias, silencios y omisiones. La fecha, en el calendario gregoriano, es 26 de octubre de 2012, el ‘Aid al-Adha, una de las fiestas más importantes del calendario musulmán y la fecha en la que se inicia la tregua de 4 días pactada por Lakhdar Brahimi, enviado especial de las Naciones Unidas y la Liga Árabe para Siria, con el gobierno sirio y el Ejercito Libre, el conjunto de milicias opuesto al régimen. En esta fiesta las familias musulmanas de todo el mundo matan un cordero si pueden costearlo y por ello es conocido en el mundo occidental como ‘la fiesta del cordero’. En la Siria actual, sumida en una guerra civil, la realidad, para muchas familias, es diferente. La cadena qatarí al-Jazeera nos ofrece esta narrativa visual [1], terrible y tierna al mismo tiempo, en la que unos niños y una anciana comparten unos escasos tres minutos de su tiempo con nosotros y nos cuentan su huida del ataque aéreo contra su aldea para refugiarse en una cueva. En el análisis de estas imágenes vamos a utilizar la antropología política informada por el análisis crítico del discurso.
El periodista entrevista a unos niños y niñas y a su abuela, cuyas familias se han refugiado en unas cuevas cerca de Idlib (norte de Siria). En los primeros segundos, mientras un niño de unos 4 ó 5 años se escapa de la escena andando con dificultad, el periodista nos cuenta, dirigiéndose a nosotros «estamos en una cueva, en un lugar cerca de Idlib. Esta familia se ha reunido a causa del miedo, o después del ataque al que fue expuesta en una aldea cercana. Aquí con nosotros, la abuela, y la mayoría de ellos son algunos de sus nietos, con los que nos encontramos. (El periodista cambia al ‘amia, al árabe dialectal levantino, al dirigirse a los niños) ¿hablamos hoy sobre el ‘Aid? ¿queréis que os preguntemos sobre el ‘Aid?. (Y concluye preguntándoles): «Sinceramente, ¿qué significa para vosotros el ‘Aid, este cuarto ‘Aid [2], para vosotros, en esta revolución?». Hasta ahora la cámara enfocaba al periodista desde detrás de los niños, a quienes veíamos desde atrás, aunque iluminados. Los niños, ahora, aparecen de frente y el periodista (a quien vemos de espaldas) en completa penumbra, aunque el contraste de su contorno con la luz nos permite verlo. Desde la penumbra sigue preguntándoles «¿Sentís que hay ‘Aid o no?». La penumbra detrás de los niños y del periodista es total y no podemos ver que hay en ella. Aunque la mayoría de los niños están sentados en la zona de luz. Están en una humilde cueva excavada en la tierra y en el suelo han puesto una alfombra. Todos están sentados en el suelo con los pies descalzos como es la costumbre. Los zapatos, símbolo de lo exterior y lo profano, se dejan fuera. Todos contestan al mismo tiempo que no. Una de las niñas, de unos 10 años, muhajaba, es decir que tiene cubierta su cabeza con un hijab, y que hasta ahora había permanecido en la penumbra habla primero y pasa a tener luz en su rostro, explica que «no, no hay ropa ni nada. Nos han quitado el ‘Aid, los mísiles, el ejército, y todo» (se refiere a la costumbre de estrenar ropa el día del ‘Aid). Mientras está hablando uno de los niños repite «nos han quitado el ‘Aid», como un eco que consolida la afirmación de la niña y muestra su total acuerdo. En su ojo derecho se ve el reflejo de dos luces, la que procede del exterior, de la parte izquierda y la que probablemente procede de la cámara con la que la están filmando. El momento es mágico, los niños se quejan de que les han quitado la fiesta y de que no tienen nada que estrenar, y dramático al mismo tiempo, ya que comienzan a hablar de mísiles, ejército y escenas de guerra.
Otra niña de unos 7 u 8 años dice que «y todo [3], no tenemos nada que comer o que beber, nada», el rostro de la anciana se nos muestra con lágrimas en los ojos, y éstos, hundidos por la tristeza, incluso enfermos. La niña continúa diciendo «mi padre ha ido a Alepo y no podía dormir por las explosiones y el ataque y tenía miedo por él y lloré mucho por él y tengo mucho miedo por mi padre y por mi familia», la niña rompe en llanto y habla entre sollozos limpiándose las lágrimas con un pañuelo y con la mano. Desde su entorno se oye que alguien le dice, quizá la anciana, «no llores», confiriéndole fuerza y entereza. Las imágenes se suceden, entre planos generales y cercanos de su cara infantil en llanto, la niña acaba balbuceando palabras, algunas ininteligibles, habla entre sollozos de alguien que ha muerto, de su abuelo, de los hombres de al-Assad [4].
Es en ese momento cuando obtenemos una visión de dos de las paredes de la cueva, la de la izquierda y la opuesta a la entrada. Es un cubículo pequeño excavado en una roca aparentemente de arenisca rojiza y tiene hornacinas grandes excavadas en las paredes, con repisas, en uno de esos cubículos hay bolsas de plástico sobre trozos de plástico y tela. El suelo es cuadrangular y tiene a su alrededor un escalón para sentarse [5]. No es la primera vez que las cuevas cercanas a Idlib han sido utilizadas como refugio de mujeres y niños [6] o como escuelas [7] o incluso hospitales [8]. Las cuevas son antiguas, excavadas aprovechando grutas naturales. Algunas de las ruinas en el eje Damasco-Alepo también han sido utilizadas como refugio para familias desplazadas.
