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Algunas categorías y tácticas capitalistas en la «televisión socialista» venezolana

Fuentes: Rebelión

Deberíamos preocuparnos, a la hora de desarrollar un debate, de pisar tierra firme. Para avanzar al socialismo no se puede debatir a base de premisas y un marco teórico capitalista. A continuación, algunas categorías y tácticas del capitalismo que nos hemos tropezado en el debate o en la construcción directa en el caso de Catia […]

Deberíamos preocuparnos, a la hora de desarrollar un debate, de pisar tierra firme. Para avanzar al socialismo no se puede debatir a base de premisas y un marco teórico capitalista. A continuación, algunas categorías y tácticas del capitalismo que nos hemos tropezado en el debate o en la construcción directa en el caso de Catia TVe.

El rating es el primer valor, capitalista por supuesto, considerado en la mayoría de las opiniones que se publican en los foros donde se realiza la revisión a los medios del Estado y comunitarios. Nuestra evaluación de un medio sigue basada en el interés de la gente de quedarse pegada por horas al televisor. Es como si quisiéramos obligarla -como lo hacen los medios comerciales y golpistas- a ver nuestras propagandas «revolucionarias» que entrarán a su subconsciente mientras ven la retrasmisión del béisbol de las grandes ligas norteamericanas. Al intermedio de cada inning, insertar una propaganda de PDVSA, con una chica bonita -bonita según los parámetros occidentales y capitalistas- como medio de atracción, para que, sin que se de cuenta el opositor, semiopositor o indiferente, vaya asimilando los logros de la revolución poco a poco y así llegar a neutralizarlo o convencerlo. Con esta táctica obtendremos, si acaso, autómatas, pero nunca revolucionarios creativos.

Las mediciones deben cambiar junto con la transformación de esta categoría a la hora de establecer parámetros. El impacto o cambio económico, social, político o cultural producido por el proceso de comunicación, entendiendo cambio por superación de las relaciones de dominación, es mucho más importante que tener la televisora más vista del mundo sin llegar a cambiar nada o peor aún, reproduciendo la ideología dominante.

La opinión pública no existe, existe la opinión de clase, específicamente de la clase dominante. A través del manejo de los medios de comunicación masivos, los grupos económicos dominantes imponen valores, matrices de opinión, agendas de noticias, priorizan las noticias y la relevancia de cada tema, todo en función de sus intereses político-económicos.

Debemos tener cuidado, no nos podemos dejar llevar por la agenda de ellos ni por sus valores. Es necesario desmontar y combatir la mentira, pero también es necesario desarrollar y acumular nuestras fuerzas y eso debe priorizar nuestra agenda, la de los oprimidos. El cómo las clases dominantes imponen lo que llaman la opinión pública será información diaria necesaria para que la población asuma conscientemente su método de trabajo y rompamos con la dependencia de su agenda informativa.

La libertad de expresión de las empresas de comunicación es la que defiende la Sociedad Interamericana de Prensa como parte de su concepción liberal-burguesa, Así se defienden de cualquier acción del Estado contra la empresa privada y su negocio, disfrazando su defensa de la propiedad privada como la defensa de la libertad de expresión de todos.

Este concepto también ha sido transferido al de la «libertad de expresión» de los periodistas. Ya enmarcado en la concepción liberal pequeño-burguesa que plantea que el periodista tiene cierta independencia del medio privado o del Estado (la dependencia económica no se resuelve)

Este derecho a la libertad de expresión pequeño-burguesa se demostró en las últimas manifestaciones en defensa de algunos programas sacados del aire en los canales del Estado. Si embargo, no se les exigió a los moderadores que cedieran su espacio a las comunidades, que dejaran de seguir siendo los intermediarios en la comunicación para que se ejerciera la libertad de expresión directa desde el pueblo.

Pero no podemos caer, por supuesto, en la creencia en la espontaneidad de las masas. El ejercicio revolucionario de la libertad de expresión es y será de clase, es decir, teniendo en cuenta que todos los trabajadores somos una clase de oprimidos (económica y políticamente) que nos planteamos derrocar a toda la clase burguesa y al poder político que detenta (actualmente el viejo Estado junto a la burocracia corrupta).

El trabajo distribuido y desconcentrado de la comunicación no es problema sino virtud, sin embargo, debe estar cohesionado por la búsqueda de la revolución como hecho vinculado al poder. La lucha reivindicativa será parte de la lucha política en la medida de que sea un paso para avanzar en la formación de las comunidades y trabajadores hasta que vean resueltas sus reivindicaciones de manera definitiva en el socialismo.

Para que un canal tenga programación 24 horas sin repetición tendría que ser el único canal visto por los venezolanos o nosotros tendríamos planteado que lo televidentes estarían pegados al televisor todo el día y todos los días. Algunos programas no pueden ser visto por cierto sector de la población a ciertas horas pero si a otras y viceversa, esto requiere repeticiones planificadas y bien pensadas.

