Informarse de la actualidad al instante crea inercias y zonas de sombra en el entendimiento de cualquier persona por muy cabal y avisada que sea. El bombardeo de noticias de hoy en día ciega la capacidad crítica del ciudadano común: todos tenemos que recurrir a estereotipos, prejuicios y marcos de referencia convencionales para traducir en […]
Informarse de la actualidad al instante crea inercias y zonas de sombra en el entendimiento de cualquier persona por muy cabal y avisada que sea. El bombardeo de noticias de hoy en día ciega la capacidad crítica del ciudadano común: todos tenemos que recurrir a estereotipos, prejuicios y marcos de referencia convencionales para traducir en breves instantes lo que se nos está diciendo a través de conceptos, palabras e imágenes.
Informar con rigor y adulterar lo que sucede en el mundo son momentos simétricos que se dan a la par, mezclándose a dosis muy dispares para tomar cuerpo en un producto ultrasensible denominado «noticia». A veces resulta más que aconsejable salirse de la «realidad» cotidiana y habitual para apercibirnos de cómo nos manipulan sibilinamente los poderes fácticos y los medios de comunicación mediante relatos que nada tienen de objetivos ni de veraces.
Tres ejemplos no de portada de la actualidad tratados por medios presuntamente «progresistas», El País, Público y eldiario.es.
Público nos informa (es un decir) que el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, ha matado (¿personalmente?) a 15 miembros de su Gobierno. ¿Por qué? Por manifestar opiniones contrarias a la suya, of course. Titular contundente, no contrastado por el medio, que, además, se basa en un servicio elaborado por la agencia Efe. También nos enteramos leyendo el texto de que el sanguinario «dictador» se ha cobrado la vida de cuatro músicos de la banda más conocida del país por ser espías de Occidente.
En la noticia, todo son suposiciones y no hay absolutamente ni un triste dato confirmado. La fuente es secundaria, un representante anónimo del Parlamento de Corea del Sur, enemigo acérrimo de Corea del Norte, que cita a su vez fuentes del departamento de espionaje de Seúl. Y ni Efe ni Público se molestan, por muy difícil que pudiera ser llevarlo a cabo, ponerse en contacto con otras fuentes directas o independientes para corroborar afirmaciones tan criminales contra el presidente norcoreano.
Todo el armazón de la noticia se basa en suposiciones y fuentes secretas, descansando su comprensión en prejuicios previamente abonados contra el sistema «comunista» (¿lo es de verdad?) de Corea del Norte y su presidente Kim Jong-un. Censurable el nulo rigor informativo de Público en una noticia alejada de la rabiosa actualidad pero que sin embargo profundiza en los clichés anticomunistas que crean tendencias silenciosas en la capacidad interpretativa del lector medio.
Nuestra segunda parada es el en eldiario.es, que aborda un asunto de máxima tensión política, las negociaciones entre la troika y el Gobierno griego de Syriza. El texto es igualmente de la agencia Efe. Según el medio digital el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, amenaza con un referéndum si la UE no se aviene a aceptar las peticiones de Grecia (¿qué pasaría por la mente del redactor de tan descomunal y desacertado titular microsegundos antes de perpetrarlo?).
¿»Amenazar» con una consulta pública y democrática? ¿Convocar un referéndum puede ser tachado de peligrosa «amenaza»? La persona que únicamente lea el titular puede llevarse la impresión de que Tsipras y Syriza son unos intransigentes y radicales a los que solo les vale hacer de su voluntad un sayo.
No obstante, el texto despeja todas las dudas al respecto que se podrían albergar en una primera impresión. Los argumentos de Tsipras son más que razonables y democráticos donde los haya ante las exigencias extremas en cuestiones sociales de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional: Tsipras mantiene que caso de que la troika no modifique su postura negociadora inflexible, él y su Gobierno no podrían quebrar el mandato popular de millones de votos en la línea asumida desde las elecciones de romper con la austeridad seguida desde la crisis y las políticas neoliberales de recortes sociales sin previamente conocer qué opina el pueblo griego a través de un referéndum democrático. Intachable la postura del premier heleno. Por supuesto, también es una baza negociadora, pero eldiario.es debería haberse abstenido de calificarla de ningún modo. Tal vez un comentario de sus articulistas hubiera sido el medio adecuado para ello.