Acto seguido el periodista pregunta a uno de los niños, «¿por qué habéis entrado en este lugar para esconderos?» y el niño responde que «aquí es más seguro que la aldea». «¿Qué ha ocurrido en vuestra aldea?» pregunta el periodista. El sonido continúa ininterrumpido pero las imágenes cambian, el niño contesta: «nos atacaron esta mañana (pero un instante antes de su contestación cambia la imagen y se ven dos niñas) y los aviones tiraron dos mísiles cerca de nuestra casa». El periodista de al-Jazeera no necesita decir que el gobierno de Bashar al-Assad no ha respetado la tregua ya que es un niño de unos 10 años quien describe el ataque. Esta es una de las partes centrales de la pieza. En ella, un niño nos cuenta que el régimen ha roto la tregua. Solo el régimen de al-Assad tiene aviones de combate en Siria y solamente el régimen bombardea la población civil. El niño habla con una espontaneidad incuestionable y devastadora al mismo tiempo, cuenta lo que ha visto. Y la pregunta del periodista por primera vez es neutra. Las grabaciones del periodismo ciudadano también recogen estos discursos, la diferencia ahora es que son los niños, o sobretodo las niñas, quienes hablan.
Más tarde, el periodista, pregunta a los niños «¿qué es lo que más echáis de menos del ‘Aid?» y uno de ellos de apenas 8 ó 9 años contesta también de forma espontánea e inocente: «la alegría». Mientras se desarrolla esta escena vemos la puerta de la cueva y los zapatos amontonados en el quicio, fuera del espacio doméstico de la cueva. La fuerza de sus palabras es directamente proporcional a la ternura de su voz, a la preocupación y timidez de su mirada. Es la primera palabra que sale de su boca y da la impresión que la diga recordando los ‘aiad pasados (pl. de ‘aid, festividad, celebración) en su corta vida, las escenas familiares llenas de alegría. Más adelante el periodista les pregunta desde la penumbra aunque se divisa su contorno por la luz detrás de él, donde están los niños: «¿vuestras madres, no os hacen dulces del ‘Aid?». La respuesta de los niños es confusa, unos contestan que no pero la niña del hijab rosa, la primera que ha hablado domina la imagen y dice que sí mientras los más pequeños dicen que no. Entonces otra de las niñas, que estaba a la izquierda del grupo de niños contesta y aclara la confusión. «todos los ‘Aid los preparaban para nosotros, pero por supuesto, nos sentíamos muy felices. Y hacían ka’ak y ma’mul [9] y dulces». La alegría y la felicidad vuelven a ser mencionadas como un bien perdido.
Y sigue preguntando a la misma niña «¿ese es un traje de ‘Aid o no?» (la costumbre es estrenar ropa en el ‘Aid). La niña contesta «la gente salió de su casa sin ropas y ha encontrado cosas por el camino y lo que ha encontrado lo utiliza para sentarse encima. Pero este ‘Aid no hemos comprado nada, los almacenes no han abierto por los aviones». La niña habla de los desplazados en general, de aquellos que han salido de sus casas huyendo de los ataques.
El periodista contrasta el presente, duro y terrible con el pasado reciente y perdido hace solamente unos meses cuando pregunta «abuela, como eran las costumbres sirias en el ‘Aid antes, originalmente, antes de la revolución?». Sin embargo, el periodista menciona en su pregunta «antes de la revolución…» y no ‘antes de la guerra’, o simplemente ‘antes’. El uso de esta palabra pone al periodista en evidencia. La anciana contesta con voz áspera y musical al mismo tiempo «comprábamos dulces y nos felicitábamos los unos a los otros. Toda la aldea se felicitaba entre sí. Ahora velamos la gente, los mártires, aquellos que han perdido cinco o seis hijos… yo he perdido cinco hijos, (se corrige a sí misma) seis hijos. ¿Donde voy a ir en el ‘Aid?». Las palabras de la anciana concluyen con un dramatismo absoluto, está describiendo los horrores de la guerra.
El periodista concluye diciendo, «esta es una muestra de las familias sirias que viven en las cuevas cerca de Idlib durante el ataque continuado contra sus aldeas y parece que se quedarán aquí hasta después del ‘Aid.» Durante los últimos instantes se puede ver un libro abierto, boca arriba y en el suelo, situado entre el periodista y los niños. La contradicción entre la realidad de los ataques aéreos contra la población civil y el acuerdo de la tregua es absoluta ya que la tregua, está precisamente acordada para el ‘Aid, y para que las familias puedan celebrar juntas con comidas especiales y con dulces para los niños. El libro abierto, por otra parte, es para nosotros un enigma. La denuncia de la ruptura de la tregua por parte del régimen, aunque callada, es total. La honorabilidad del régimen respecto a la tregua, por un lado, y respecto a los bombardeos contra la población civil que está obligado a respetar por los tratados internacionales que ha firmado, por otro, se desmorona ante las palabras de un niño y unas niñas.