Recordemos que nuestro objetivo no es que la gente se quede pegada al televisor, sino que se informe y actúe en la transformación de la sociedad. Contamos ya con tres canales nacionales canales nacionales públicos de televisión con distintos perfiles más los canales comunitarios. Debemos tomar en cuenta la libertad de la gente de escoger y ver lo necesario cuando ella pueda, para lo cual los programas inteligentemente de manera de asegurar que el mensaje llegue a todos sin tener que atormentar y enfermar más a los venezolanos con la televisión.

La inmediatez de la noticia debe cambiar por la respuesta rápida de agitación y/o la contextualización profunda según sea el caso. Una noticia será vieja cuando la realidad que la produjo deje de estar presente. La respuesta rápida funciona a la hora de desmontar una mentira lanzada por los medios de la oligarquía o para convocar al pueblo a acciones urgentes en defensa y profundización de la revolución.

Asegurar inmediatez en una noticia para que el pueblo la vea sentado en su casa y no tener ningún saldo en la conciencia u organizativo no tiene mucho sentido aunque sí costos elevados. Lo mismo la reproducción cotidiana de la creencia de que si la información no es en vivo, no es creíble. El documental «La revolución no será transmitida» fue estrenado un año después del golpe de Estado en Venezuela, sin embargo, movió los corazones y la conciencia de los Venezolanos e incluso a los habitantes de más allá de las fronteras. Es más fructífero profundizar en las causas, el contexto y las repercusiones de lo que pasó o puede pasar, que sólo transmitir lo que está pasando sin tener contexto alguno.

Los expertos o expertas son muy buenos para demostrar algo sin tener que buscar las pruebas o lugares de donde se produce el conocimiento. Es muy costoso realizar videos o trabajos que vayan directamente a la fuente del conocimiento, por eso se consulta a un experto o experta. En una transmisión en vivo, se publica una noticia que requiere de una aclaratoria con respecto al contexto y se requiere de cierto conocimiento, es por eso que tenemos al experto o experta en la silla de los expertos, entrevistado por el moderador o moderadora.

Lógico que a la hora de la lucha inmediata se hace necesario tener a una persona que conozca el caso y que sea capaz de explicar al público sobre cierto tema. Sin embargo, la mayoría de las acciones no son de urgencia y se pueden contextualizar yendo directamente a la fuente del conocimiento, es decir, enseñar el mismo proceso de demostración del conocimiento. Esto genera mayor aprehensión por lo que se está planteando y tumba el mito del experto como creador y sabelotodo. En cambio, un organizador de la investigación puede ser cualquiera de nosotros.

Entretener
no debe ser nuestra única meta, está también la de formar e informar para generar conciencia y acción transformadora. El nuevo medio de comunicación del socialismo del siglo XXI debe generar un proceso de reflexión-acción en quienes participan de él. Entretener, por sí solo, implica sacar de la realidad y aislar. Comunicar es necesario para generar acción organizada y transformadora.

La catarsis es el efecto, según Aristóteles, que produce la identificación del espectador con el sufrimiento del protagonista en la obra. Las estructuras dramáticas del teatro, el cine y la televisión han llegado a plantearse la necesidad de crear el ambiente, la sensación y las condiciones necesarias para que cuando el protagonista llore el espectador también lo haga, «purificándose» a través de la tragedia.

La estructura aristotélica de la dramaturgia, método para atraer al espectador y evitar que se distraiga, produce una descarga en el espectador, quien ya liberó sus culpas o sintió en carne propia el sufrimiento del protagonista. Ya luego de ver la novela, los espectadores ya sufrieron y no se produce ningún efecto en la realidad, salvo la descarga de emociones que realizan los espectadores al momento de ver la novela y que no son utilizadas para reflexionar y entender su entorno y su realidad y la necesidad de incidir en ella y transformarla.

Es necesario romper la identificación, el material realizado debe ser capaz de hacer que el espectador se separe de la pantalla, observe de manera crítica la novela, la comedia e incluso los documentales. A esto Brecht le llamó distanciamiento, el espectador asume concientemente la acción luego de ver el material. Por supuesto que corremos el riesgo de que la gente deje de ver nuestro programa, se trata entonces de profundizar en el estudio para evitar que esto suceda. Cuando el protagonista llore, el espectador de ser capaz de ver mucho más allá y hasta reírse del personaje.

Otra herramienta útil para el distanciamiento es la formación en la producción audiovisual y sus técnicas. Todo aquel que desarrolle el sentido del análisis cinematográfico no puede volver al cine y sumergirse sin pensar en la intención del autor y de la planificación del rodaje, por esto toma distancia. Sumarse a hacer televisión y dejar de verla. Es la invitación que seguimos haciendo desde Catia TVe, Televisora Comunitaria del Oeste de Caracas.

Gabriel Gil es Presidente de Catia TVe