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Betar: el grupo de odio de extrema derecha que ayuda a Trump a deportar a quien critica a Israel

Fuentes: Mind Press News. [Foto: Collage by 70 Faces Media]

Traducido del inglés por Marwan Pérez para Rebelión

Betar US, un grupo de extrema derecha pro-Israel con un historial de terrorismo e incitación, está presionando para deportar a los críticos de Israel. Trabaja en estrecha colaboración con la administración Trump, y señala a activistas como Mahmoud Khalil de la Universidad de Columbia. Alan Macleod investiga.

Un grupo de extrema derecha pro-israelí, con un historial de apoyo al terrorismo y el genocidio, trabaja en estrecha colaboración con la administración Trump, preparando expedientes sobre miles de figuras pro-palestinas que quieren deportar de Estados Unidos. Se sabe que Betar U.S. ha tenido varias reuniones con altos funcionarios del gobierno y se ha atribuido el arresto y detención de Mahmoud Khalil, un líder de las manifestaciones estudiantiles contra el genocidio en todo el país que comenzaron en la Universidad de Columbia el año pasado.

Ross Glick, director ejecutivo del grupo hasta el mes pasado, señaló que se reunió con varios legisladores influyentes, incluido el senador demócrata John Fetterman y los asesores de los senadores republicanos Ted Cruz y James Lankford, y que todos apoyaron la campaña de Betar U.S. para sacar del país a miles de «partidarios del terrorismo».

Poco después del viaje de Glick a Washington, D.C., Trump firmó una orden ejecutiva titulada «Medidas adicionales para combatir el antisemitismo» que promete «la expulsión de los extranjeros residentes que violen nuestras leyes», «oprimir e intimidar manifestaciones pro-Hamas “ e “investigar y castigar el racismo antijudío en los colegios y universidades izquierdistas y antiestadounidenses».

El propio Trump anunció que el arresto de Khalil, que llegó a los titulares de todo el mundo, era «el primero de muchos por venir». «Sabemos que hay más estudiantes en Columbia y otras universidades de todo el país que se han involucrado en actividades proterroristas, antisemitas y antiestadounidenses, y la administración Trump no lo tolerará», escribió en Truth Social. El 45º y 47º presidente de EEUU también ha declarado que planea deportar a los «comunistas» y «marxistas» de los Estados Unidos, incluso a aquellos que tienen la ciudadanía. Esto marca una escalada en la represión de la disidencia respaldada por el gobierno que no se había visto desde la era macartista de las décadas de 1940 y 1950.

Llevar a cabo el terror, apoyar el genocidio

Betar U.S. se describe como un movimiento sionista «ruidoso, orgulloso, agresivo y sin complejos» «dedicado a defender la legitimidad de Israel y fortalecer la conexión entre judaísmo y la tierra de Israel». Esto incluye «actuar donde otros no hacen nada», una frase bastante siniestra, considerando que ridiculiza como «pasivas» y débiles las actividades agresivas de las organizaciones judías.

La semana pasada, el grupo pareció organizar abiertamente un intento de asesinato contra Francesca Albanese, la relatora especial de las Naciones Unidas sobre los Territorios Palestinos Ocupados. «Únase a nosotros para darle a Francesca un [icono de un localizador] en Londres el martes», publicó la organización, en una aparente referencia al ataque de septiembre en el Líbano -cuando explotaron miles de localizadores- llevado a cabo por Israel. El incidente mató a decenas de personas e hirió a miles de civiles más, y fue ampliamente condenado –incluso por el ex director de la CIA Leon Panetta– como un acto de terrorismo internacional.

El mes pasado, Betar U.S. amenazó de manera similar al escritor judío-estadounidense Peter Beinart, por publicar en The New York Times un artículo crítico con el Estado de Israel; Betar emitió una declaración que decía: «Instamos a todos los judíos del Upper West Side a darle a Peter Beinart un [icono de tres localizadores]. Es un traidor, un kapo, y debemos oponernos a él«. Betar no solo lo difamó como un colaborador nazi (Kapo) y pidió su asesinato, sino que también reveló la ubicación de la casa de Beinart.