Las consecuencias de los bombardeos contra la población civil se nos transmiten a través de las voces de las víctimas, las imágenes, incluso los elementos ausentes en las imágenes nos transmiten otros mensajes más encriptados, a veces transculturados, a veces heteroglóssicos. No únicamente hablan interlocutores (niños, niñas, anciana y periodista) también comunica el cámara, o el editor, etc… incluso por el hecho de ser mostrado por una u otra cadena cambian los significados; feminidad, contradiscurso, empoderamiento de los subalternos, sobretodo de las niñas se muestran en una suerte de síntesis de la realidad de las familias que en el región de Idlib huyen de los bombardeos aéreos y se refugian en las cuevas.
Ejes explícitos e implícitos
El análisis de esta noticia conlleva la visión de la propia noticia como un discurso (van Dijk 1988). La antropología política nos ayuda a situar las narrativas, los diálogos, las secuencias, las estructuras semánticas y esquemáticas en el contexto social y cultural de la Siria de 2012, sometida a una sangrienta guerra civil. Existe también una amplia literatura antropológica que estudia las sociedades en situaciones de conflicto (ver por ejemplo Lutz y Nonini 1999, Vincent 2002, Sluka 2000) o de desplazamiento (Malkki 1995) que también utilizaremos.
La noticia se desarrolla en dos ritmos [10] narrativos con cierta desconexión, el de las imágenes es impecable, sometido a una hábil edición, el de los diálogos, es más abrupto, fruto de la ingobernabilidad de los entrevistados. La combinación de los dos nos da un relato en el que el tema principal pasa de la destrucción simbólica del ‘Aid por el bombardeo en la aldea a la añoranza por la pérdida de la alegría (los dulces y la ropa) para culminar con la muerte y la desolación y la enorme contradicción entre realidad y tregua. El protagonismo de los participantes oscila entre los géneros y va ascendiendo en edad, de los niños más pequeños hacia la anciana.
Algunas de las ausencias mencionadas en los diálogos (como los dulces o la alegría en un día tan señalado como el ‘Aid) son algunos de los ejes explícitos de la noticia. Sin embargo, los ataques contra la población civil en el primer día de la tregua y del ‘Aid son el eje explícito principal.
Al igual que en las grabaciones disponibles en Youtube (notas 6-8) sobre refugios en las cuevas de Idlib también están ausentes la seguridad y los hombres a pesar que a veces se pueda ver algún anciano dentro de las cuevas. Los ejes implícitos principales son la vocalización de la voz femenina y la de los sectores sin poder de la sociedad siria como los niños y los ancianos. El Islam está intrínsecamente presente en el video, aunque no sea mencionado, y no solamente a través del hijab o la alfombra del suelo sino de formas más evocativas. A través de estas imágenes cargadas de yuxtaposiciones religiosas y culturales, de mensajes implícitos y silenciosos se muestran mujeres que hablan en la arena pública.
Feminidad y empoderamiento
La feminidad es prácticamente omnipresente en las imágenes ya que la mayoría de las presentes son niñas. No hay hombres en la cueva y sobretodo no hay hombres en edad de lucha. Por un lado, en la sociedad siria el interior del hogar está asociado a la feminidad, y por otro, dadas las circunstancias de la zona, el interior de la cueva, tal y como dice el niño, es el lugar más seguro. Quizá por estas dos razones no hay hombres en la cueva, aparte del periodista. Por otro lado, mostrar hombres en edad de lucha refugiados en una cueva hubiera acarreado muchos significados y juicios de valor incontrolables hacía el conjunto de imágenes mostradas en la noticia, hacia ellos mismos y hacia la idea de revolución de la que insistentemente habla el periodista. Con ellos, y quizá también con las madres, hubiera entrado la controversia política en la noticia de forma activa. Cultura y circunstancias median en el comportamiento y en las imágenes. Lo cierto es que los hombres están ausentes y no sabemos prácticamente nada de ellos.
La anciana, se cubre con el hijab parte del rostro. Una intimidad, la del rostro de la mujer, dentro de otra intimidad, la de la cueva. La feminidad está muy marcada por el hijab, incluso en el caso de las niñas pequeñas como la que habla en segundo lugar. La coreografía corporal es restringida para casi todos los presentes, aunque más en el caso de las niñas y la anciana. Los niños se mueven con mayor libertad. Las niñas, sobretodo la del fondo a la derecha, en plena pubertad, se comportan con un decoro impecable y además asume su responsabilidad por edad al querer aclarar la confusión. Es una infancia ordenada y bien educada acorde con las normas de educación siria.
El video evoca, en un contexto de pérdida y desplazamiento, el universo doméstico en las culturas de Oriente Medio al mencionar los halawiat, los dulces, asociados a las madres, a los niños, a las celebraciones familiares y a los momentos de alegría. Aunque introducidos en el diálogo por el periodista, los niños y la anciana ratifican su importancia y los añoran en esa humilde cueva cerca de Idlib, al norte de Siria. El periodista, los niños y la anciana trabajan conjuntamente para construir un mundo perdido en el que la infancia y feminidad están fuertemente asociadas. Sin embargo, la información explícita en las intervenciones de los niños y la anciana rompe también múltiples esquemas propios y globales sobre feminidad y sobre infancia en Siria y Oriente Medio. Las niñas, en concreto, no aparecen como sujetos pasivos, sino que rompen la visión tradicional de la mujer, y sobretodo la mujer muhajaba, es decir, cubierta por el hijab, como condenada al silencio público. Esto vale tanto para el mundo global como para el mundo árabe o la propia región de Idlib, con fama de ser una de las más conservadoras de Siria. Y rompen efectivamente el silencio histórico de las mujeres en la vida pública. Es más, la imagen de las niñas y la anciana cubiertas con el hijab muestran mujeres hablando valientemente en la arena pública. A través de sus discursos y los de los niños y niñas se crean imágenes de la realidad social que eluden el androcentrismo.
