Recomiendo:
0

La noticia falsa de la independencia de Flandes, transmitida por la televisión, desata el pánico y reabre el debate

Bélgica deja de existir durante media hora

Fuentes: El Mundo

«Flandes ha proclamado unilateralmente su independencia. El Rey ha abandonado el país. Bélgica, como tal, deja de existir». Con gesto grave, el periodista estrella de la televisión pública belga, François De Brigode, pidió disculpas a la audiencia por la interrupción de la programación, y anunciaba la noticia que merecía una «emisión especial». Durante más de […]

«Flandes ha proclamado unilateralmente su independencia. El Rey ha abandonado el país. Bélgica, como tal, deja de existir». Con gesto grave, el periodista estrella de la televisión pública belga, François De Brigode, pidió disculpas a la audiencia por la interrupción de la programación, y anunciaba la noticia que merecía una «emisión especial». Durante más de 35 minutos no se advirtió de que se trataba de una ficción, y los belgas creyeron que era el fin de su país. El polémico programa ha reabierto al menos dos debates: la situación política en Bélgica y el papel de los medios de comunicación. Muchos piden ya la cabeza de los responsables.

Dos años llevaba la Televisión Pública de Valonia, RTBF, preparando esta edición de La guerra de los mundos. Como en 1938 hiciera Orson Wells, con un programa de radio en el que se narraba cómo los extraterrestres estaban aterrizando en Estados Unidos, los belgas se sorprendieron la noche del miércoles con una noticia falsa pero lo suficientemente probable como para despertar el pánico ante una futura escisión del país en dos mitades. A las 20.21 horas se interrumpía abruptamente la emisión de Noticias a la una, un programa de reportajes que justamente iba a tratar sobre las dificultades lingüísticas entre francófonos y neerlandófonos en un país donde sus ciudadanos, condenados a entenderse, utilizan cada vez más el inglés como lengua para comunicarse con la otra parte.

El delicado equilibrio que mantiene el Estado federal se tambalea con el telón de fondo de la separación de las dos comunidades -Flandes y Valonia- que conforman este pequeño país centroeuropeo. El norte flamenco, rico, moderno, emprendedor, con el resentimiento de haber sido aplastado culturalmente durante décadas y cada vez más racista, se opone a la Valonia venida a menos, francófona, convaleciente de su declive industrial y demasiado orgullosa para hacer concesiones y esfuerzos para aprender neerlandés. Bélgica está dividida en dos mitades prácticamente iguales que viven de espaldas, unidas por un débil estado federal.

Según el responsable de la realización, Philippe Dutilleul, «no se trata de un bulo, sino docuficción que tiene como objetivo suscitar el debate». También defendía la emisión Jean Paul Philippot, director de RTBF: «Nuestro trabajo es descodificar, mostrar y dar las claves para que cada uno se haga su propia opinión». Pero la opinión quedaba perfectamente reflejada en los reportajes. La moraleja de todos ellos es que la independencia de Flandes sólo puede traer consigo el caos, y las cuestiones que se plantearon durante el debate que siguió eran tendenciosas: ¿Seguiría usted yendo a la costa flamenca si Flandes se independizara? El 82% contestó que no. El tufo de la manipulación ha levantado la indignación de flamencos y valones, que esta vez están de acuerdo al reconocer que el programa estaba bien hecho, pero es «irresponsable» e «impropio» de una televisión pública.

Tras anunciar que Bélgica como país había dejado de existir, el periodista contactó en directo con un reportero enfrente del Palacio Real. Visiblemente nervioso, éste confirma que el Rey Alberto II ha anunciado que abandona el país, en dirección a Kinshasa, capital de Congo, antigua colonia belga. Durante más de hora y media, hasta las 22 horas, las conexiones en directo, en diferentes puntos de relevancia, como el Parlamento flamenco o la sede de la Eurocámara, se alternaron con reportajes sobre las consecuencias caóticas de la independencia flamenca y con declaraciones de políticos relevantes de la escena belga.

Caos en los aeropuertos y autopistas, miles de vehículos retenidos ante una supuesta frontera, imágenes del nuevo pasaporte flamenco o vídeos explicando que a partir del día siguiente llamar a la otra comunidad va a tener un coste cuatro veces mayor. El despliegue de medios se correspondió, sin duda, con la gravedad de la situación: comité de crisis en la OTAN para preparar potenciales revueltas, y por qué no, una guerra civil, o manifestaciones fingidas a favor y en contra de los flamencos. Desde que empezó la emisión, varias decenas de personas se sumaron al reportero en el Palacio Real para cantar la Brabançonne, el himno belga, y algunos extremistas se unieron a los figurantes que con banderas flamencas jaleaban la valentía de Flandes. Incluso en un momento se conectó en directo con Kinshasa, donde la población se dirigía hacia el aeropuerto para recibir al caído rey de los belgas.

No fue hasta más de media hora después que apareció y se quedó ya en las pantallas el letrero que advertía que todo era pura ficción. Y no son pocos los que afirman que el letrero se añadió tras una llamada fulminante de Palacio.

Los belgas realizaron más de 4.000 llamadas y enviaron 22.000 mensajes pidiendo información, y algunas personas, sobre todo las de más edad, sintieron el pánico ante la incertidumbre que provocaba la situación. Lo positivo es que, al menos, no se registraron incidentes violentos.

Aunque el letrero específico apareció tarde, durante toda la emisión se dada un número de teléfono que cuando no estaba bloqueado respondía así: «Esto que está usted viendo usted no es la realidad. Flandes no ha declarado su secesión. Se trata de una ficción. Si quiere participar en el debate puede dejar un mensaje o enviar un sms…». El colmo de la frivolidad en un país donde la fractura en dos mitades es algo más que posible. ¿Se imaginan que pasaría en España si la TVE anunciase la independencia de Euskadi o de Cataluña? Por cierto: el eurodiputado catalán de Esquerra Republicana, Bernat Joan, que también participó en la emisión, celebró en catalán la independencia flamenca como un precedente para Cataluña.

UN PAIS, DOS COMUNIDADES

FLAMENCOS: Hablan neerlandés y viven en la parte norte. Su economía es más rica, aunque ellos sienten que han sido aplastados culturalmente.

VALONES: Francófonos. Viven en un declive industrial, en el sur. Son considerados los vagos del país y priman los funcionarios.