Un incidente similar le ocurrió al politólogo Norman Finkelstein. En un esfuerzo por intimidarlo para que guardara silencio, un miembro de Betar deslizó un localizador en el bolsillo de su abrigo y filmó el incidente. Cómo Finkelstein se negó a dejar de hablar en contra de la injusticia en el Medio Oriente, el fin de semana pasado, el grupo intentó interrumpir su evento público en Washington, D.C.

Quizás lo más escandaloso es que Betar también ha publicado una búsqueda con recompensa por la cabeza de la activista palestino-estadounidense Nerdeen Kiswani, diciéndole: «Odias a Estados Unidos, odias a los judíos, y estamos aquí y no nos quedaremos callados. 1.800 dólares a cualquiera que le entregue un localizador a ese yihadista», y luego repitió la oferta. Tras el rechazo mundial, la organización ha eliminado sus publicaciones en las que pedía asesinatos políticos de funcionarios internacionales y ciudadanos estadounidenses.

Además, Betar ha intentado regularmente intimidar o reprimir movimientos o reuniones de protesta contra los crímenes israelíes. En un evento estudiantil en la UCLA, Betar declaró públicamente: «Exigimos que la policía retire a estos matones y si no, nos veremos obligados a organizar grupos de judíos para que lo hagan«.

En enero, trató de disolver una vigilia por Hind Rajab, una niña palestina de cinco años brutalmente asesinada por las fuerzas israelíes, en la ciudad de Nueva York. Los miembros de Betar filmaron el evento, diciéndoles a los asistentes que estaban con el Servicio de Inmigración, y que estaban usando tecnología de reconocimiento facial para obtener sus identidades, que posteriormente se usarían para deportarlos.

En las últimas semanas, los miembros de Betar también han coreado discursos de odio frente a una mezquita bangladesí en la ciudad de Nueva York y han atacado a personas que protestaban por la venta ilegal de tierras ocupadas de Cisjordania en una subasta en Brooklyn.

Que Betar es un grupo de odio está claro. Incluso grupos notoriamente pro-israelíes, como la Liga Antidifamación (una organización que el FBI señaló una vez que casi con certeza estaba siendo financiada por el gobierno israelí) lo han incluido en su lista de organizaciones extremistas de odio. La ADL señala que Betar utiliza el eslogan fascista kahanista, «Por cada judío, un .22» (lo que significa que los judíos deben estar armados con rifles .22) y ha indicado que desea trabajar con los Proud Boys, una pandilla estadounidense de extrema derecha.

Betar se regodea con frecuencia de la violencia contra la población civil y llama al genocidio contra los palestinos. «¡¡A la mierda su alto el fuego!!  ¡Conviertan Gaza en escombros!», anunciaron  el mes pasado. «Betar apoya firmemente el plan para expulsar a los palestinos de Gaza», añadieron. En respuesta a una publicación que detallaba el gran número de bebés palestinos asesinados desde el 7 de octubre de 2023, respondió: «No es suficiente. ¡Exigimos sangre en Gaza!».

Un grupo paramilitar fascista y judío

Los orígenes de Betar se remontan a hace más de 100 años. El grupo fue fundado por el líder sionista Ze’ev Jabotinsky como una fuerza paramilitar de extrema derecha, que se oponía explícitamente a los grupos judíos de izquierda, dominantes durante un tiempo, cuando «judío» y «socialista» eran vistos como prácticamente sinónimos. Jabotinsky creía que el establecimiento de un estado en Palestina requeriría la creación de lo que él llamaba un «nuevo judío», uno que estaría dispuesto a luchar y morir por el sionismo. Con este fin, Betar se estableció como una organización de lucha y recibió una generosa financiación de benefactores conservadores.

Jabotinsky instruyó a los miembros a hacer un juramento por el Israel aún no nacido: «Dedico mi vida al renacimiento del Estado judío, con una mayoría judía, a ambos lados del Jordán». La creación de tal estado, por lo tanto, requeriría el exterminio masivo o la expulsión de los habitantes nativos de la región.

El nombre formal de Betar era Brit Yosef Trumpeldor, en honor a un colono judío que murió en 1920 en un tiroteo con palestinos por tierras en disputa. Eran precisamente hombres como Trumpeldor los que Jabotinsky creía necesarios para ganar, en contraste con la mayoría de los judíos europeos, a los que veía como pasivos y débiles.