Por otro lado, Carolyn Nordstrom, en su ensayo pionero Girls in Warzones (1997), afirma que existe un vacío de conocimiento respecto al lugar de las niñas en las zonas de guerra, la frecuencia en la que caen víctimas de la violencia y los peligros a los que se ven sometidas. A pesar de ciertas zonas de conocimiento sobre, por ejemplo, menores combatientes, o violación como arma de guerra, el silencio sobre las niñas en zonas de combate sigue vigente. Incluso en el conflicto sirio, en pleno desarrollo en el momento de escribir, la información sobre las mujeres en general es escasas (ver informe RI 2012 o Dockery 17 Nov. 2012). Esta noticia, sin embargo, lo rompe y nos permite escuchar la voz de los ‘subalternos’ (Chakavorty Spivak 1988), aquellos que no tienen poder, es decir, no sólo de las mujeres, sino también de los niños y sobretodo de las niñas.
Todo esto nos hace pensar que la noticia está compuesta desde el punto de vista de los feminismos islámicos o de la nisa’ia (etnoconcepto árabe cercano al concepto de feminismo que puede ser traducido como feminidad) e intenta conciliar, Islam y liberación femenina (ver por ejemplo Brun y Lazillière 2012).
Pintura clásica y yuxtaposiciones religiosas
Estas imágenes de desplazados víctimas de bombardeos refugiándose en una cueva llena de claroscuros confieren a la noticia, por un lado, una relación con la pintura clásica, los claroscuros de Rembrandt o de Caravaggio. Y por otro, con la historia de la hijra (la huida) de la Meca a Medina, en la que el propio profeta víctima de la persecución se esconde en la cueva de Thawr. Pero también recuerda el tiempo en el que el profeta se retiraba con su familia a la cueva en el monte Hira, cerca de la Meca, y donde le fueron revelados los primeros versos del Corán. El periodo que el profeta escogió para este retiro de meditación y de revelación fue el mes de Ramadán. Ambas cuevas son hoy día lugares de peregrinación. Los niños hablan de los ataques aéreos en una aldea en el día del ‘Aid al-Adha, el día que se conmemora el sacrificio que el profeta Abraham iba a hacer de su hijo Isaac (en la tradición judaica y por lo tanto la cristiana) o Ismael (en la tradición islámica) y que fue parado en el último momento, y a través de sus palabras, los niños, y las niñas, inconscientemente para ellos y ellas, quizá no tanto para los editores de la noticia, se muestran como los nuevos corderos sacrificiales, llenos de inocencia, al igual que el hijo de Abraham. La palabra adha (sacrificio, inmolación) forma parte de la misma familia léxica que dahia (pl. dahaya), víctima. La metáfora reinterpreta la actual situación política e impregna a los niños de una honra religiosa. La noticia, de esta manera, yuxtapone también símbolos religiosos del Oriente Medio más antiguos, presentes en el Islam y en las otras religiones del libro como el cristianismo y el judaísmo.
Toda la pieza está cargada de una estética islámica, la delimitación cronológica es únicamente musulmana y la sitúa temporalmente utilizando el anclaje de la revolución. El cuarto ‘Aid en esta revolución es el 26 de octubre del 2012 en el calendario gregoriano. Es una delimitación etnocronológica que no está carente de significados políticos. Gracias a este único anclaje temporal la noticia se encaja en un marco temporal identificable.
Otra yuxtaposición religiosa consiste en el ayuno. La cueva, convertida en refugio; «aquí es más seguro que la aldea», se convierte también en el lugar donde se practica el ayuno «no tenemos nada que comer o que beber» dice una de las niñas. Las niñas son imbuidas de entereza, «no llores», y al mismo tiempo muestran fuerza ante la desgracia y ante el ayuno forzoso y así son ungidos con la honra del sa’im, aquél que practica el ayuno y la abstinencia durante el Ramadán. En esta situación extrema, la mención a los dulces, al igual que la ropa nueva, cumple una función psicológica. No son importantes para la supervivencia pero sí son importantes para su mantenimiento como seres humanos y como niños y niñas en medio de la guerra. Sin embargo, el periodista, a pesar de sus logros en la noticia, malogra parte de la potencialidad etnográfica del encuentro, no son los niños los que mencionan los dulces y la ropa de motu propio, ni son los que llevan la iniciativa en la conversación.
Las yuxtaposiciones religiosas son todavía más abundantes. La luz que entra en el interior indicándonos que es una mañana rota por los ataques se opone al claroscuro que representa el refugio y la protección, y nos recuerda que están a cubierto debido al miedo. La luz interior, en la que aparecen los niños más pequeños (los de más edad y la anciana están sentados en los márgenes de ese haz de luz) representa a todas luces la esperanza, la vida, la inocencia.