No sería tampoco descartable que rizando el rizo, el redactor se hubiera decantado por unir emocionalmente «amenazar» a referéndum desde la perspectiva de los representantes de la manida troika. Evidentemente, todo lo que huele a democracia y consulta popular genera resistencias en el poder establecido y en sus funcionarios de alto rango. No obstante, el titular no es de recibo porque traslada un mensaje negativo gratuito de las propuestas de Alexis Tsipras.
El tercer hito de desinformación lo encontramos en El País. Viene firmado por Ángeles Espinosa y es una pieza elegante, sutil, inteligente y comedida más digna de una diplomática que de una periodista libre e independiente que solo se debe a la «verdad objetiva» de los hechos conocidos, contrastados y posteriormente narrados en formato de noticia.
El País nos dice que el el rey saudí (el mismo que ha bombardeado sin declaración de guerra Yemén porque sí y por sus intereses particulares) «despeja el camino» hacia el trono para su hijo favorito. ¿Parece un titular neutro e infantil, verdad? Pues tiene más chicha y enjundia de lo que parece.
En el texto de la noticia se van deslizando datos y hechos de suma gravedad que por mor de la pericia profesional de la autora dan la sensación de ser banalidades y futilidades intrascendentes.
Se dice que el rey Salmán decreta, destituye, ordena, nombra y cambia a su antojo, capricho o discreción a funcionarios de alto rango solo atendiendo a su real voluntad. ¿No es eso lo que hace un dictador, sátrapa o caudillo? En ningún momento se tilda al rey con ninguno de los adjetivos mencionados. Chaves y Maduro sí son, por el contrario, dictadores de libro aunque su autoridad emane de millones de votos populares y democráticos renovados en las urnas varias veces.
El rey Salmán, que no se ha presentado a ningún comicio electoral, asimismo detiene a feministas por atreverse a conducir un automóvil. Aún están a la espera de juicio por tan nefando delito. ¿Cómo catalogaría usted a un país como Arabia Saudí que no celebra elecciones generales periódicas y que, además, tal y como se recoge en el cuerpo de la noticia, considera a las mujeres «ciudadanos de tercera clase» (sic)? La periodista, retorciendo el lenguaje hasta límites casi dolosos, lo tacha de «opaco sistema de decisión» (¿!) Una de dos, o la autora no tiene más remedio que hacer violencia de su coraje profesional para salvar como fuere su puesto de trabajo o está haciendo méritos para subir en el escalafón profesional del grupo Prisa. Todo ocurre en su conciencia. Ella sabrá.
Así pues, el camino despejado hacia el trono de Arabia Saudí para el cachorro niño de sus ojos del rey Salmán quiere decir que papá ha destituido, alejado o defenestrado a todos sus contrincantes familiares que le podrán hacer sombra en el futuro. Linda metáfora para que la figura de un dictador salga indemne de sus propias responsabilidades políticas.
Las noticias podrían haberse redactado de mil maneras diferentes sin caer en el tremendismo, la mentira o la tergiversación de los hechos relatados. Por ejemplo, de estas sencillas maneras.
«El Gobierno de Tsipras convocará un referéndum si la UE no acepta las peticiones griegas.»
«El dictador saudí nombra personalmente a su hijo favorito heredero al trono real.»
«Corea del Sur acusa sin pruebas al presidente norcoreano Kim Jung-un de ordenar la muerte de 15 miembros de su propio Gobierno por discrepancias políticas.»
No estamos hablando de La Razón ni de ABC. En ambas cabeceras ya sabemos lo que se cuece a diario: sus manipulaciones son gruesas, ramplonas y cutres. El verdadero peligro desinformativo reside en bajar la guardia ante medios «progresistas» o de un izquierdismo más o menos patente. Nadie está libre de que sus prejuicios ideológicos redacten sin querer los titulares y los textos más creativos y manipuladores.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.