La Europa de la década de 1920 fue una época de creciente antisemitismo y, a pesar de su naturaleza antijudía inherente, muchos judíos conservadores admiraban la disciplina y la organización de los paramilitares fascistas, como los camisas pardas de Hitler. Betar se inspiró en estos grupos, y Jabotinsky creía que el éxito del proyecto sionista dependía del establecimiento de tales organizaciones.

Debido a su perspectiva anticomunista y antiobrera, el dinero conservador inundó Betar, convirtiéndola en una de las organizaciones judías más grandes e influyentes en la década de 1930, con más de 70.000 miembros. Los líderes de Betar se convertirían en figuras claves en la política israelí. Entre ellos se encontraban los primeros ministros, Menajem Beguin e Itzjak Shamir, así como Benzion Netanyahu, el padre del actual primer ministro Benjamín Netanyahu.

Si bien esta descripción de Betar como un grupo terrorista fascista puede sonar tendenciosa o unilateral, gran parte de esta información proviene directamente de la propia organización.

En la sección «Nuestra Historia» de su sitio web oficial, Betar escribe (énfasis añadido):

Betar se convirtió así en una incubadora para el desarrollo de las ideas sionistas de derecha, y a sus partidarios a veces se les llamaba «fascistas judíos». «En Palestina, los miembros de Betar facilitaron la inmigración judía ilegal y fueron instigadores activos de disturbios y violencia, bombardeando con frecuencia áreas civiles árabes y librando una guerra de guerrillas contra los británicos».

Por lo tanto, la organización no rehúye la etiqueta de fascismo, y señala con orgullo que «frecuentemente» llevó a cabo operaciones terroristas contra civiles árabes en Palestina (en algún momento de la semana pasada, y una vez que comenzaron a ser más vigilados por sus conexiones con la administración Trump, Betar ha eliminado tanto el apodo de «fascista» como el alarde de bombardear a los árabes, pero la página original aún se puede ver a través de la Archivo de Internet).

Desde el 7 de octubre de 2023, Betar ha aumentado considerablemente su presencia en Estados Unidos, gracias al empresario israelí-estadounidense de extrema derecha Ronn Torossian y a su director ejecutivo Ross Glick. En julio de 2024, solicitó con éxito el estatus de organización sin fines de lucro exenta de impuestos, lo que significa que está clasificada por el gobierno como una organización benéfica. «Desde nuestro resurgimiento en 2024, Betar ha tenido un poderoso impacto en los EE.UU. y recién está comenzando. Estamos reclutando, desarrollando y empoderando a los judíos para que se conviertan en líderes sionistas sin remordimientos, defendiendo a Israel en los campus, en las comunidades y en todas las plataformas«, escribe Betar. Sin embargo, una investigación de The Electronic Intifada sugiere que Betar podría haber estado recaudando fondos ilegalmente.

El mismo informe señala que Ross Glick se ha enfrentado a graves acusaciones de delitos sexuales. En 2019, su exnovia encontró imágenes de ella desnuda publicadas en las páginas oficiales de Instagram, Facebook y Twitter de su empresa. Glick fue arrestado y acusado de usar ilegalmente un ordenador, para publicar imágenes lascivas. Se declaró culpable de acoso en segundo grado y de violación, por ello pagó una multa.

Los comentaristas de todo el espectro político están de acuerdo en que la administración Trump está empujando a Estados Unidos a  la derechización, pisoteando las protecciones y garantías constitucionales, y en este proceso han encontrado aliados en muchos grupos controvertidos. El hecho de que un movimiento tan pequeño y nuevo como Betar U.S. tenga tanta influencia dentro de la Casa Blanca ya ha levantado sospechas. Y dada la determinación de Israel de continuar con sus campañas genocidas contra sus vecinos -y el apoyo ilimitado de Trump a su aliado-, parece probable que se espere que el poder de Betar crezca bajo la actual administración.

Si este es el caso, es una mala noticia para quienes valoran el derecho a la libertad de expresión y a la protesta. Es crucial entender bien la naturaleza de este grupo y que sea inspeccionado, en lugar de permitirle operar en la sombra y a puerta cerrada.

Fuente: https://www.mintpressnews.com/betar-the-far-right-hate-group-helping-trump-deport-israels-critics/289301/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.