La combinación de mujeres que hablan en público y yuxtaposiciones religiosas podrían interpretarse como la elección, por parte de los creadores de la noticia de una Islam ilustrado [11] (ver Naba 2012, Eteraz 2007). Es, en definitiva, palabra feminista en imágenes islámicas.
Contradiscursos
A parte de la yuxtaposición religiosa, la noticia describe una situación de guerra en la que la población civil recibe ataques aéreos abiertamente. La imagen de las dos niñas intercalada en la descripción del ataque aéreo que hace el niño es una elección del editor para mostrarnos qué estaban bombardeando los aviones del régimen. Aunque no mencione la palabra víctima, es evocativa de las víctimas de la guerra y de la violencia de al-Assad ya que los ataques contra la aldea han venido desde el aire de forma indiscriminada; «nos atacaron esta mañana» dice el niño.
Aunque no se mencione, una lectura legal de la situación descrita en la noticia haría referencia a las convenciones de Ginebra y al derecho internacional que protege a los civiles y a los desplazados internos en situaciones de guerra o de violencia. También, aunque no haga relación explicita entre el carácter infantil y anciano de las personas entrevistadas, la relación que sí puede hacer entre su edad y sus características asociadas a ella, muestra indirectamente el carácter infanticida y gerontocida de la guerra y de la aviación de Bashar al-Assad. Y por el hecho de que la mayoría de ellas sean mujeres, su carácter feminicida. En los otros videos disponibles en la red sobre los refugios en los alrededores de Idlib, las imágenes también describen situaciones parecidas, generalmente sin editar, de mujeres, niños y ancianos, a veces en grandes cantidades escondiéndose en cuevas debido a los ataques aéreos y al miedo. En este caso, no sabemos si los niños y la anciana están solos en la cueva, o en esa parte de la cueva por alguna razón, y si los adultos están cerca. La diferencia entre este video y los otros es que cuando aparecen mujeres adultas en los otros videos, éstas son las que hablan, y con gran energía, sin miedo, y denuncian los ataques aéreos y la injusticia de lo que está ocurriendo en Siria. En este caso, como ya se ha dicho, son los niños, y sobretodo las niñas las que hablan. Liisa Malkki (1995) dice que en las representaciones de los refugiados, predominan los niños y las madres. Michael Taussig (1984) habla de la necesidad que tiene el autoritarismo de controlar grandes masas de población a través de la elaboración cultural del miedo, el aislamiento y el silencio. La noticia, al igual que los otros vídeos de la población civil escondiéndose en cuevas en los alrededores de Idlib construye contradiscursos y rompe la dinámica del miedo, del aislamiento y del silencio, no sólo de las víctimas, sino también de los niños y las niñas.
Las palabras de la anciana son devastadoras, muestran la ruptura del ciclo de la vida en Siria. Las madres enterrando a sus hijos por un lado, y por otro el paso de la felicitación mutua al pésame mutuo. Ella sí menciona explícitamente la muerte y la celebración de los ritos sirios y musulmanes asociados a ella. La palabra ‘mártires’ (shuhada’, sing. shahid), contiene un océano de significados. La anciana no menciona la palabra revolución que tan insistentemente menciona el periodista, pero al mencionar a los shuhada’ (mártires) la anciana está contestando indirectamente el discurso del régimen de Bashar al-Assad que denomina a sus enemigos irhabiyun (terroristas). Quizá sea conveniente referir aquí la oposición de la cadena al régimen sirio (Naba 2012, Kan’an 2012 a y b). No sabemos si sus hijos son víctimas del conflicto o al mismo tiempo eran activistas de la oposición, lo que sí sabemos es que están muertos. El término shuhada’ no especifica ni es excluyente, todo está implicado. En su relato, la anciana se convierte en mater dolorosa que sufre a través de sus hijos, de sus cuerpos y de su muerte. La anciana también describe una cultura con fuertes lazos solidarios tanto en la alegría del ‘Aid en la paz perdida (la alegría que los niños añoran) como en el duelo de sus muertos en la guerra actual. Sus palabras pasan de la alegría al dramatismo, al trauma colectivo y la desesperación.
Renuncias, ausencias, síntesis
Las imágenes, al igual que sus protagonistas, están llenas de renuncias, enigmas, cabos sueltos u omisiones. Todo se hace con una gran economía de espacios, verbalizaciones y descripciones [12] . Una de las características de la noticia es que no muestra imágenes del ataque aéreo ni de los exteriores. Hay toda una serie de figuras ausentes de las que no se nos dan imágenes, las madres y los padres o el resto de adultos de la familia, por ejemplo, el resto de hijos de la anciana, los entierros o fotografías de los shuhada’, los hombres de al-Assad, los otros desplazados, todos quedan en nuestra imaginación aunque son mencionados. En nuestra imaginación queda también la respuesta a preguntas sobre el contenido de las bolsas en la repisa de la cueva o sobre el libro que aparece abierto en el suelo. Los mayores enigmas, sin embargo, son la identidad de los entrevistados, su origen, el nombre de su aldea, los hombres en edad de lucha, sus conexiones con la revolución de la que habla el periodista insistentemente. Feldman (1991) nos dice que la edición en contextos de violencia es la co-construcción de silencio y habla y genera profundidad cultural a través de la ausencia (p.12). En los contextos de violencia como el de la noticia, el silencio, o las omisiones pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
En el contexto del contenido de las imágenes, la edición decide la orientación que se da al conjunto de imágenes y diálogos que llamamos noticia. Mostrarlos como simples víctimas o como revolucionarios conlleva decisiones importantes. En este sentido existe una discordancia entre la manera insistente en que el periodista menciona la palabra revolución y el conjunto de imágenes que muestra personas que se muestran a sí mismas inactivas en la revolución o la guerra civil siria. El periodista parece buscar revolucionarios, la edición final presenta víctimas. La ausencia de hombres en edad de lucha, en un tiempo de guerra, susceptibles de aportar agresividad al conjunto de la narración, juega un papel en este sentido y quizá por eso están fuera de la imagen. Otro gran ausente es la propia iconografía de la revolución siria, la bandera de tres estrellas, los lemas de la primavera árabe, etc… Estos son los grandes silencios de la narración y la parte profunda de la edición de la noticia: la identidad de los protagonistas y su conexión con la revolución.
