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Al Jazeera, presionada pero exitosa

Fuentes: IPS

Al Jazeera sufrió bombardeos aéreos de la aviación estadounidense en Afganistán e Iraq y tiene prohibido informar desde cuatro países de Medio Oriente. Pero la cadena qatarí de televisión satelital, lejos de achicarse, no hace más que crecer en popularidad. Un camino interesante y a menudo trágico condujo a Al Jazeera al éxito desde que […]

Al Jazeera sufrió bombardeos aéreos de la aviación estadounidense en Afganistán e Iraq y tiene prohibido informar desde cuatro países de Medio Oriente. Pero la cadena qatarí de televisión satelital, lejos de achicarse, no hace más que crecer en popularidad.

Un camino interesante y a menudo trágico condujo a Al Jazeera al éxito desde que inició sus transmisiones, en noviembre de 1996, fundada por la corona de Qatar aunque es administrada como empresa privada.

La prohibición de informar desde Iraq, Irán, Arabia Saudita y Argelia pareció aumentar la fervorosa lealtad de más de 40 millones de espectadores.

La oficina de Al Jazeera en Afganistán fue bombardeada por aviones de Estados Unidos en 2001. Durante la invasión a Iraq, en marzo de 2003, tanques estadounidenses acorralaron a periodistas de la cadena en un hotel de la meridional ciudad iraquí de Basora.

Poco después, su oficina en Bagdad fue alcanzada por un misil lanzado desde un avión estadounidense. En el ataque murió el corresponsal Tareq Ayoub.

Periodistas de Al Jazeera fueron detenidos por fuerzas de Estados Unidos y enviados a prisiones en Iraq y en la bahía de Guantánamo, en Cuba.

La cadena también soportó ataques verbales del secretario (ministro) de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, y de funcionarios del gobierno en muchos países de Medio Oriente.

«Definitivamente puedo decir que lo que Al Jazeera hace es malintencionado, impreciso e inexcusable», dijo Rumsfeld el 15 de abril de 2004. El canal había mostrado cadáveres de mujeres y niños muertos por bombas estadounidenses en la central ciudad iraquí de Faluya.

El presidente estadounidense George W. Bush acusó a la cadena de «incendiaria» por esos mismos informes.

Bush también la calificó de «portavoz» de la insurgencia iraquí y de la red terrorista Al Qaeda, liderada por Bin Laden, a la que se atribuye los atentados que dejaron 3.000 muertos en Nueva York y en Washington en septiembre de 2001. La cadena rechaza tales acusaciones.

«Estamos muy preocupados por las emisiones de Al Jazeera porque, una y otra vez, hallamos informes imprecisos, falsos y equivocados», dijo por esos días el portavoz del Departamento de Estado (cancillería) estadounidense Richard Boucher.

En noviembre de ese mismo año, Bush intentó convencer al primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, de realizar un bombardeo conjunto contra la oficina central de Al Jazeera en Doha, según actas secretas de una reunión publicadas por el diario británico Daily Mirror.

«¿Usted piensa que dejaríamos de trabajar por un memorandum?» El jefe de programación de la televisora, Samir Khader, contestó así, con otra pregunta, al corresponsal de IPS, que le había inquirido si el informe sobre el diálogo entre Bush y Blair había afectado su trabajo.

«Por supuesto, no podemos. Tenemos que hacer nuestro trabajo. Si el memorándum es real y Bush quería bombardear Al Jazeera, ¿qué podríamos hacer? Pueden hacer eso, y el mundo entero lo sabría», afirmó, en un alto de un foro organizado por la cadena en Doha a comienzos de este mes.

Khader, que produjo un conocido documental sobre la cadena qatarí llamado «Control Room» («Sala de control»), agregó: «No porque un periodista sea amenazado dejará de hacer su trabajo.»

Al Jazeera no recibió ninguna explicación sobre el informe, agregó. «El portavoz oficial del gobierno británico dijo que no había nada en ese memorandum que se refiriera a Al Jazeera, y Tony Blair también dijo eso en la Cámara de los Comunes» del parlamento en Londres, explicó.

«Pero al responder otras preguntas de ciudadanos británicos, el mismo portavoz reconoció que ese memorandum existe, y que hay una referencia a Al Jazeera. Así que hay una contradicción en sus propias declaraciones», señaló Khader.

Al Jazeera todavía está esperando una respuesta de ambos gobiernos, sostuvo.

Esta emisora de televisión satelital alcanzó destaque mundial y popularidad en el mundo árabe por sus entrevistas a Bin Laden y su cobertura de la ocupación israelí en Palestina y de la invasión estadounidense a Afganistán tras los atentados de 2001.

Al cubrir la invasión de Iraq en 2003, Al Jazeera logró ganarle la carrera por la información a muchos medios estadounidenses en esa cobertura.

Al Jazeera es llamada «la CNN del mundo árabe», en referencia a Cable News Network, la popular cadena estadounidense de noticias para abonados. Pero los responsables de la emisora prefieren decir que su influencia mayor procede de la BBC británica.

«A veces lo único que nos hace avanzare es el apoyo de nuestra audiencia», dijo a IPS el director de la cadena, Wadah Khanfar. «Pero también porque realmente tenemos a personas grandiosas trabajando aquí», añadió. Entre ellas, mencionó a los periodistas de tiempo parcial y a los choferes.

Khanfar dijo que Al Jazeera construye su reputación exitosa en medio de la hostilidad.

«Hay una cultura que hemos creado con nuestro estilo de informar. Ahora, los regímenes opresivos tienen más problemas para detener a Al Jazeera», dijo Khanfar.

«Si usted, como periodista, quiera ser leal a su profesión, sabe que a veces le va a resultar difícil obtener la nota, pero tiene que hacerla de cualquier modo si hay posibilidades», agregó.

Esta actitud impulsó a los corresponsales de Al Jazeera en Faluya a obtener imágenes de civiles asesinados por soldados estadounidenses, que atacaron incluso a ambulancias.

El general Mark Kimmitt, principal portavoz del ejército estadounidense en Iraq durante el sitio de Faluya en abril de 2004, había dicho que «las estaciones de televisión que muestran a estadounidenses matando intencionalmente a mujeres y niños no son fuentes noticiosas legítimas».

Una periodista que escribe en el sitio web de Al Jazeera en inglés, quien pidió reserva de su identidad, comentó que no siente presión «directa» del ejército de Estados Unidos o de gobiernos represores de Medio Oriente.

«Pero desde que sabemos que estamos siendo tan controlados siento una responsabilidad mayor por hacer mi trabajo bien», sostuvo.