Tampoco se nos da mayores explicaciones de las implicaciones políticas de la ruptura de la tregua ni de las consecuencias jurídicas de los ataques aéreos contra poblaciones civiles, a diferencia del resto de noticias de la cadena de televisión que están llenas de imágenes exteriores, de concreción y de consideraciones políticas (propias o procedentes del periodismo ciudadano). La concentración en el interior de la cueva y en las palabras de los niños y la anciana, en este caso, es a todas luces una decisión consciente, intencionada. Las interpretaciones de lo que no se menciona o no se ve tenemos que hacerlas nosotros.
Las ausencias, o su equivalente el silencio, paradójicamente, puede estar cargado de significados y de empoderamientos (Gal 1991), también de prudencia y de protección hacia los entrevistados. En este caso, el efecto es poderoso; la ausencia de hombres en edad de lucha, su protagonismo y sus voces, empodera a las mujeres, los niños y las niñas por un lado y facilita su exposición como víctimas civiles sin poder por otro. La ausencia de imágenes de guerra nos hace concentrarnos en la belleza de las víctimas más que en su desgracia. Las desgracias son descritas por los entrevistados en un ejercicio de memoria histórica. Se elude todo tipo de pornografía de la violencia. En las imágenes de la noticia las víctimas reúnen todo tipo de estándares civilizacionales, sociales y biológicos; no aparecen heridos ni mutilados, sus ropas no están sucias, no aparecen traumatizados, tan solo el llanto de la niña, las descripciones de la huida de la adolescente, la añoranza de la alegría de la que nos habla el primer niño, la descripción del bombardeo del segundo niño, las lágrimas de la anciana y sus palabras finales son suficientes para transmitir la inmensidad de la guerra civil Siria.
La escena recuerda a las escenas del teatro en las que con una gran economía de recursos humanos y materiales se transmiten situaciones y acontecimientos externos a la propia escena y que sería imposible representar. En este sentido, las imágenes de la noticia se centran en el intimismo de la cueva y en los niños y en las niñas, en escuchar sus descripciones, en transmitir su voz, pero al mismo tiempo nos cuentan el drama que se está desarrollando fuera de los claroscuros de la cueva así como información implícita sobre su cultura y su forma de vida perdida. La pérdida es inmensa, la vida cotidiana, el ciclo de la vida, la alegría de la fiesta, el abastecimiento (comida, bebida, almacenes de ropa cerrados), los hijos, etc…
Es una noticia coral en la que la tensión narrativa se divide entre los distintos entrevistados, ninguno de ellos es el protagonista principal; niños, niñas y anciana desarrollan sucesivamente su exposición cargada de ejercicios de memoria histórica y de descripción del presente. El desplazamiento es actual y se representa a través de la grabación, el bombardeo y la huida, sin embargo, son memoria histórica y ésta se realiza a través de la verbalización (Bloch 1998). En la narración, la cueva juega un papel capital, al igual que otros artefactos materiales, como dice Feldman, está imbuida de narratividad (1991: 14) y de capacidad de contar historias.
La noticia, a pesar de su inmediatez, realizada y mostrada en el mismo día, tiene una gran elaboración artística, algo que invita a contemplarla tanto como un documento creativo o una interpretación de la realidad. Y por otro lado, más que un reflejo de la realidad, es una síntesis de la misma. El nombre de la aldea de donde proceden nunca se menciona y el propio periodista afirma al final «esta es una muestra de las familias sirias…», mediante la cual, podemos concluir, se representa lo que está pasando en Siria y en las aldeas de los alrededores de Idlib, donde la población, sometida a bombardeos, se esconde en las cuevas.
Idlib, el conflicto sirio y medios de comunicación
Los niños y la anciana forman parte del 1.500.000 de desplazados internos dentro de Siria en el momento del cuarto ‘Aid. Según las organizaciones humanitarias el número de refugiados superaba los 300.000 (sobretodo en Turquía, Jordania, Líbano e Iraq) en esos momentos, y el de víctimas sobrepasa los 37.000 según el observatorio sirio de los derechos humanos [13]. La ocupación militar de ciudades y los bombardeos sobre la población civil se han convertido en una estrategia de guerra sistemática por parte del régimen de Bashar al-Assad [14] que produce sistemáticamente estos desplazamientos. Idlib, capital de la gobernación de su mismo nombre, con una población de un millón y medio de personas está fuertemente asociada a la oposición siria [15] al régimen y en ella se han protagonizado algunos de los acontecimientos más paradigmáticos de la guerra civil como el asedio de Jisr al-Shugur (4-12 junio 2011, ver Muir 2011) como respuesta a ataques a las fuerzas de seguridad o la batalla de Idlib (marzo 2012, ver McNaught 2012) en la que los habitantes acusaban al gobierno de bombardear indiscriminadamente la ciudad (Ver Al-Ameen 11-nov. 2012 para una explicación de los ataques contra la población civil).
La prohibición por parte del régimen de la entrada a la prensa internacional, los fracasos de los distintos intentos de mediación hacen que la guerra se lleve a cabo prácticamente sin testigos externos. Sin embargo, la entrada clandestina de periodistas con la ayuda de los rebeldes y el periodismo ciudadano produce incansablemente información sobre lo que ocurre dentro del país.
La cadena también se relaciona con el régimen a través de esta noticia. El periodista no habla en la noticia tanto como individuo sino como miembro de la cadena. La noticia, como todos los discursos, realiza un trabajo ideológico y es en sí una forma de acción social. El tratamiento de al-Jazeera de la guerra civil siria, claramente opuesto al régimen y basado en periodistas ciudadanos ha suscitado muchas críticas (ver Kan’an 2012 a, b).
Conclusión
Por todas estas razones la noticia, aún tratando sobre un tema dramático, está llena de poética, y de enigmas. El drama lo aporta la situación del país en el primer día de la tregua y del ‘Aid, la poética de la noticia depende de los editores, los cámaras y el periodista. Las preguntas del periodista, podrían invitar a una cierta respuesta debido a sus terminaciones o contenidos o también podrían indicar un posicionamiento político tanto de él como de la cadena. Los interlocutores se resisten y llevan su propia agenda.
La fuerza de sus testimonios, que radica tanto en lo que dicen como en lo que no dicen y el espectador completa es inmensa. En este sentido, la noticia transmite el mensaje simplemente a través de los niños y las mujeres y a veces de manera colaborativa con el periodista. El intento, sin embargo, como técnica narrativa o como medio de transmitir la voz de los niños y las mujeres, es audaz, y muestra que el arte no está reñido con la corresponsalía de guerra . A través de sus imágenes, sus silencios y sus enigmas se muestra la ruptura de la tregua por parte del régimen y sus ataques contra la población civil, pero también se transmiten otros temas como el feminismo islámico, o las voces de los que no tienen poder en la sociedad siria.
Referencias
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[1] El video que analizamos en este artículo se llama أوضاع مأساوية يعيشها السوريون مع دخول العيد (La situación trágica en la que viven los sirios con la entrada del ‘Aid). Disponible en http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=C-Ch3D4LSQI#!
[2] Dice cuarto ‘Aid porque hay dos cada año y el conflicto sirio ha pasado ya por cuatro de ellos.
[3] ‘Y todo’, en árabe «kul shi‘» actúa como una muletilla en el lenguaje espontáneo e inseguro. Lo importante es que la segunda niña comienza por las palabras con las que acaba la primera niña. Una muestra clara de la edición de las imágenes.
[4] ‘Los hombres de al-Assad’, en el contexto de la guerra civil siria hace referencia al ejército del régimen o a la shabiha, la milicia pro-régimen.
[5] La cueva excavada es un tipo de vivienda extendido por Oriente Medio y otras regiones. En Oriente Medio se pueden encontrar algunas de los conjuntos arquitectónicos excavados en la roca más famosos y de mayor belleza del mundo como los de la Capadocia o los impresionantes templos de Petra.
[6] Ver por ejemplo, Syrians Hide in Cave from Assad Army – Families Huddle in Fear of Dictator’s Killers 2-12 Idlib, disponible en http://www.youtube.com/watch?v=QpS9Xxxo-3Y, en el que se pueden ver mujeres y niños refugiándose en una cueva, los niños levantan sus manos y sus dedos en señal de Victoria, o ادلب الركايا مؤثر جدا هذه اطفال سوريا ونسائها تقضي العيد في المغارات خوفا من القصف بالطائرات 20 8 2012 en el que se ven un gran número de mujeres y niños y algún anciano refugiándose en una cueva y en el que una mujer de mediana edad asume el papel de denunciar ante las cámaras los ataques contra la población civil que están recibiendo, d isponible en http://www.youtube.com/watch?v=OQbCebU47yw. O إدلب بلدة الهبيط فريق الدفاع المدني يقوم بصيانة مغارة لتكون ملجأ للناس وقت القصف 22 8 2012 en la que los habitantes de la aldea de Habeet, cerca de Idlib recuperan una antigua cueva para utilizarla como refugio, disponible en http://www.youtube.com/watch?v=yLG0I0yhbtk. O اهالي ادلب يحفرون مغارات لتقيهم قصف الطيران الحربي والمدفعي en el que se nos muestra una cueva acondicionada para el uso como refugio, disponible en http://www.youtube.com/watch?v=QWQ7I_MOvso. Finalmente, otras cadenas, también han hecho reportages sobre desplazados internos viviendo en cuevas. Ver ريما مكتبي تبييت بمغارة مع 3 عوائل نازحة في جبل الزاوية disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=MKfAFqEB_K4&feature=youtu.be
[7] Ver por ejemplo, Children in war-torn Syrian Town hold School in a Cave. October 05, 2012. By Ben Brumfield and Saad Abedine, CNN disponible en http://articles.cnn.com/2012-10-05/middleeast/world_meast_syria-underground-school_1_syrian-rebels-idlib-jabal-zawiya o Edlib Nouvelle école préhistorique ادلب مدرسة من عصور ما قبل التاريخ disponible en http://www.youtube.com/watch?v=1F3DXBUVMyI&list=UUAIWkoCIJ4VlFP1A3fC3G5Q
[8] Ver por ejemplo, de al-Jazeera الجزيرة – تحويل المغارات في الجبال إلى مشافي ! . en el que se muestra una cueva convertida en hospital. disponible en http://www.youtube.com/watch?v=iWAoOnmXpbA.
[9] Tipos de dulce.
[10] El ritmo de los discursos podría establecerse así: i) el rapto del ‘Aid, ii) el ataque aéreo, iii) la pérdida de la alegría, iv) añoranza de los dulces, v) muerte, desolación y solidaridad en el duelo, vi) la gran contradicción entre realidad y tregua. En definitiva; bombardeo, pérdida de la alegría, muerte y desesperación. Las preguntas y las respuestas no fluyen tan bien como las imágenes. El periodista intenta incidir insistentemente. El ritmo de las imágenes es más complejo: i) el plano general en la introducción, ii) niña con el hijab rosa, iii) niña de blanco (con imagen intercalada de anciana llorando), niña de blanco (imagen intercalada de niño, anciana, adolescente, niña sin hijab) iv) paredes de la cueva y plano general desde arriba, v) niño (imagen intercalada de niño y niña), niño, vi) periodista y niños, vii) niña con hijab rosa, viii) adolescente, ix) periodista y niño, x) adolescente, xi) plano general con los niños, xii) periodista con niño y niña, xiii) anciana, xiii) niños desde fuera del habitáculo, xiv) plano general en movimiento.
[11] la interpretación del Islam como religión en armonía con la ciencia, los derechos humanos y el progreso y una práctica moderada, en oposición a una práctica extremista.
[12] A pesar de que el periodista habla la mayoría de las veces en fusha (la lengua normativa) los niños y la anciana hablan en ‘amia, el dialecto (el ‘amia del periodista es de Jordania). El uso del ‘amia refuerza la imagen de personas pertenecientes a las capas populares y al mundo rural. La tensión entre el fusha y el ‘amia (dos versiones de la lengua árabe) está también presente en el lenguaje de la noticia.
[13] De entre ellos 26596 civiles y 9445 soldados regulares. En قتيلا والحر يستهدف القصر الرئاسي 130 disponible en http://www.aljazeera.net/news/pages/4e657de2-43a2-41dd-bc46-a137158426b8?GoogleStatID=1# Para más información sobre derechos humanos en Siria ver Syrian Network for Human Rights. Disponible en http://www.syrianhr.org/
[14] Tanto los periodistas ciudadanos sirios como los corresponsales de guerra que entran clandestinamente en el país proveen múltiples evidencias visuales de esto. Ver por ejemplo غوطة الشرقية 31-10-2012 خطير جدا لحظة القصف الفراغي disponible en http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=_nBKRfNxR0Y donde se ve con toda claridad como un avión de la fuerza aérea siria lanza dos bombas termobáricas sobre el barrio de Ghuta Sharqia en Damasco el 31-10-2012. La imagen es inconfundible ya que en el fondo se distingue el Monte Qasiun que corona Damasco desde todos sus ángulos. O el reportaje de Anita McNaught (2011) en Idlib o los más recientes; غارات جوية تعد الأعنف شاهد لحظة الإنفجار-الغوطة 4-11-2012 disponible en http://www.youtube.com/watch?v=I742Onk5GqI&feature=related, o
هام للإعلام : 2-11-2012 دمشق جوبر قصف بطائرات الحربية en el que se ven las columnas de humo en el barrio del Jobar, en Damasco, producidas por el avión que sobrevuela la ciudad. disponible en http://www.youtube.com/watch?v=b3CASi6S5Uo&feature=related o 6 11 Al Miyadeen Deir Ez Zor أوغاريت الميادين دير الزور , لحظة القصف بالبراميل المتفجرة ج5 disponible en http://www.youtube.com/watch?v=oD360TA0cmQ&feature=relmfu que muestra un bombardeo en el barrio de al-Miyadeen en Deir ez-Zoor.
[15] A pesar de la militarización de parte de la oposición y de la respuesta armada a la violencia del régimen, existe también una oposición que se manifiesta a través de manifestaciones y otros medios pacíficos. Según los Comités de Coordinación Locales y la prensa internacional el primer día de la tregua las manifestaciones pacíficas volvieron a aparecer en las ciudades sirias bajo el fuego del ejército sirio y la shabiha, la milicia paramilitar del régimen. Amnistía Internacional y Human Rights Watch han denunciado consistentemente que las fuerzas de seguridad del régimen sirio matan y torturan sistemáticamente con total impunidad (múltiples informes) así como torturas y ejecuciones sumarias llevadas a cabo por el Ejercito Libre y otras milicias rebeldes.